C¨®mo decirle adi¨®s a Basilio Losada
El admirado catedr¨¢tico de Filolog¨ªa Gallega y Portuguesa de la Universidad de Barcelona, adem¨¢s de traductor y autor tard¨ªo, ha fallecido a los 92 a?os
Hoy los miles de alumnos del Profesor Basilio Losada nos hemos quedado solos, con sensaci¨®n de orfandad. Ya no nos lo encontraremos por el claustro de Letras, muy temprano por la ma?ana, con su sonrisa, con su mirada de necesitar unos segundos para reconocer al que se paraba a darle los buenos d¨ªas. Pod¨ªa entonces empezar una largu¨ªsima conversaci¨®n llena de biograf¨ªa propia, de vidas de otros, de datos, de ideas, de literatura e historia, como si el aula quedase peque?a y la clase se expandiese por el claustro y los jar...
Hoy los miles de alumnos del Profesor Basilio Losada nos hemos quedado solos, con sensaci¨®n de orfandad. Ya no nos lo encontraremos por el claustro de Letras, muy temprano por la ma?ana, con su sonrisa, con su mirada de necesitar unos segundos para reconocer al que se paraba a darle los buenos d¨ªas. Pod¨ªa entonces empezar una largu¨ªsima conversaci¨®n llena de biograf¨ªa propia, de vidas de otros, de datos, de ideas, de literatura e historia, como si el aula quedase peque?a y la clase se expandiese por el claustro y los jardines de la Universidad.
Basilio Losada abr¨ªa todos los d¨ªas la facultad de Filolog¨ªa, en la plaza Universidad barcelonesa, desde hac¨ªa medio siglo, se met¨ªa en un despacho atiborrado de libros, por las paredes, por las mesas, por el suelo, s¨®lo ¨¦l sab¨ªa que aquel caos ten¨ªa un orden, y empezaba a martillear una m¨¢quina de escribir que era un trasto viejo, desde el que llevaba una vida ofreciendo la voz en castellano de tant¨ªsimos autores portugueses que hoy son fundamentales para entender el mundo y sus conflictos. Al cabo de un rato, se o¨ªan los pasos firmes de su hija, Elena Losada, entre los dos organizaron y afianzaron los estudios de filolog¨ªa gallega y portuguesa en la Universitat de Barcelona.
A principios de los 90, el d¨ªa en el que yo iba a dar mi primera clase en la Facultad, se me qued¨® mirando y dijo: ¡°pero si t¨² eres la sombra de un silbido¡±, como si pensase ¡°¨¦sta est¨¢ muy flaca para hablar seguido una hora y media¡±. Ten¨ªa raz¨®n: se me hizo infinita aquella clase, pero yo ten¨ªa en la cabeza, como estoy segura que tenemos todos, aquel curso sobre el Camino de Santiago que empezaba: ¡°Sepan que quien hace el Camino est¨¢ constantemente tentado por el demonio, yo lo he hecho muchas veces y hasta me metieron una vez en una jaula¡±. A partir de ah¨ª empezaba un curso de historia del viaje al finis terrae, del Rom¨¢nico, de la m¨²sica, de la poes¨ªa, de la mujer p¨²ber que canta y espera. ¡°No se olviden de que cuando entran en un templo rom¨¢nico, al amanecer, con la primera luz, como cualquier campesino antes de ir a labrar la tierra, est¨¢n andando sobre el cuerpo muerto de Cristo¡±, dec¨ªa Basilio Losada, y el aula parec¨ªa quedar entre tinieblas.
Sus alumnos americanos lo miraban fascinados mientras decid¨ªan que aquel verano no hab¨ªa nada m¨¢s importante que hacer que posar la mano en el parteluz de la catedral de Santiago tras andar kil¨®metros y kil¨®metros en soledad. Mucho de todo esto lo cont¨® en una novela, La Peregrina (1999), prologada por Jos¨¦ Saramago y presentada en el Aula Magna de la universidad, a rebosar, por un antiguo alumno, Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n.
Sigo recurriendo a la voz de Basilio Losada de hace tantos a?os (estoy segura de que como tantos exalumnos que hoy son profesores) para hablar en mis horas y media sobre la ancestral feminidad de la poes¨ªa galaico-portuguesa, sobre los l¨ªos de voces de Fernando Pessoa, sobre el inconformismo de Jos¨¦ Saramago, sobre el gran¨ªtico Miguel Torga, sobre lo antip¨¢tico que era Verg¨ªlio Ferreira desde su cruel poes¨ªa en prosa. Pero estoy segura de que aquel Camino de Santiago construy¨® los cimientos de de la pasi¨®n por las culturas gallega y portuguesa de varias generaciones de alumnos que nunca olvidar¨¢n al profesor Basilio Losada.