Else Lasker-Sch¨¹ler, del clamor al bisbiseo
La escritora, precursora de las vanguardias y figura central de la vida art¨ªstica berlinesa, revive ahora con la traducci¨®n al castellano de su primer libro, publicado en 1901, que resucita su tierna y exuberante poes¨ªa
Bisnieta de un rabino, hija de una familia acomodada y culta, se cas¨® a los 25 a?os con el doctor Lasker: su papel de buena burguesa y esposa de m¨¦dico dur¨® cinco a?os. En 1899, ya instalada en Berl¨ªn (hab¨ªa nacido en Wuppertal, en la actual Renania del Norte-Westfalia), abandon¨® a su marido y se entreg¨® de lleno a la bohemia. Durante las dos primeras d¨¦cadas del siglo XX, Else Lasker-Sch¨¹ler fue una figura central de la vida art¨ªstica berlinesa, con sede en el Caf¨¦ des Westens, en la Kurf¨¹rstendamm, y ¨®rgano oficioso en la revista Der Sturm, dirigida por el segundo marido de la poeta, Georg Lewin (a quien ella renombr¨® Herwarth Walden, en homenaje a Thoreau).
Alfred D?blin y Oskar Kokoschka formaban parte de ese c¨ªrculo, que hoy conocemos como expresionismo y que fue el primer puente entre simbolismo y vanguardia. O, para decirlo en t¨¦rminos de Lasker-Sch¨¹ler, la primera Estigia que, una vez cruzada, no ten¨ªa vuelta atr¨¢s. Ella fue pionera en ese movimiento: en la b¨²squeda de una dicci¨®n m¨¢s vivaz, capaz de abarcar los registros que van del clamor al bisbiseo. Y en la interrelaci¨®n profunda entre poes¨ªa y artes visuales, que en Par¨ªs se iba a explorar 10 o 15 a?os m¨¢s tarde de este primer libro suyo, que ahora se publica en castellano.
Se vest¨ªa con largas t¨²nicas, multitud de collares y pulseras; en una de sus fotos m¨¢s conocidas se la ve tocando la flauta y ataviada al estilo oriental: Pr¨ªncipe Tino de Bagdad fue uno de los pseud¨®nimos que us¨®. Otro fue Jussuf de Tebas; en sus poemas los nombres b¨ªblicos se mezclan con la mitolog¨ªa griega y sajona. En 1937, los nazis la despojaron de la nacionalidad alemana, despu¨¦s de quemar sus libros. Lasker-Sch¨¹ler viv¨ªa en Z¨²rich desde 1933; tras varias idas y vueltas, se instal¨® en Jerusal¨¦n, donde muri¨® en 1945. Adem¨¢s de poeta y dramaturga, dej¨® una obra gr¨¢fica que solo en los a?os recientes ha sido objeto de varias exposiciones y cat¨¢logos.
Desde sus primeras publicaciones fue reconocida como la poeta m¨¢s importante de la lengua alemana: as¨ª lo juzg¨® Gottfried Benn, que fue su disc¨ªpulo y amante. Despu¨¦s reneg¨® de ella por condescendencia con los nazis y finalmente, en 1952, la enalteci¨®: ¡°Sus temas eran quiz¨¢s jud¨ªos; su fantas¨ªa, oriental; pero su lengua era el alem¨¢n, un alem¨¢n exuberante, fastuoso, tierno; un lenguaje moderno y dulce, brotado en cada giro desde su n¨²cleo creador. Siempre ella misma, enemiga de lo satisfecho¡¡±. Karl Krauss la admir¨® siempre: la primera vez que la public¨® en Die Fackel la present¨® como ¡°la m¨¢s poderosa personalidad l¨ªrica de la moderna Alemania.¡± Con Georg Trakl se dedicaron poemas mutuamente, y ¨¦l la consider¨® como la voz m¨¢s af¨ªn a la suya propia. Kaf?ka, en cambio, detest¨® su ¡°ostentaci¨®n verbal¡±. Friedrich D¨¹rrenmatt la defini¨® como la ¡°salvadora de la lengua alemana en tiempos b¨¢rbaros¡± y la compar¨® con Rilke. ¡°Pero ella es de naturaleza volc¨¢nica, con picos m¨¢s elevados y abismos m¨¢s abruptos¡±, sentenci¨®.
Estigia fue su primer libro, publicado en 1901: es el r¨ªo que divide el reino de los vivos y los muertos. Como se?ala Cecilia Dreym¨¹ller en el prefacio de esta edici¨®n biling¨¹e, ese t¨ªtulo se?ala su voluntad de estar ya, desde el principio, en otra parte, al otro lado. En esa ribera no est¨¢n solo los que ya se han ido, como su adorada madre, a quien dedica una p¨¢gina muy bella (¡°Sobre el techo la mano de las nubes, / La h¨²meda y errabunda mano de las sombras, / Busca a mi madre¡±). Est¨¢, sobre todo, el reino de la pasi¨®n, del arte sin academias, del erotismo sin represi¨®n.
Como los colores estridentes de los cuadros de Franz Marc o de Georg Grosz, sus grandes amigos y colaboradores, o de Ernst Ludwig Kirchner, sus poemas arden en cuanto se abre el libro: ¡°Desde mis insomnes ojos flamea / Una chillona luz inquieta¡±; ¡°Mi gozo gime como el clamor de un m¨¢rtir / Y se desata y se libra de sus ataduras¡±; ¡°Mi risa se solt¨® de m¨ª, / Mi risa con ojos de ni?a, / Mi joven, saltarina risa¡ / Mi loca, temeraria risa de primavera / Sue?a con la muerte¡±. ¡°Mis brazos lo rodearon como llamas / ¡ Y todos los soles cantaban c¨¢nticos de fuego¡±. ¡°Mi deseo burbujea en la a?oranza de mi sangre / Como vino silvestre ardiendo en hojas de fuego¡±, y eso dentro de ¡°?Un canto caliente de amor de los mundos!¡±. Blut (sangre) es una de las palabras m¨¢s frecuentes. La serie de aliteraciones que forma con bl¨¹ht (florecer) y blau (azul) atravesar¨¢ su poes¨ªa hasta el blaues Klavier de su ¨²ltimo libro: Mi piano azul.
En castellano circul¨® sobre todo ese libro, Mi piano azul y otros poemas, traducido por Sonia Almau (Igitur), que inclu¨ªa una breve antolog¨ªa del resto de su obra. Podr¨ªa haberse pensado, a priori, en la pertinencia de una nueva antolog¨ªa, m¨¢s amplia. Pero despu¨¦s de leer Estigia es dif¨ªcil negar el acierto en la decisi¨®n de publicar este libro completo: los ¡°62 soldados l¨ªricos¡± que lo componen, como los defini¨® su autora, adem¨¢s de formar un batall¨®n nada casual, cantan y braman en castellano con una fuerza reciente, como si la traducci¨®n renovara la novedad que supusieron en su primera formaci¨®n. Aunque parezca una paradoja, esa frescura se debe a la minuciosa labor de Carlos D. Capella, que dedic¨® a?os a traducir este libro y a pulir sus matices. Lasker-Sch¨¹ler es una precursora que vuelve y que sigue exigiendo que le prestemos ojos y o¨ªdos bien abiertos.
Estigia
Else Lasker-Sch¨¹ler
Edici¨®n biling¨¹e
Traducci¨®n de Carlos D. Capella
Pr¨®logo de Cecilia Dreym¨¹ller
Tres Molins, 2020. 163 p¨¢ginas. 17 euros
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