El san Francisco oculto y otros secretos de ¡®La Virgen de la leche¡¯ de Murillo
El hallazgo, cuatro siglos despu¨¦s, de otra composici¨®n debajo del cuadro del pintor sevillano a?ade m¨¢s misterio a uno de sus trabajos m¨¢s enigm¨¢ticos
Un cuadro puede ser un enigma infinito. Cuatro siglos despu¨¦s, se ha descubierto que La Virgen de la leche o Virgen gitana que Bartolom¨¦ Esteban Murillo pint¨® hacia 1675 esconde detr¨¢s otra composici¨®n muy avanzada de un san Francisco, totalmente ignorada hasta ahora y que el propio autor tap¨® por razones a¨²n desconocidas. Gracias a los rayos X, los estudiosos han aprovechado una restauraci¨®n ordinaria para sumergirse en la memoria del lienzo y han conseguido que el cuadro desvele parte de sus secr...
Un cuadro puede ser un enigma infinito. Cuatro siglos despu¨¦s, se ha descubierto que La Virgen de la leche o Virgen gitana que Bartolom¨¦ Esteban Murillo pint¨® hacia 1675 esconde detr¨¢s otra composici¨®n muy avanzada de un san Francisco, totalmente ignorada hasta ahora y que el propio autor tap¨® por razones a¨²n desconocidas. Gracias a los rayos X, los estudiosos han aprovechado una restauraci¨®n ordinaria para sumergirse en la memoria del lienzo y han conseguido que el cuadro desvele parte de sus secretos. ¡°A¨²n se guarda para s¨ª otros muchos¡±, advierte Alessandro Cosma, comisario de la Galer¨ªa Nacional de Arte Antiguo de Roma. Ha sido ¡°una sorpresa extraordinaria¡±, del todo inesperada, ha a?adido.
Los investigadores, que publicar¨¢n en abril los resultados de las pesquisas que contribuir¨¢n a completar la historia de esta obra, han podido escudri?ar con mayor precisi¨®n el rastro de las pinceladas y correcciones que hizo el genio sevillano hasta ajustar la composici¨®n final. Con las nuevas t¨¦cnicas han descubierto en una capa inferior del lienzo un san Francisco arrodillado, con las manos extendidas y un libro en una de ellas. Es muy habitual que los pintores reutilizaran las telas sobre las que pintaban, pero este es un caso excepcional, porque es muy raro que se creara una nueva obra sobre una composici¨®n previa tan avanzada y tan diferente.
La particularidad de este caso radica en que lo que hay debajo no es un mero esbozo. La composici¨®n oculta est¨¢ tan desarrollada que, ahora que se conoce la existencia del cuadro debajo del cuadro, de cerca pueden percibirse perfectamente los trazos antiguos entre las figuras actuales. Como el viejo ¨¢rbol del fondo, cubierto despu¨¦s por un escenario pedregoso; o las manos del santo y las p¨¢ginas del libro junto al ni?o. En cambio, el rostro del san Francisco que est¨¢ debajo, justo entre las cabezas de la Virgen y el ni?o, est¨¢ bien oculto entre capas de pintura, y es casi imposible entrever trazos antiguos, ya que se trata de la parte central de la composici¨®n actual y por lo tanto est¨¢ m¨¢s trabajada. Aunque hay una pista. ¡°?Por qu¨¦ ah¨ª las pinceladas para delinear el cielo son onduladas y no horizontales como en la otra parte?¡±, se pregunt¨® Chiara Merucci, responsable del laboratorio de restauraci¨®n de la Galer¨ªa Nacional de Arte Antiguo. La respuesta lleg¨® con el estudio radiogr¨¢fico de la obra.
Regalos y grandes preguntas
¡°Murillo reutiliza parte de la pintura antigua para componer la figura de la Virgen, aprovech¨® incluso los pliegues del h¨¢bito del santo para hacer el plisado del manto y las piernas de Mar¨ªa. Esto ya es una gran novedad¡±, apunta Cosma, mientras se?ala en el lienzo los puntos clave. ¡°Este descubrimiento desvela por un lado que Murillo reinvirti¨® un lienzo que ten¨ªa ya en su taller y por otro nos descubre que la obra que hay debajo debi¨® de ser un encargo particular, por sus grandes dimensiones [el cuadro mide 164 x 108 cm], y que no se culmin¨® por motivos que actualmente desconocemos¡±, agrega el historiador del arte, bajo la atenta mirada de la Virgen y el ni?o.
