A la caza del nuevo Harry Potter
Miles de editores negocian la compraventa internacional de libros infantiles y juveniles en la feria de Bolonia, la mayor del sector, en busca del pr¨®ximo ¨¦xito planetario
El destino internacional de un libro se decide en unos minutos. En cuanto vendedor y comprador se sientan, el cron¨®metro se pone en marcha. Tienen, siempre, media hora. Pero suelen discutir al menos una decena de t¨ªtulos. El tiempo corre y hasta el menor detalle cuenta. Uno ense?a las virtudes de su volumen, busca im¨¢genes o comparaciones seductoras. El otro intenta imaginar la acogida en su pa¨ªs: ?ser¨¢ un ¨¦xito o, al menos, mejorar¨¢ su cat¨¢logo? Un malentendido o una mueca esc¨¦ptica pueden hundir el potencial trato. Descartado, a por el siguiente. M¨¢s de un autor, si asistiera, se marear¨ªa: t...
El destino internacional de un libro se decide en unos minutos. En cuanto vendedor y comprador se sientan, el cron¨®metro se pone en marcha. Tienen, siempre, media hora. Pero suelen discutir al menos una decena de t¨ªtulos. El tiempo corre y hasta el menor detalle cuenta. Uno ense?a las virtudes de su volumen, busca im¨¢genes o comparaciones seductoras. El otro intenta imaginar la acogida en su pa¨ªs: ?ser¨¢ un ¨¦xito o, al menos, mejorar¨¢ su cat¨¢logo? Un malentendido o una mueca esc¨¦ptica pueden hundir el potencial trato. Descartado, a por el siguiente. M¨¢s de un autor, si asistiera, se marear¨ªa: tantos meses volcados en su creaci¨®n para que, en pocos instantes, triunfe o se olvide. As¨ª funciona, sin embargo, el negocio. La escena se repite en cada esquina de la enorme Feria del Libro Infantil y Juvenil de Bolonia (Italia), la principal del sector, que empez¨® el pasado lunes y se clausura este jueves. All¨¢ donde uno mire hay mesas blancas, dos individuos y una conversaci¨®n. Lo que millones de ni?os leer¨¢n en los pr¨®ximos a?os tal vez dependa de esas charlas. La caza del nuevo Harry Potter est¨¢ abierta.
¡°Se publica mucho m¨¢s que lo que el mercado tiene capacidad de vender y el lector de leer. Realmente te quedas con un 2% de todo lo que ves. Por cada libro que sacas desechas cuatro o cinco¡±, explica Berta M¨¢rquez, coordinadora editorial de literatura infantil y juvenil de SM. El porcentaje es avalado por otros tres editores. Estudian miles de opciones, pero apenas tienen unas pocas fichas para apostar. De ah¨ª que todos elijan atentamente qu¨¦ compran y por qu¨¦.
¡°El trabajo de una feria no son tres d¨ªas. Es permanente¡±, aclara Jorge G¨®mez Arango, editor de literatura infantil y juvenil de Edelvives. Meses antes, los sellos intercambian online sus cat¨¢logos y criban lo que les interesa. As¨ª que acuden a las reuniones de Bolonia con buena parte del trabajo hecha. Saben ad¨®nde ir, y por qu¨¦ obras preguntar. El vendedor, a su vez, afila su labia sobre esos mismos t¨ªtulos. Aunque la literatura para j¨®venes, y la vida, est¨¢n llenas de sorpresas. ¡°Me preparo los libros que me han pedido y los que mi editorial quiere que proponga. Pero a veces me dicen: ¡®Oye, hace un rato que miro eso que tienes ah¨ª. ?Qu¨¦ es?¡¯. Y en los encuentros digitales no pod¨ªa suceder, claro¡±, relata Paula Prats, responsable de esta ¨¢rea para el grupo Penguin Random House.
Resulta que el libro de papel, al que muchos gur¨²s dieron por muerto, goza de gran salud en estos ¨¢mbitos. No hay PDF que sustituya grandes p¨¢ginas ilustradas u obras que se convierten en acordeones. Los editores de infantil y juvenil quieren ver, ojear, tocar. Hay excepciones ¡ªcon autores o sagas de renombre¡ª, pero la gran mayor¨ªa compra solo despu¨¦s de haber tenido el libro entre manos. En el cine, por comparar, a veces se adquieren proyectos de los que solo se conoce el director, o un resumen del guion.
