¡®El agua¡¯: la condenada herencia del pueblo, en un debut libre y po¨¦tico
Esta pel¨ªcula no es cine para mayor¨ªas. Como en sus cortos, la narraci¨®n de Elena L¨®pez Riera siempre es heterodoxa, libre
Elena L¨®pez Riera llevaba tiempo avisando. Se acercaba una cineasta singular que, desde lo local, aspiraba a trascender hasta lo universal. Una mujer que hablaba del pueblo, del lugar de crianza, de lo terrenal, de la tradici¨®n, incluso de lo at¨¢vico, de un modo distinto al habitual. Documentales que parec¨ªan ficciones; ficciones con metodolog¨ªa documental. Siempre desde Orihuela, y hasta el mundo. Sus cortometrajes (y mediometrajes) lo hab¨ªan apuntado, y con su debut en el largo, ...
Elena L¨®pez Riera llevaba tiempo avisando. Se acercaba una cineasta singular que, desde lo local, aspiraba a trascender hasta lo universal. Una mujer que hablaba del pueblo, del lugar de crianza, de lo terrenal, de la tradici¨®n, incluso de lo at¨¢vico, de un modo distinto al habitual. Documentales que parec¨ªan ficciones; ficciones con metodolog¨ªa documental. Siempre desde Orihuela, y hasta el mundo. Sus cortometrajes (y mediometrajes) lo hab¨ªan apuntado, y con su debut en el largo, El agua, estrenado en la Quincena de Realizadores de Cannes ¡ªla ciudad del cine en la que ya hab¨ªa presentado una de sus piezas cortas, Pueblo¡ª, demuestra su distinci¨®n en las formas y su sentido de la vida: natural, sensual, racial, po¨¦tico, m¨¢gico.
En Pueblo (2014) lanzaba un grito de pasi¨®n alrededor del regreso a casa. Ella que, profesora de Cine y Literatura Comparada en la Universidad de Ginebra, tantas veces hab¨ªa vuelto a sus or¨ªgenes, a su Orihuela, para confrontar con sus amigos el deseo de (casi) todos de huir de all¨ª. En Las v¨ªsceras (2016), estrenado en el Festival de Locarno, el ritual de la matanza del conejo, sangre a borbotones, columna y cr¨¢neo desmembrados, piel a tiras, se desplegaba con fuerza y rabia ante la pasmada mirada infantil. En Los que desean (2018), premiado en Locarno, se acercaba a los palomistas, due?os de palomos que persiguen a una hembra en una suerte de competici¨®n a medio camino entre la colombicultura, el deporte y la antropolog¨ªa.
Una pr¨¢ctica que justamente recupera en una de las secuencias de El agua, como met¨¢fora de esa especie de caza de la hembra en la que demasiadas veces se convierte el flirteo juvenil. Y aqu¨ª la nueva identidad femenina, libre y desprejuiciada, lucha por romper tab¨²es, y por la emancipaci¨®n. No solo del macho, sino tambi¨¦n de ese consejo de la destrucci¨®n que siempre es el chisme, ya sea de car¨¢cter m¨¢gico, ya est¨¦ basado en lo puramente tangible. Tres mujeres supuestamente malditas, abuela, madre e hija, m¨¢s por la cerraz¨®n del terru?o que por la fuerza del r¨ªo y de la lluvia. Es decir, del agua del t¨ªtulo. Un agua que es rito, pero tambi¨¦n herencia. Condenada herencia.
El agua no es cine para mayor¨ªas. Como en sus cortos, la narraci¨®n siempre es heterodoxa, libre. Quiz¨¢ dif¨ªcil para esa parte del p¨²blico que prefiere lo convencional. Como en ciertas pel¨ªculas de Isaki Lacuesta (Entre dos aguas, principalmente), como en Alcarr¨¤s, de Carla Sim¨®n, los int¨¦rpretes no profesionales parecen hacer de s¨ª mismos mientras, como en Nomadland, de Chlo¨¦ Zhao, las profesionales ¡ªen este caso, B¨¢rbara Lennie y Nieve de Medina¡ª se infiltran en el ambiente del lugar; en los rostros de los mayores, ajados por el trabajo; en los caminos destartalados hasta llegar a un simulacro de discoteca de verano, hasta una rave entre matorrales; en las habladur¨ªas de silla de enea en la puerta de casa al anochecer. Siempre con la naturalidad del cine espont¨¢neo y osado. Las mujeres del pueblo hablan a c¨¢mara como en un documental. La chica protagonista se besa con su novio mientras ambos sue?an con el futuro, entre la ligereza del verano y la amenaza de lo que se dice de ciertas familias en los pueblos. Y L¨®pez Riera introduce las im¨¢genes reales de las riadas, esas que todo lo anegan, la tierra y las mentes, filmadas en su d¨ªa en v¨ªdeo o con m¨®viles, con la voluntad de ser espec¨ªfica en lo casi sobrenatural.
De una belleza serena que nace de sus acercamientos al formato corto, El agua es el debut de alguien que ha mamado lo que cuenta. De alguien que se ha ido y que vuelve, sinti¨¦ndose al mismo tiempo familia y forastera, aut¨¦ntica y extra?a. Y que lo narra con dulce libertad.
EL AGUA
Dirección: Elena López Riera.
Intérpretes: Luna Pamies, Bárbara Lennie, Alberto Olmo, Nieve de Medina.
Género: drama. España, 2022.
Duración: 104 minutos.
Estreno: 4 de noviembre.