¡®Mat¨®n¡¯, un bello y bravo toro de Los Ma?os
La terna no estuvo a la altura de una interesante corrida en Las Ventas
Esta vez nadie se aburri¨®. En esta ocasi¨®n, pocos comieron pipas. Y la explicaci¨®n es bien sencilla: all¨ª, en el amplio ruedo de Las Ventas, hubo toros con casta. De la buena y de la mala. Acompa?ada en unos casos por nobleza y calidad; y en otros de dificultad y mala leche. Toros diferentes, no todos buenos, pero s¨ª exigentes.
Un sexteto de animales que requer¨ªa de una terna, no solo experimentada, sino tambi¨¦n valiente y hambrienta de triunfo. No fue eso lo que se encontraron y, al final, entre enfadados y resignados, los aficionados abandonaron la plaza convencidos de que, esta vez, ...
Esta vez nadie se aburri¨®. En esta ocasi¨®n, pocos comieron pipas. Y la explicaci¨®n es bien sencilla: all¨ª, en el amplio ruedo de Las Ventas, hubo toros con casta. De la buena y de la mala. Acompa?ada en unos casos por nobleza y calidad; y en otros de dificultad y mala leche. Toros diferentes, no todos buenos, pero s¨ª exigentes.
Un sexteto de animales que requer¨ªa de una terna, no solo experimentada, sino tambi¨¦n valiente y hambrienta de triunfo. No fue eso lo que se encontraron y, al final, entre enfadados y resignados, los aficionados abandonaron la plaza convencidos de que, esta vez, hab¨ªan sido los toros los que hab¨ªan ganado la batalla.
Ejemplo de ello fue lo sucedido en el tercer cap¨ªtulo del festejo. Por la puerta de toriles, como si de una aparici¨®n mariana se tratara, apareci¨®, resplandeciente, un bell¨ªsimo ejemplar de Los Ma?os, ganader¨ªa aragonesa que, tras lidiar alguna novillada, hac¨ªa su presentaci¨®n en Madrid con astados de cuatro y cinco a?os. ?Y vaya debut!
C¨¢rdeno claro de capa, tan claro que parec¨ªa casi ensabanado, ese tercero luc¨ªa el n¨²mero 47 y llevaba por nombre Mat¨®n. Una preciosa estampa que no fue solo fachada, pues en su interior albergaba altas dosis de bravura. Fijo, pronto y alegre se arranc¨® ante el caballo de picar en las dos ocasiones reglamentarias, para luego hacer lo mismo frente la muleta de su matador.
Thomas Dufau comenz¨® la faena sin probaturas, con la muleta en la mano izquierda y los pies juntos. A su llamada acudi¨® presto el de Los Ma?os, que le pas¨® rozando. El franc¨¦s no se inmut¨®. Apuntaba a faena grande, pero todo qued¨® en eso, apuntes.
A Dufau, que ejecut¨® algunos naturales templados y de bella l¨¢mina y una tanda de notables redondos muy ligada en el ecuador de la obra, le falt¨® ese paso m¨¢s que marca la diferencia entre lo correcto y lo extraordinario. El superior fondo de nobleza encastada de Mat¨®n mereci¨® m¨¢s, por lo que, tras un pinchazo y una estocada desprendida, todo qued¨® en una ovaci¨®n. Ovaci¨®n bastante m¨¢s tibia que la que recibi¨® en el arrastre su enemigo.
Y si no alcanz¨® la gloria con el bueno¡ como para hacerlo con el sexto. En sustituci¨®n del inv¨¢lido titular, por chiqueros sali¨® un sobrero, con el hierro de Saltillo, de imponente presencia y engallada actitud. Un gal¨¢n que luc¨ªa dos afilados pu?ales por pitones y que, adem¨¢s, no regal¨® nada. Intentaron ¡ªsin demasiado ¨¦xito¡ª aplacar su poder¨ªo en el caballo y lleg¨® al ¨²ltimo tercio midiendo y con la cara por las nubes. No hace falta decir que Dufau se fue a por la espada en menos que canta un gallo.
Tampoco fue la tarde de Luis Bol¨ªvar, al que le correspondi¨® el otro ejemplar fuertemente aplaudido en el arrastre, el segundo, de Saltillo. Un toro aparentemente bravo en varas (hasta en tres ocasiones se arranc¨® de largo al caballo, la primera de ellas derribando), pero que empeor¨® a partir del segundo tercio y lleg¨® a la muleta aburrido y gazap¨®n. Impotente, el colombiano solo pudo ser testigo de c¨®mo los tendidos ya hab¨ªan tomado partido por su oponente. Su labor frente al quinto, tan noble, como escaso de fuerza, fue un puro tr¨¢mite.
La actuaci¨®n de S¨¢nchez Vara fue una demostraci¨®n de sus recursos. De los buenos y de los malos. En el que abri¨® plaza, y al que banderille¨® m¨¢s que correctamente, ech¨® mano de su sobrado oficio para sortear la guasa del toro de Saltillo con pulcritud. En cambio, frente al cuarto, un astado de Los Ma?os que rompi¨® a embestir en el ¨²ltimo tercio tras haber salido muy suelto y desentendido, se mostr¨® vulgar y ventajista, encadenando, que no ligando, muletazos ejecutados a distancia sideral.
SALTILLO Y LOS MA?OS / S?NCHEZ VARA, BOL?VAR, DUFAU
Toros de Saltillo (1º, 2º y 6º bis) y Los Maños (2º, 3º y 4º), correctamente presentados, en el tipo de sus respectivos orígenes, y de variado e interesante juego en conjunto. Más complicados y deslucidos los de Saltillo. Destacó por su gran calidad el 3º, de Los Maños.
Sánchez Vara: estocada baja (palmas y sale a saludar tímidamente); pinchazo y espadazo muy bajo y tendido (silencio).
Luis Bolívar: aparente metisaca y estocada (pitos); estocada corta baja y atravesada (silencio).
Thomas Dufau: pinchazo y estocada desprendida (saludos); pinchazo, espadazo en los blandos que escupe rápidamente y bajonazo corto (pitos).
Plaza de toros de Las Ventas. Domingo 24 de abril. Menos de un cuarto de entrada (6.534 espectadores, según la empresa).