Una ocupaci¨®n agobiante y las colas infinitas en las barras marcan la primera noche del Primavera Sound
Tame Impala se impusieron ante una descomunal multitud que llen¨® la Plataforma Marina
Gente, gente y m¨¢s gente. Se mirase donde se mirase. M¨¢s gente que nunca, hasta quiz¨¢s demasiada. Si esa era la intuici¨®n a primeras horas de la tarde-noche, la oscuridad trajo la confirmaci¨®n de que este a?o el Primavera Sound se ha masificado hasta extremos que rayan la incomodidad, acentuada porque en diversas zonas de tr¨¢nsito las colas que se forman en los bares interrumpen el paso de la multitud al atravesar perpendicularmente los pasillos de circulaci¨®n. Parafraseando a Isabel Ayuso, ariete de las exigencias del festival al Consistorio barcelon¨¦s, si la f¨®rmula libertad con ca?itas garantiza la felicidad, el Primavera dificulta ambas cosas: beber requiere esperas dilatadas y la libertad de escoger, que es el tu¨¦tano de la oferta festivalera, resulta imposible, pues para ver no ya en primera fila sino solo en condiciones algunos conciertos, se ha de guardar el sitio con una antelaci¨®n que imposibilita ese feliz deambular que se asocia a la libertad de elecci¨®n. A este paso, ¨²nicamente ser campe¨®n de sumo garantizar¨¢ tener espacio asegurado. O haber plantado sombrillas en Torrevieja. La organizaci¨®n ha reconocido los problemas y afirma que se esfuerza en solucionarlos.
Por fortuna el p¨²blico, el jueves alegre y dicharachero, con ganas de festival y las energ¨ªas al m¨¢ximo, acept¨® las incomodidades y se sinti¨® pagado por la m¨²sica, pese a quien pese reina de la jornada. En la Plataforma Marina, antes de que una multitud inabarcable la convirtiese en Mordor para ver a Tame Impala desde Cuenca con su psicodelia blanda de yogur desnatado y rayos l¨¢ser, Kacey Musgraves protagoniz¨® el primer concierto masivo. Vi¨¦ndola ven¨ªa a la cabeza c¨®mo hubiese sido f¨ªsicamente Roc¨ªo Jurado a los 33 a?os, edad de Kacey, de haber nacido en Texas como ella. Claro que Kacey no tiene el tron¨ªo avasallador que tuvo la Jurado, comport¨¢ndose en escena como una simp¨¢tica cantante ligera. Su base es country, pero su m¨²sica se ha acercado al pop con canciones estupendas que mueven a la alegr¨ªa. Desde Lonely Weekend, con su tono country, hasta Breadwinner, pop bailable, pasando por la versi¨®n que hizo del Dreams de Fleetwood Mac, se dibuja un panorama que la aleja de Nashville para acercarla al mundo.

La que vive en su mundo es Charli XCX, que tambi¨¦n en la Plataforma Marina despleg¨® un espect¨¢culo coreogr¨¢fico, solo ella y dos bailarines en escena, sin m¨²sicos a la vista que seguramente ni estaban, para sacudir a la multitud un masaje de hyperpop categ¨®rico. El hyperpop vendr¨ªa a ser un pop al que se infla a trav¨¦s de una espita mediante bases gruesas, arreglos poderosos y ritmo muy marcado. Si el pop es Fido Dido, el hyperpop es el mu?eco de Michelin, para entendernos. Momento culmen de su concierto ese Boys, una canci¨®n relativamente suave en su repertorio, dedicada a todos los gais presentes en el festival. La masa enloqueci¨®. Por cierto, mientras ella no cambi¨® de vestuario s¨ª los hicieron sus dos bailarines, que en algunas piezas llevaban faldas como los bailarines de Tanxugueiras. El mundo es muy peque?o, s¨ª.
Tanto que entre los miles de personas que pugnan por ir vestidas de la manera m¨¢s llamativa, acab¨® llev¨¢ndose el gato al agua Rodrigo Cuevas con un vestuario de Constantino Men¨¦ndez, que, como la m¨²sica del ovetense, interpreta con una mirada contempor¨¢nea el mundo del folk. Estupendas sus pintas, su manera de llevarlas, su humor, su m¨²sica y el desparpajo no beligerante que us¨® para indicar a los t¨¦cnicos de escenario que le hab¨ªan puesto al rev¨¦s todo su equipo en el Auditori, donde m¨¢s tarde, ante un p¨²bico m¨¢s reducido, Mar¨ªa del Mar Bonet sac¨® a relucir un cancionero delicioso con paradas en amigos muertos, Jo em donaria a qui em vulgu¨¦s (arreglos de Jordi Sabat¨¦s) o Pau Riba, de quien interpret¨® sentidamente Es fa llarg esperar. Fueron ambos conciertos seguidos exclusivamente por p¨²blico local.

Por lo dem¨¢s, hubo un par de conciertos que indicaron que pese a lo que nos cuenten los apologetas del futuro, el mundo sigue parado en algunos puntos. Y as¨ª, los conciertos de Dinosaur Jr y Yo La Tengo ¨Dambos petaron el escenario del anfiteatro en el que actuaron¨D hicieron pensar en aquel Benic¨¤ssim en el que el ahora director del Primavera, Gaby Ruiz, se fogue¨® como programador. Dinosaur Jr son m¨¢s despeinados que Yo la Tengo, la pinta de su l¨ªder, J Mascis, camiseta negra con estampado de flores, gorra y cuatro pelos alambrados sali¨¦ndole por los laterales, no llevaba a enga?o. Por su parte, Yo La Tengo, con Georgia Hubley cada d¨ªa con m¨¢s cara de institutriz enfadada tras su bater¨ªa, y su marido Ira Kaplan bien torturando o acariciando su guitarra ante la mirada del tercero en discordia, el orondo y simp¨¢tico James McNew con su barba ya parcialmente blanca, ofrecieron un excelente concierto con cl¨¢sicos como Tom Courtenay o Autum Sweater. S¨ª, el indie todav¨ªa vive.
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