Yoko Ogawa: ¨¦xito tras la estela moral de Ana Frank
La escritora japonesa traza en ¡®La polic¨ªa de la memoria¡¯ una pesadilla con varias traslaciones al mundo actual. Escrita en 1994, se publica por primera vez en espa?ol tras triunfar en el mundo anglosaj¨®n
Cuando Yoko Ogawa escribi¨® La polic¨ªa de la memoria en 1994 no pod¨ªa imaginar que su distop¨ªa iba a encajar tan bien en la realidad que vivimos un cuarto de siglo despu¨¦s, a medio camino entre la vigilancia tecnol¨®gica masiva, la destrucci¨®n del planeta y una pandemia global. ¡°La literatura tiene la propiedad tan seductora como enigm¨¢tica de no agotarse en una sola ¨¦poca y de escapar a lecturas un¨ªvocas y monol¨ªticas, de modo que a los lec...
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Cuando Yoko Ogawa escribi¨® La polic¨ªa de la memoria en 1994 no pod¨ªa imaginar que su distop¨ªa iba a encajar tan bien en la realidad que vivimos un cuarto de siglo despu¨¦s, a medio camino entre la vigilancia tecnol¨®gica masiva, la destrucci¨®n del planeta y una pandemia global. ¡°La literatura tiene la propiedad tan seductora como enigm¨¢tica de no agotarse en una sola ¨¦poca y de escapar a lecturas un¨ªvocas y monol¨ªticas, de modo que a los lectores que la lean dentro de cien a?os seguir¨¢ proporcion¨¢ndoles nuevas interpretaciones. Veintis¨¦is a?os no son apenas nada en literatura, y la actual crisis del coronavirus no es sino un nuevo prisma desde el que acometer su lectura, un prisma que ni en mis m¨¢s desbocados arrebatos de fantas¨ªa habr¨ªa imaginado cuando la escrib¨ª¡±, comenta por correo electr¨®nico desde Jap¨®n.
No podemos atribuir una raz¨®n clara y bien delineada a la mayor parte de lo que acontece en nuestras vidas
Ogawa (Okayama, 58 a?os) empez¨® en la literatura siguiendo la estela del Nobel Kenzaburo Oe, quien no ha dudado en loar su literatura. Lo hizo casi a escondidas, sin cont¨¢rselo ni a su pareja, hasta que en 1988 su primera novela, La mariposa se descompone, recibi¨® el prestigioso premio Kaien. Despu¨¦s, a pesar de que asegura que su estado natural es de ¡°constante bloqueo creativo¡±, han seguido cerca de 40 obras entre novelas y libros de relatos que han sido merecedoras de los principales reconocimientos en su pa¨ªs. En 2003 lleg¨® el best seller mundial La f¨®rmula preferida del profesor (en espa?ol lo public¨® en 2008 Funambulista, responsable de la traducci¨®n de una parte sustancial de su obra en Espa?a). Se trata de una novela luminosa ¡ªllevada al cine en 2006 y que cuenta tambi¨¦n con versiones ilustradas y adaptaci¨®n al c¨®mic¡ª que narra la relaci¨®n de un genio matem¨¢tico que cada 80 minutos pierde todos sus recuerdos con su asistenta y el hijo de esta.
¡°Qu¨¦ bien escribes mam¨¢, qu¨¦ bien escribes¡±, dec¨ªa a Ogawa su hijo de tres a?os, con la mirada fija en el ordenador mientras cos¨ªa una de sus historias. Su maternidad no la alej¨® de la literatura, pero s¨ª la limit¨®. ¡°A¨²n hoy, el recuerdo de aquellas palabras sigue siendo un apoyo. El mayor cambio que se produjo en mi vida una vez terminada la crianza de mi hijo fue que tuve tiempo para salir a documentarme y recabar informaci¨®n para mis novelas, y experimentar la cantidad de maravillosas historias que se esconden en todos los rincones del mundo a la espera de ser contadas¡±.
