El disco maldito de The Clash
¡®Cut The Crap¡¯ el ¨²ltimo disco de la banda brit¨¢nica, ha sido remezclado y circula por redes bajo el ep¨ªgrafe ¡®Mohawk Revenge¡¯
En las discograf¨ªas de todos los artistas de larga trayectoria, suele aparecer un patito feo. Un lanzamiento que no tiene sentido, fruto de la avidez de la compa?¨ªa editora, tal vez la confesi¨®n de que en ese momento el artista perdi¨® el mapa.
A esa segunda categor¨ªa pertenece Cut The Crap (1985), que result¨® ser el disco final de The Clash. Asombrosamente, ven¨ªan de la cumbre comercial del grupo, Combat Rock (1982) y gozaban del m¨¢ximo respeto: eran cortejados, por ejemplo, por admiradores como ...
En las discograf¨ªas de todos los artistas de larga trayectoria, suele aparecer un patito feo. Un lanzamiento que no tiene sentido, fruto de la avidez de la compa?¨ªa editora, tal vez la confesi¨®n de que en ese momento el artista perdi¨® el mapa.
A esa segunda categor¨ªa pertenece Cut The Crap (1985), que result¨® ser el disco final de The Clash. Asombrosamente, ven¨ªan de la cumbre comercial del grupo, Combat Rock (1982) y gozaban del m¨¢ximo respeto: eran cortejados, por ejemplo, por admiradores como Martin Scorsese. Pero en vez de marcar tiempo haciendo una banda sonora, el cabecilla decidi¨® reventar el juguete. Joe Strummer prescindi¨® de su mano derecha, Mick Jones, y despidi¨® al baterista, Topper Headon, damnificado por su afici¨®n a la hero¨ªna (aunque acababa de componer uno de sus mayores ¨¦xitos, Rock The Casbah).
Strummer se qued¨® con el bajista, Paul Simonon, tipo mol¨®n pero escaso en aportaciones musicales. Complet¨® la formaci¨®n con instrumentistas desconocidos y se fueron corriendo a un estudio de grabaci¨®n en Alemania, seguramente para evitar el chorreo de cr¨ªticas.
En teor¨ªa, pod¨ªa haber funcionado: volver a sus or¨ªgenes, reinventarse con el ardor de j¨®venes disc¨ªpulos. No sali¨®. En medio estaba el manager, Bernie Rhodes, un eg¨®latra que decidi¨® que el futuro estaba en ce?udos himnos punk cantados en plan coral y adornados con detallitos de tecno pop y dance music. Un horror, adem¨¢s, en realizaci¨®n, con la voz de Strummer hundida en la mezcla y un sonido embarullado. Para m¨¢s inri, Rhodes escondi¨® su penosa labor de producci¨®n con un seud¨®nimo hispano, Jos¨¦ Unidos, que suger¨ªa que el verdadero responsable era Strummer.
En alg¨²n momento, Strummer comprendi¨® las dimensiones de la cagada. Busc¨® a Mick Jones para recomponer The Clash, pero su antiguo socio ya estaba con su siguiente proyecto, Big Audio Dynamite. Un intento de foguear a los nuevos Clash con una gira clandestina de desenchufados por bares y calles revel¨® que aquello no ten¨ªa ni pies ni cabeza. Joe termin¨® huyendo a su querida Granada, donde se empe?¨® en desenterrar los huesos de Federico Garc¨ªa Lorca, en base a confidencias de borrachuzos.
As¨ª murieron The Clash. No hubo gira de reaparici¨®n, no dieron conciertos para millonarios en Cooachella o festivales similares. La tentaci¨®n seguramente sigui¨® zumbando: unas semanas antes de la brusca muerte de Strummer en 2002, ¨¦l y Mick Jones tocaron tres temas de los Clash en un evento ben¨¦fico.
Cut The Crap se hundi¨® en la ignominia. No suele figurar en las ediciones integrales ni en las abundantes recopilaciones de The Clash. Hasta es ignorado en documentales.
Hasta ahora. Hace unos meses, por las redes sociales se comenzaron a filtrar versiones remezcladas de los temas de Cut The Crap, circulando bajo el ep¨ªgrafe de Mohawk Revenge. Se trata de la iniciativa de un admirador, Gerald Manns. Descubri¨® unos programas de software que le permitieron extraer las partes vocales de Joe Strummer del marasmo creado por Rhodes. Con infinita paciencia, fue a?adiendo bajo, bater¨ªa y guitarras, tomando como modelo las versiones en vivo de esos temas, tal como aparec¨ªan en grabaciones piratas.
?El resultado final? Siendo bondadosos, Mohawk Revenge podr¨ªa pasar por la versi¨®n maqueta de Cut The Crap. Una rareza, un capricho, un suspiro p¨®stumo por uno de los grandes patinazos del rock de los 80.