Cuando a las ¡®fake news¡¯ se las llamaba noticias verdaderas
La Biblioteca Nacional expone un centenar de ¡°relaciones de sucesos¡±, documentos de dudoso cr¨¦dito que proliferaron al comienzo de la imprenta para contar batallas, cr¨ªmenes o la aparici¨®n de seres fant¨¢sticos


Todo aquello del periodismo que nos puede repeler, por mentiroso o manipulador, no es vicio de los medios de hoy. Mentiras como las de Putin en la guerra en Ucrania, los sucesos paranormales poco cre¨ªbles que cuentan algunos programas de televisi¨®n, el relato de cr¨ªmenes truculentos sin ahorrar detalles escabrosos o las cr¨®nicas rosas que les hacen la rosca a reyes o famosos... Existen desde el principio del oficio de contar informaciones, como muestra el centenar de ejemplos de la exposici¨®n titulada Noticias verdaderas, maravillosos prodigios, en la Biblioteca Nacional de Espa?a (BNE), que atesora unos 4.000 documentos de estas categor¨ªas que, grosso modo, eran bolas, las fake news que trajo consigo la imprenta.
Aunque la transmisi¨®n de noticias naci¨® con el ser humano y durante siglos fue manuscrita, este tipo de relatos explosionaron en la Edad Moderna, gracias al invento de Gutenberg, espoleados por las necesidades pol¨ªticas, religiosas, militares¡ En Espa?a sucedi¨® en el Siglo de Oro, en ciudades como Madrid ¡ªdonde las noticias se comentaban en las gradas del mentidero de San Felipe¡ª, Barcelona o Sevilla. ¡°Fue el arranque del fen¨®meno de la prensa¡±, dice la directora de la BNE, Ana Santos Aramburo. La monarqu¨ªa y la Iglesia ten¨ªan gran influencia sobre todo lo que se publicaba, ¡°pero tambi¨¦n hab¨ªa impresiones por iniciativa de los propios editores, peque?os emporios en los que el due?o de una librer¨ªa pod¨ªa ser tambi¨¦n impresor¡±, a?ade Adelaida Caro, comisaria de la exposici¨®n, que puede verse hasta el 12 de junio.

El material en que se imprim¨ªan las ¡°relaciones de sucesos¡± era en ocasiones de mala calidad, ¡°papel hecho a partir de trapos viejos que se maceraban¡±, explica en un v¨ªdeo de la exposici¨®n Luz D¨ªaz Gal¨¢n, restauradora de la BNE. Esta fragilidad, unido a las tintas, tambi¨¦n pobres, motivaron que buena parte de aquellos papeles se perdieran. ¡°Se calcula que alrededor del 80%¡±, seg¨²n Caro, que pertenece al departamento de Manuscritos, Incunables y Raros. ¡°El formato m¨¢s habitual era el medio pliego, como un A4 de hoy, o el pliego, como un A3, y se doblaban¡±.
?Qui¨¦n las escrib¨ªa? Desde autores an¨®nimos a profesionales a los que se les encargaba, humanistas como ?lvar G¨®mez de Castro o Juan L¨®pez de Hoyos; figuras del calibre de Lope de Vega y Quevedo. ?C¨®mo se repart¨ªan? ¡°Hab¨ªa puestos de libreros, en muchos de esos documentos se sol¨ªa poner ¡®se hallar¨¢ en el puesto tal... o ¡®v¨¦ndese en el puesto tal...¡±. A pesar de que este fen¨®meno se desarroll¨® en una sociedad donde casi toda la poblaci¨®n era analfabeta, Caro subraya la popularidad que alcanz¨®. ¡°Muchas se redactaban en verso, sobre todo los sucesos, para su lectura o memorizaci¨®n delante de otros en la calle. Era parecido a los romances de ciego¡±.