Muchos unicornios
El martes, entre otras operaciones, Prats pact¨® vender los derechos de Mortadelo y Filem¨®n, de Francisco Ib¨¢?ez, a Dinamarca. Aunque la solicitud que m¨¢s recibe la tiene asombrada: unicornios. Como sugiere tambi¨¦n otra editora, son una de las tendencias actuales. Otras, al parecer, son las protagonistas femeninas valientes, la aceptaci¨®n del propio cuerpo y, en general, temas con cierto compromiso social. Algunos se?alan que, quiz¨¢s, se est¨¦ dejando m¨¢s a un lado el libro sencillo, hecho solo para el gusto de leer y disfrutar. Aunque el debate es complejo: otros responden que una obra con trasfondo no est¨¢ re?ida con una lectura placentera.
Un paseo por la feria ¡ªa la que este diario ha sido invitado por la organizaci¨®n¡ª comprueba el tir¨®n de los unicornios. Aunque, en general, la magia puebla pr¨¢cticamente cualquier caseta del evento. Hay ogros en apuros y jirafas que sue?an. Un tigre se espeja en un lago y ciertos libros saben transformarse en castillos o viejas mansiones. Entre tantas f¨¢bulas y colores, el verdadero reto es destacar. Una editorial eslovena ha construido un faro en su caseta, que sobrevuela una gaviota. Un vendedor brit¨¢nico ha optado por una soluci¨®n m¨¢s directa: un traje de un verde tan chill¨®n que sorprende hasta a su vecina de bloque: ¡°?Wow!¡±. La atm¨®sfera se resume en el lema del sello The Quarto Group: Little people, big dreams (¡±Gente peque?a, sue?os grandes¡±).
Pero, por debajo, nunca deja de fluir el dinero. ¡°Nadie se hace rico en este sector. Ni autores, ni ilustradores, ni editores, ni traductores¡±, sostiene la directora de la feria, Elena Pasoli. Aunque el negocio crece. Y, con ¨¦l, el pastel. Prats se?ala que infantil y juvenil son las divisiones donde m¨¢s suben las ventas en Penguin Random House. Tanto que tienen hasta 12 sellos ad hoc y persiguen otro fil¨®n del mercado: el c¨®mic para peque?os. De la literatura para ni?os, al fin y al cabo, han salido aut¨¦nticos mitos, que todav¨ªa dominan la feria y las estanter¨ªas de medio planeta. El rat¨®n Geronimo Stilton y la cerdita Peppa Pig est¨¢n presentes en Bolonia. En un gran banco, cerca de una caseta azul, descansa un enorme pitufo gru?¨®n. Y el propio mago con gafas de Hogwarts, creado por J. K. Rowling, est¨¢ lejos de abdicar: en el espacio de su editorial brit¨¢nica, Bloomsbury, celebran su cuarto de siglo. En las mesas, mientras, los editores buscan sin parar sus sucesores.
¡°Incluso si nos presentaran lo que un d¨ªa ser¨¢ el nuevo Harry Potter, creo que muchos lo dejar¨ªamos pasar¡±, sugiere G¨®mez Arango. Puede ser justo lo que ha sucedido en otro punto de la feria: en la mesa vac¨ªa de una editorial de Malaui hay un papelito abandonado. Lo dej¨® un tal Shay. Reza: ¡°Av¨ªsame cuando vuelvas. Quiero ense?arte Kantiga, de Mabel Mnensa¡±. Aunque, en realidad, la raz¨®n m¨¢s probable la explica el propio G¨®mez Arango: tiene unas 50 reuniones en tres d¨ªas, cada una con 15 libros. Total: 750 obras, a falta de las que vean sus compa?eros. Pero Edelvives no comprar¨¢ m¨¢s de una docena. ¡°Marea mucho, al final te parece todo igual¡±, subraya Eva Jim¨¦nez, directora general de Flamboyant.