La memoria es la historia intransferible que uno se cuenta a s¨ª mismo
La polic¨ªa de la memoria (que Tusquets edita ahora en espa?ol con traducci¨®n del japon¨¦s de Juan Francisco Gonz¨¢lez) no es una historia reconfortante, pero s¨ª reveladora y potente. El libro tom¨® nuevos br¨ªos cuando fue publicado en 2019 en ingl¨¦s y lleg¨® a finalista del National Book Award y, al a?o siguiente, del Booker Prize. La novela cuenta la historia de una isla donde un sistema totalitario hace desaparecer aspectos de la realidad y el recuerdo que las personas tienen de ellos. A trav¨¦s de la mirada sutil de la narradora y protagonista vemos c¨®mo los habitantes prescinden de los frutos, los barcos, las fotograf¨ªas, los p¨¢jaros, los calendarios, etc. en un deriva cada vez m¨¢s oscura. ¡°Si uno es capaz de convencerse a s¨ª mismo de no ver lo que realmente est¨¢ sucediendo ante sus propias narices, entonces es como si no existiera, y es muy probable que pueda arregl¨¢rselas para llevar una vida tranquila y ajena al drama y la tragedia que se desplieguen a su alrededor. En ese sentido, las desapariciones que se suceden en la novela pueden tomarse como s¨ªmbolo de esas cegueras y vulnerabilidades tan humanas como peligrosas¡±, explica Ogawa sobre las traslaciones de la novela a la realidad.
Pero hay m¨¢s. ?Por qu¨¦ desaparecen las cosas y por qu¨¦ nadie hace nada? ¡°Fui avanzando en la escritura sin darme a m¨ª misma una respuesta de por qu¨¦ les ocurr¨ªa algo tan horrible a mis personajes. No encontrar una explicaci¨®n produce una enorme desaz¨®n, y encontrarla, una relativa sensaci¨®n de alivio. Sin embargo, no podemos atribuir una raz¨®n clara y bien delineada a la mayor parte de lo que acontece en nuestras vidas¡±.
Bajo la influencia de Ana Frank
La protagonista, una mujer sin nombre en un libro de personajes sin nombre, es una escritora inmersa en su propia novela. Adem¨¢s, ayuda a su editor, el se?or R., a esconderse en su casa porque, al ser capaz de recordar las cosas desaparecidas, se ha convertido en un peligroso disidente. Con esta historia de ¡°amor por la literatura¡± y resistencia, Ogawa homenajea a Ana Frank ¡ª¡±Ella me ense?¨® a comprender el precioso y noble don de la libertad de escribir y de la libertad que otorga la escritura¡±¡ª y da algo de esperanza a un relato recorrido por escenas llenas de tristeza y melancol¨ªa.
No cree Ogawa que la memoria, uno de los grandes temas de su narrativa, refleje el mundo fielmente. Es un relato m¨¢s, ¡°la historia intransferible que uno se cuenta a s¨ª mismo¡±. ¡°Olvido forzado¡±, ¡°memoria perenne¡± o ¡°inspecci¨®n de recuerdos¡± son algunas de las expresiones usadas en esta historia que se organiza como una distop¨ªa cl¨¢sica (un poder omn¨ªmodo, vigilancia extrema, polic¨ªas temibles, represi¨®n y resistencia¡), pero que adquiere un tono po¨¦tico inconfundible en toda la obra de la escritora japonesa. ¡°Al tratar de expresar mediante recursos ling¨¹¨ªsticos ciertas im¨¢genes individuales que han surgido de manera muy n¨ªtida en mi mente, me veo en la tesitura de encajarlas en el contexto que he ido creando a lo largo de la novela y, al hacerlo, voy modelando el mundo de esta, como un arco¨ªris que se extiende sobre las diversas islas que componen un archipi¨¦lago, agrup¨¢ndolas bajo su halo¡±, responde con el mismo estilo con el que narra, olvidando por un momento lo parecido que es este mundo a la pesadilla que describi¨® en 1994.
Una narradora libre de juicios
Tanto en La polic¨ªa de la memoria como en la novela que la protagonista del libro est¨¢ escribiendo hay espacios opresivos, situaciones que pueden llegar ser desagradables y personajes con comportamientos cuestionables. Yoko Ogawa defiende su car¨¢cter de espectadora de los hechos que ella misma ha desencadenado: ¡°Todos los personajes de La polic¨ªa de la memoria se caracterizan por sufrir la p¨¦rdida en sus propias carnes, y entre ellos incluyo aquellos que deambulan por las l¨ªneas de la novela que nuestra protagonista escribe. Unos tratan de rebelarse ante la p¨¦rdida y otros la aceptan con sumisi¨®n, pero yo no juzgo la correcci¨®n o pertinencia de sus acciones. Esa no es mi labor, sino la de mero narrador que vela por sus personajes¡±.