En estas informaciones, que buscaban tambi¨¦n entretener al lector, predominaban las referidas a las guerras, controladas por el poder pol¨ªtico, porque adem¨¢s de cantar las victorias, aunque no fueran tales, hab¨ªa que propagar ideolog¨ªa o religi¨®n, en definitiva, hacer propaganda, cuentan los organizadores de la muestra. ¡°Hay fake news de victorias en Flandes que nunca fueron victorias y se publicaron en Espa?a¡±, cuenta Nieves Pena, la otra comisaria de la muestra. Del asedio a Tarragona durante la guerra de Sucesi¨®n pueden leerse las cr¨®nicas que cantaban la victoria de los catalanes apoyados por el rey de Francia y el triunfo de los ej¨¦rcitos de Felipe V y los castellanos.
Quiz¨¢s uno de los documentos que m¨¢s llama la atenci¨®n es el relato, en lat¨ªn, del italiano Giulio Savorgnano en el que le escribe a un conocido, Filippo Pigafetta, para hacerse eco de la victoria de la Armada Invencible contra los ingleses en 1588. ¡°?l relata que ha le¨ªdo esa noticia, por lo que se supone que debi¨® de publicarse as¨ª en alg¨²n momento¡±, agrega Caro. En realidad, era un milagro que algo as¨ª hubiese sucedido. Para contar milagros est¨¢ el apartado de la exposici¨®n destinado a hechos sobrenaturales de origen divino, como la resurrecci¨®n de un ni?o en 1622. El contenido religioso era muy variado: autos de fe, canonizaciones. Cap¨ªtulo aparte merecen los martirios, habitualmente franciscanos o jesuitas asesinados en el Lejano Oriente, de lo que se informaba adem¨¢s por una intenci¨®n pol¨ªtica: justificar la presencia europea.
Hab¨ªa seres extraordinarios, como el incre¨ªble caso de ¡°la ni?a giganta¡± de B¨¢rcenas (Burgos), Eugenia Vallejo, que con seis a?os pesaba cerca de 70 kilos. ¡°Un gran prodigio de la naturaleza que ha llegado a esta corte¡±, dec¨ªa el cronista. Debi¨® de ser un caso sonado porque la lleg¨® a retratar, desnuda, cubierto el pubis por una hoja de parra, Juan Carre?o de Miranda, pintor de c¨¢mara de otro ser cuyo estado era poco natural, Carlos II. O la ¡°curiosa relaci¨®n de un pescado que cogieron unos pescadores en el Mar de Liorna¡±, en Italia, en 1679, impresa en Valencia. El documento va acompa?ado de un dibujo para darle m¨¢s cr¨¦dito, en ¨¦l se ve un pez con brazos humanos, cabeza de hombre con escamas y tres ojos en el pecho. El avistamiento de fen¨®menos de la naturaleza era tambi¨¦n un favorito, como una estrella que, en octubre de 1862, ¡°dio tanta lumbre en la tierra y aire que mat¨® los rayos y claridad de la luna¡±, seg¨²n el relator.

Asimismo, debi¨® de resultar fuera de serie ver al entonces pr¨ªncipe, el futuro Felipe II, disfrazado del caballero andante Amad¨ªs de Gaula en un espect¨¢culo en su honor en la ciudad h¨²ngara de Bins, una de las paradas de su viaje de formaci¨®n. Una cr¨®nica en lujosa edici¨®n da todos los detalles.
Y para terminar, un cl¨¢sico que no puede faltar en la prensa, cat¨¢strofes y cr¨ªmenes. Entre los primeros, ¡°la relaci¨®n del exemplar castigo que embi¨® Dios a Lima, un espantoso terremoto¡± acaecido el 20 de octubre de 1857. O la edici¨®n en verso para narrar el terremoto de Lisboa del 1 de noviembre de 1775. De los segundos destaca el caso de una mujer que en Zamora, en 1590, mat¨® a su padre por haberla casado contra su voluntad con un hombre al que tambi¨¦n asesin¨®. Ah¨ª no qued¨® la cosa, porque le quit¨® la vida a cinco personas m¨¢s, cuenta el periodista, que cierra su texto, como sol¨ªa suceder, con un piadoso mensaje para el ajusticiado: ¡°Dios le perdone al difunto¡±.
El primer periodista
La exposición de la Biblioteca Nacional hace un alto en una de sus vitrinas para reconocer al que se considera uno de los primeros periodistas en España, Andrés de Almansa y Mendoza, “que escribió 17 relaciones” en el primer tercio del siglo XVII; y también a la primera gaceta oficial, Relación de cosas notables, nacida en Madrid en 1661, impresa por Julián de Paredes.
Noticias verdaderas, maravillosos prodigios?
Biblioteca Nacional, hasta el 12 de junio.
Horarios: de lunes a sábado, de 10.00 a 20.00. Domingos y festivos, de 10.00 a 14.00.
Entrada gratuita.
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