Hay, sin embargo, trucos del oficio. Y, adem¨¢s de la intuici¨®n, est¨¢ el factor humano. ¡°De lo que m¨¢s te f¨ªas es de las relaciones que has ido construyendo con otros editores¡±, agrega G¨®mez Arango. Casi todos se conocen y saben gustos y necesidad de cada cual. En la literatura infantil, se filtra sobre todo por la historia y la ilustraci¨®n. ¡°Hay una oferta muy grande. Y los temas a menudo se repiten: los colores, la granja, ir a dormir¡ Es dif¨ªcil comprar esos libros¡±, insiste el directivo de Edelvives. De ah¨ª que todav¨ªa recuerde con entusiasmo la adquisici¨®n de C¨®mo contar hasta uno, de Caspar Salmon y Matt Hunt, que trata con humor un asunto tan universal como los n¨²meros. En las obras para chicos m¨¢s mayores, en cambio, empiezan a importar otros factores: el fen¨®meno fan, los nombres de autores celebrados, una posible adaptaci¨®n audiovisual. Una de las reuniones de Paula Prats, estos d¨ªas, fue con dos representantes de Netflix.
La larga venta
Cuando un libro interesa a un comprador, en todo caso, el trato casi nunca se cierra en la feria. Arranca, al rev¨¦s, un largo periplo virtual. Los interesados piden el PDF completo, traducen algunos cap¨ªtulos y, luego, acuden a lectores de confianza en ese idioma. ¡°Puede pasar medio a?o¡±, tercia Ge¨°rgia Picanyol, responsable de derechos del grupo Edeb¨¦. Cuando, al fin, llega una oferta, el vendedor avisa a los otros interesados, por si quieren responder. En los casos m¨¢s deseados, hasta puede desatarse una subasta. Aunque absolutamente todos los entrevistados juran que este mercado es muy honrado.
La propuesta final debe contener al menos una cifra fija, el llamado adelanto, adem¨¢s del porcentaje que el comprador pagar¨¢ al vendedor por cada ejemplar del libro que coloque en su pa¨ªs. Lo que, obviamente, tambi¨¦n marca diferencias: nunca se le pedir¨¢ a un editor h¨²ngaro la misma cantidad que se exige a un estadounidense, capaz de permitirse una tirada mayor y a un precio m¨¢s alto.
¡°He vendido cuatro novelas gr¨¢ficas a un sello turco por 700 euros cada una¡±, lo resume Prats. Y apunta a otro dilema habitual: ¡°?Quiero darlo a cualquier precio o prefiero esperar a un editor del mismo lugar que considere m¨¢s fiable?¡±. Cuando tiene entre manos un tesoro, el vendedor suele poner m¨¢s condiciones, como conocer el plan de promoci¨®n. Aunque el veredicto final, ante varias ofertas, suele trasladarse al autor, as¨ª como un porcentaje de todos los ingresos, normalmente en torno al 10%. Tambi¨¦n es el creador original quien debe decidir sobre cambios sustanciales en la obra. Cuando un sello chino compr¨® Meteocuriositats, del meteor¨®logo barcelon¨¦s Tom¨¢s Molina, solicit¨® incluir ejemplos y mitos sacados de su propia tradici¨®n. Finalmente, el hombre del tiempo catal¨¢n dio su visto bueno.
Miles de ni?os asi¨¢ticos, as¨ª, disfrutar¨¢n del libro en sus casas. En la feria, en cambio, apenas hay peque?os. No llegan ni a la decena, y eso que todo el despliegue, en el fondo, es para ellos. Desde un carrito, a primera hora de ayer, proced¨ªa un lloriqueo. Una de las empleadas del sello Minibombo se hab¨ªa tra¨ªdo a su hija de cuatro meses al trabajo. La beb¨¦, c¨®mo no, ya cuenta con cientos de libros en su hogar. Y m¨¢s que ten¨ªa ante ella. Mejillones enamorados, perros en busca de su cola¡ Aunque en ese momento la ni?a ten¨ªa otra prioridad. Su madre lo entendi¨® enseguida, y le pidi¨® a un compa?ero que diera una vuelta con el carrito. Ya habr¨¢ tiempo de sobra para las aventuras. Por esta vez, su hija iba directa hacia una siesta.