¡®Entre perro y lobo¡¯, espectros de la revoluci¨®n

Entre perro y lobo, una pel¨ªcula de Irene Guti¨¦rrez que con m¨ªnimos elementos aborda un tema tan complejo como el mito de la Revoluci¨®n Cubana, explora la vida errante de tres excombatientes de la guerra de Angola incapaces de abandonar una vida entregada al ritual de la lucha y las armas. Soldados solitarios que parecen perdidos en el laberinto de una monta?a que no es otra que Sierra Maestra. Hasta all¨ª, entre tres tipos que apenas hablan, a veces llegan sonidos del pasado, como una carta de Fidel al Che Guevara o la primera estrofa de una c¨¦lebre canci¨®n de un trovador revolucionario...

Entre perro y lobo, una pel¨ªcula de Irene Guti¨¦rrez que con m¨ªnimos elementos aborda un tema tan complejo como el mito de la Revoluci¨®n Cubana, explora la vida errante de tres excombatientes de la guerra de Angola incapaces de abandonar una vida entregada al ritual de la lucha y las armas. Soldados solitarios que parecen perdidos en el laberinto de una monta?a que no es otra que Sierra Maestra. Hasta all¨ª, entre tres tipos que apenas hablan, a veces llegan sonidos del pasado, como una carta de Fidel al Che Guevara o la primera estrofa de una c¨¦lebre canci¨®n de un trovador revolucionario. La directora de Diarios del exilio, filme realizado para la Filmoteca Espa?ola con cientos de pel¨ªculas dom¨¦sticas filmadas entre 1937 y 1977 por familias exiliadas durante el franquismo, re¨²ne aqu¨ª tambi¨¦n material de archivo para enmarcar a sus tres personajes, atrapados en esa rutina oscura y melanc¨®lica de una guerra que al menos en sus cabezas sigue viva. Tres hombres que, como dice uno de ellos en uno de los momentos clave del filme, ¡°dieron su vida a cambio de nada¡±.

Entre la espesa vegetaci¨®n de la monta?a, Guti¨¦rrez observa con detalle el cuerpo de sus personajes, quiz¨¢ el principal protagonista del filme. A trav¨¦s de sus heridas, de sus largos y castigados huesos y de su piel seca y cuarteada, el espectador se aproxima a su pasado en la guerra africana y a su presente en el confuso limbo de la locura. Un tiempo que se acelera en la recta final, cuando bajan del monte y la pel¨ªcula toma otro impulso. Al bajar de la monta?a hablan y bailan. Hasta ese momento, el di¨¢logo es m¨ªnimo porque las palabras apenas entran en la estrategia de un relato que se detiene sobre todo en lo que dicen los cuerpos. Sin juzgar a sus tres personajes, Guti¨¦rrez los deja marchar en una secuencia final que cierra como un c¨ªrculo infernal el periplo de tres obedientes espectros de la revoluci¨®n.