Es un caso excepcional, porque es muy raro que se creara una nueva obra sobre una composici¨®n previa tan avanzada y tan diferente
Ahora tratan de dilucidar si entre una pintura y otra, el maestro barroco prepar¨® el lienzo de alg¨²n modo, como cubri¨¦ndolo de alg¨²n color, por ejemplo. Y si hay constancia de alg¨²n pedido que recibiera Murillo para pintar un san Francisco que nunca lleg¨® a acabar. Barajan todo tipo de hip¨®tesis, como que la tela original fuera m¨¢s grande y estuviera destinada a figurar, por ejemplo ¡°en alg¨²n importante altar¡±, ya que el pintor sevillano trabaj¨® profusamente para los Franciscanos y los Capuchinos.
Adem¨¢s, con la radiograf¨ªa tambi¨¦n se han descubierto otras rectificaciones que hizo en esta obra el pintor que fij¨® en el imaginario colectivo la imagen de la Inmaculada. Es el caso de algunos ligeros cambios, como los ojos de la Virgen o uno de los pies del ni?o que en una versi¨®n anterior estaban en otra posici¨®n. O el seno de Mar¨ªa, que en un principio aparec¨ªa velado y que el autor finalmente descubri¨®. ¡°Es como si hubiera decidido hacerla a¨²n m¨¢s la Virgen de la leche, en contraposici¨®n a los c¨¢nones m¨¢s conservadores de la ¨¦poca posterior al Concilio de Trento, que no recomendaban esta iconograf¨ªa, pero no la vuelve m¨¢s pecaminosa, sino todo lo contrario¡±, se?ala Merucci, mientras contempla el lienzo frente al que ha pasado ¡°un n¨²mero incalculable de horas¡± en los ¨²ltimos cuatro meses.
¡°Es como si el espectador interrumpiera a la Virgen y al ni?o en un momento de intimidad, mientras ella lo amamantaba y se detiene para mirar al p¨²blico. Murillo es un maestro del di¨¢logo con el espectador¡±, agrega Cosma. Precisamente los dos pares de ojos que se clavan en el visitante y lo acompa?an all¨¢ donde va son uno de los mayores reclamos de la obra. ¡°Estoy enamorado de la Virgen de Murillo de la Galer¨ªa Corsini. Su cabeza me persigue y sus ojos siguen pas¨¢ndome como dos linternas danzantes¡±, escribi¨® el escritor franc¨¦s Gustave Flaubert tras un viaje a Roma en 1851.
Hasta ahora el cuadro aparec¨ªa por primera vez en un inventario de 1784 del cardenal Andrea Corsini, que lo hab¨ªa colocado en su sala de recepciones del Palacio Corsini, lo que ofrece una idea de la importancia que le otorgaba a la obra. Por ello, se pensaba que hab¨ªa sido el purpurado quien lo hab¨ªa comprado de alguna manera, pero se desconoc¨ªa c¨®mo lleg¨® exactamente a su colecci¨®n. La leyenda de la ¨¦poca lleg¨® a decir que hab¨ªa sido un regalo del rey de Espa?a al cardenal. ¡°Era obviamente una historia inventada para dar importancia al cuadro¡±, se?ala Cosma. El estudioso ha examinado recientemente un diario del pintor franc¨¦s Jean-Honor¨¦ Fragonard, que viaj¨® a Italia en 1773 y en sus cr¨®nicas ya hablaba de la ¡°maravillosa¡± Virgen de Murillo que estaba colgada en el dormitorio del cardenal Neri Maria Corsini, t¨ªo de Andrea. Rastreando diferentes documentos de la ¨¦poca, los estudiosos han descubierto que la obra s¨ª fue un regalo a un cardenal, pero no de ning¨²n rey, sino del secretario personal de Neri Maria, Gian Battista Pontici, poeta y arcadio muy vinculado con Espa?a. ¡°La mayor parte de la historia sobre c¨®mo se pint¨® el cuadro a¨²n est¨¢ por escribir, pero estamos muy satisfechos de haber dado algunas pistas m¨¢s¡±, se?ala Cosma.
El ¨²nico Murillo de Roma y el m¨¢s copiado
Los estudiosos explican que La Virgen de la leche es el ¨²nico cuadro de Murillo que actualmente se conserva en la Ciudad Eterna, donde, por otro lado, sufri¨® todo tipo de peripecias. Durante la ocupaci¨®n francesa de Roma entre 1798 y 1799, los impuestos para las familias nobles eran tan altos que los Corsini se vieron obligados a deshacerse de sus tesoros para poder pagar las tasas. Entre otras cosas, vendieron esta obra, que m¨¢s tarde consiguieron recomprar por el oneroso precio de 600 escudos, seis veces m¨¢s de lo que hab¨ªa costado el autorretrato de Rembrandt propiedad de la familia.
Adem¨¢s de despertar la fascinaci¨®n de viajeros de todo el mundo, el cuadro es uno de los m¨¢s copiados de la colecci¨®n. Cosma se?ala que en los registros de los Corsini ha encontrado innumerables solicitudes para reproducir el cuadro, desde Estados Unidos hasta Australia, pasando por M¨¦xico, Londres o Rusia.