Pilar Chaves: no perder la medida de lo humano
Fallece a los 101 a?os la hija del periodista republicano Manuel Chaves Nogales, que revisaba cada d¨ªa el Diccionario a la b¨²squeda del significado exacto de cada palabra
Pilar Chaves (C¨®rdoba, 1920), hija del gran periodista republicano Manuel Chaves Nogales, falleci¨® este s¨¢bado en Marbella a punto de cumplir los 101 a?os. Ella era la energ¨ªa acumulada. Los a?os de guerras y exilios que marcaron solo sirvieron para llenarla de gozo de la vida, de fuerza para avanzar, inventar, reinventarse. Vivi¨® como ni?a valiente los a?os del internado, a donde acud¨ªa tras viajar sola, con nueve a?os, desde Madrid a Londres, v¨ªa...
Pilar Chaves (C¨®rdoba, 1920), hija del gran periodista republicano Manuel Chaves Nogales, falleci¨® este s¨¢bado en Marbella a punto de cumplir los 101 a?os. Ella era la energ¨ªa acumulada. Los a?os de guerras y exilios que marcaron solo sirvieron para llenarla de gozo de la vida, de fuerza para avanzar, inventar, reinventarse. Vivi¨® como ni?a valiente los a?os del internado, a donde acud¨ªa tras viajar sola, con nueve a?os, desde Madrid a Londres, v¨ªa Par¨ªs. Aprendi¨® all¨ª, por orientaci¨®n paterna, que el miedo en tierra ajena se borra escuchando un disco de canciones andaluzas en el despacho de la directora del colegio. Y tambi¨¦n supo que los salmos protestantes aprendidos pod¨ªan servir incluso, a petici¨®n de su padre, para animar una velada con periodistas e intelectuales. Escondida bajo la capa de Manuel, desde muy peque?a asisti¨® a tertulias, y as¨ª supo que el di¨¢logo y el intercambio de pareceres son siempre la mejor opci¨®n.
Esa ni?a creci¨® como una flor que se abre de pronto por necesidad a la muerte del cabeza de familia, mientras viv¨ªa en el exilio en El Ronquillo. Al ser la mayor de los cuatro hermanos se hace cargo de la responsabilidad y se va a Madrid a abrir caminos: trabaja en la embajada de Londres, la empresa Philips, Televisi¨®n Espa?ola; pionera en todos los campos, con solo en poner en pr¨¢ctica lo aprendido. Su participaci¨®n en TVE fue en los comienzos de la tele. Ella recordaba hacer peque?os trabajos de coordinaci¨®n, traducci¨®n, lo que se presentara¡ A la muerte del padre, en 1944, se fue a Madrid a buscar un trabajo con el que ayudar a la familia, y encontr¨® ocupaciones dada su experiencia en agencias de prensa en Par¨ªs, sus conocimientos de idiomas (franc¨¦s e ingl¨¦s), su desenvoltura al haberse formado en un colegio ingl¨¦s y tras dos exilios¡
Matrimonio, dos hijos, y vuelta a la tierra tras a?os en Inglaterra de vida familiar y formaci¨®n universitaria. A partir de aqu¨ª, como si esperara la resurrecci¨®n de su padre (¡°muchas veces so?¨¦ que lo encontraba de pronto por la calle¡±, me dijo), vivi¨® entre Londres y Marbella. En ambos casos, su hogar ten¨ªa jard¨ªn, libros, gallinas, huerto¡
No se frenaba ante nada. Para Pilar no existi¨® el des¨¢nimo, el paso atr¨¢s, el par¨®n en la actividad. Incluso, al acabar el d¨ªa, la vi m¨¢s de una vez revisando el diccionario que ten¨ªa siempre abierto en la c¨®moda de su dormitorio, a la b¨²squeda del sentido exacto de alguna palabra. Era triling¨¹e y polisabia. Le¨ªa mucho; en su casa marbell¨ª se hizo construir una biblioteca donde guardaba las ediciones de la obra de Chaves Nogales a medida que iba siendo reconocido. Conservaba toda la colecci¨®n de Ahora, que Manuel le hab¨ªa enviado al internado ingl¨¦s, a sabiendas de la poca edad, aunque no poco juicio.
Era alegre, risue?a, amena, buena narradora, capaz de moverse del mundo intelectual al cultivo de las semillas de tomates, que buscaba por viveros de distintos pa¨ªses. Si pasabas un rato en su compa?¨ªa, volv¨ªas a lo tuyo no solo con ganas de seguir leyendo las cosas del periodista, sino de prepararte una salsa estupenda o plantearte tener un huerto. Conserv¨® siempre su excelente humor, la risa f¨¢cil y poderosa, la empat¨ªa que la hac¨ªa inmediata. Como quiso su padre, aprendi¨® de ¨¦l el buen ver, la buena manera de mirar. El encanto de la limitaci¨®n del deber cumplido y del trabajo bien terminado.
Le ha faltado tiempo para vivir. De tan llena que estaba su vida, la estir¨® hasta los ciento y un a?os.
Mar¨ªa Isabel Cintas es la primera editora de la obra completa que tuvo Manuel Chaves Nogales y es tambi¨¦n su bi¨®grafa.