Conchita Quir¨®s, esplendor en la librer¨ªa
La librera m¨¢s conocida de Oviedo fallece a los 85 a?os como consecuencia de una ca¨ªda
¡°Cervantes es una librer¨ªa. El manco de Lepanto, la gloria nacional, el mejor novelista del mundo, es una librer¨ªa¡±. As¨ª lo cuenta Paco Ignacio Taibo en su inolvidable y cervantina memoria, Para parar las aguas del olvido, que public¨® Silverio Ca?ada en 1982 en su editorial J¨²car. Un libro que prolog¨® ?ngel Gonz¨¢lez, con ep¨ªlogo de Manuel Lombardero, e ilustr¨® Antonio Su¨¢rez, cinco cabezas privilegiadas que celebraron su amistad en un ¡°tiempo hostil, propicio al odio¡±.
En la librer¨ªa Cervantes de Oviedo todos han sido longevos. Alfredo Quir¨®s, su fundador, vivi¨® 95 a?os, la libre...
¡°Cervantes es una librer¨ªa. El manco de Lepanto, la gloria nacional, el mejor novelista del mundo, es una librer¨ªa¡±. As¨ª lo cuenta Paco Ignacio Taibo en su inolvidable y cervantina memoria, Para parar las aguas del olvido, que public¨® Silverio Ca?ada en 1982 en su editorial J¨²car. Un libro que prolog¨® ?ngel Gonz¨¢lez, con ep¨ªlogo de Manuel Lombardero, e ilustr¨® Antonio Su¨¢rez, cinco cabezas privilegiadas que celebraron su amistad en un ¡°tiempo hostil, propicio al odio¡±.
En la librer¨ªa Cervantes de Oviedo todos han sido longevos. Alfredo Quir¨®s, su fundador, vivi¨® 95 a?os, la librer¨ªa ha cumplido los 100, y Concha Quir¨®s (siempre Conchita), la librera m¨¢s infatigable y din¨¢mica del sector, se fue ayer d¨ªas despu¨¦s de sufrir una ca¨ªda en el mejor momento de su vida: 85 espl¨¦ndidos a?os con los que segu¨ªa contagiando entusiasmo.
Se hab¨ªa licenciado en Filosof¨ªa y Letras y Magisterio, pero desde 1957 su verdadera vocaci¨®n fue la librer¨ªa, y a ella se dedic¨® profesionalmente, merced a que el Gobierno franc¨¦s le hab¨ªa concedido una beca para conocer el sistema de gesti¨®n literaria y editorial, y en Par¨ªs hizo sus pr¨¢cticas.
En los a?os setenta, yo iba a la primera sede de la Cervantes, en la misma calle del Doctor Casal, un poco m¨¢s cerca de la calle de Ur¨ªa, y all¨ª me encontraba con Alfredo Quir¨®s y su eterna pajarita. Con ¨¦l hablaba, o mejor dicho, con ¨¦l se me pasaba el tiempo escuch¨¢ndole hablar y hablar de libros.
A la actual librer¨ªa, que Concha inaugur¨® en 1982, asisti¨® el todo Oviedo para celebrar la fastuosa esquina cultural, dise?ada por Chus Quir¨®s, que 10 a?os despu¨¦s lo har¨ªa con el Pabell¨®n Oficial de Asturias en la Expo de Sevilla. Son los tiempos del Pick Up, el local de los taburetes de colores dise?ados por Javier Mariscal, y el mural de Jos¨¦ Vivancos en el que estaban, entre otros, Emilio Alarcos, Pedro de Silva, Miguel ?ngel Lombard¨ªa, Gonzalo Su¨¢rez, V¨ªctor Manuel, ?ngel Gonz¨¢lez, Graciano Garc¨ªa, Faustino ?lvarez, Mar¨ªa Teresa ?lvarez, Juan Benito Arg¨¹elles y Eduardo ?rculo.
Cervantes, la librer¨ªa, estaba mucho antes que todo eso, y lo sigue estando hoy a pesar de todo. A pesar de que se nos hayan colado cosas nada favorables por las rendijas del descuido cultural. Pero s¨ª, en Cervantes la longevidad es la prueba de su sello indeleble, y en eso se funda su historia, en el mimo con que se cuida su fondo; en el contacto con la sociedad que contin¨²a aumentando su valor, su fortaleza y su prestigio; en el cuidado al lector por los trabajadores, a los que hace algunos a?os, Concha Quir¨®s decidi¨® mantener dando un no rotundo a los tent¨¢culos del mercado financiero.
Recuerdos que forman parte de nuestra historia cultural, y que vuelven a la memoria con la presentaci¨®n de los libros de tres amigos que publicamos juntos en 1985 en Luna de Abajo, con los poetas Alberto Vega y Ricardo Labra, y el pintor Helios Pandiella. O en 2015, cuando se le concedi¨® el premio Aula de las Met¨¢foras, y form¨¦ parte del jurado con Fernando Beltr¨¢n, Manuel Garc¨ªa Rubio, Leopoldo S¨¢nchez Torre y Luis Eduardo Aute. Siento que el libro homenaje a Concha que Sandra M¨¢rquez, editora de Uve Books, ha-b¨ªa preparado no haya podido salir a tiempo a causa de la pandemia.
Cada vez que vuelvo a Oviedo, sabiendo que ya no podr¨¦ reunirme en Casa Conrado con ?ngel, Emilio, Juan, Eduardo¡, paso por los magn¨ªficos escaparates de Cervantes, cuyo nombre, sobre la puerta principal, descansa sobre una sutil gorguera, el cuello blanco cervantino plisado en ondas del siglo XVI.
Pero ya no podr¨¦ volver a hablar de libros con Conchita.
Miguel Mun¨¢rriz es periodista y poeta.