Luis Miguel Leiro, picador premiado y desencantado: ¡°Amo y respeto a los animales, pero el toro ha nacido para la lidia¡±
Tras treinta a?os de fecunda actividad profesional, el varilarguero madrile?o reflexiona sobre el tercio de varas y el futuro de la fiesta
¡°El toro de hoy es el que mejor embiste. ?Pero es m¨¢s bravo que antes? Lo ser¨¢ en temple, pero no en casta ni en fiereza. Acude a la muleta m¨¢s humillado, con m¨¢s recorrido, y los muletazos son m¨¢s por abajo y no a media altura como antes, raz¨®n por la que el animal se rompe m¨¢s. Para que esto sea posible ha debido bajar la intensidad de la suerte de varas¡±.
El autor de esta m¨¢xima taurina indiscutible es Luis Miguel Leiro (Cerceda, Madrid, 1966), reconocido picador de toros, premiado en las principales ferias durante treinta a?os de fecunda actividad profesional y retirado de los ruedo...
¡°El toro de hoy es el que mejor embiste. ?Pero es m¨¢s bravo que antes? Lo ser¨¢ en temple, pero no en casta ni en fiereza. Acude a la muleta m¨¢s humillado, con m¨¢s recorrido, y los muletazos son m¨¢s por abajo y no a media altura como antes, raz¨®n por la que el animal se rompe m¨¢s. Para que esto sea posible ha debido bajar la intensidad de la suerte de varas¡±.
El autor de esta m¨¢xima taurina indiscutible es Luis Miguel Leiro (Cerceda, Madrid, 1966), reconocido picador de toros, premiado en las principales ferias durante treinta a?os de fecunda actividad profesional y retirado de los ruedos esta temporada al cumplir la edad reglamentaria (55 a?os).
Jubilado a pesar de su evidente lozan¨ªa, torero por encima de todo, enamorado por siempre del caballo y el toro, por este orden, un hombre de campo, como ¨¦l se define, y con razones -confiesa- para sentirse desencantado.
¡°Creo que la fiesta de los toros est¨¢ bien porque el p¨²blico sigue acudiendo a las plazas¡±, afirma, ¡°pero la persiguen muchos enemigos; el animalismo quiere acabar con los toros, y la sensibilidad con los animales, en especial con los perros, es creciente en nuestra sociedad. Hoy se admite que en mi pueblo no haya un m¨¦dico por las noches, pero s¨ª un veterinario¡±.
¡°La sensibilidad con los animales es creciente; hoy se admite que en mi pueblo no haya un m¨¦dico por las noches, pero s¨ª un veterinario¡±.
¡°Me he criado entre animales¡±, contin¨²a, ¡°los quiero y los respeto, pero cada uno de ellos tiene un papel en la vida y, de lo contrario, no existir¨ªa. El toro bravo, es evidente, ha nacido para la lidia. La tauromaquia tiene futuro, s¨ª, pero desaparecer¨¢ con el tiempo¡±.
Comenta Leiro que tiene otro motivo para un desencanto m¨¢s ¨ªntimo y personal.
¡°He sido muy feliz en mi trayectoria como picador, pero ahora que me he ido me siento mal. El mundo del toro es muy desagradecido. Te retiras y la gente se olvida. No s¨¦ c¨®mo decirlo¡ No quiero flores ni orejas, pero s¨ª que me reconozcan lo que he sido como profesional. Mi trayectoria ha sido buena, y me da pena que se olviden de uno cuando ya no est¨¢s en activo¡±.
Luis Miguel Leiro naci¨® en una peque?a localidad madrile?a al lado de Colmenar Viejo, su padre ten¨ªa un reba?o de ovejas, cabras y vacas, y uno de sus t¨ªos era el propietario de una ganader¨ªa brava a nombre de Herederos de Julio Leiro. Ese fue su entorno desde ni?o, y en el campo descubri¨® su vocaci¨®n verdaderamente animalista.
¡°Pronto comenc¨¦ a trabajar con mi t¨ªo en el campo¡±, cuenta Luis Miguel, ¡°y esa fue mi perdici¨®n; nunca quise ser torero, aunque me hab¨ªa probado con erales y a?ojos en el campo, pero mi sue?o eran el caballo y el toro¡±.
Dice que le pas¨® por la cabeza ser rejoneador, pero la econom¨ªa familiar no se lo pod¨ªa permitir. As¨ª que se subi¨® en un caballo y en los tentaderos aprendi¨® el oficio con el que ¨¦l y su esposa, veterinaria y maestra, han sacado adelante a las seis hijas del matrimonio: Jimena, Paula, Marta, Gadea, Mar¨ªa y Luc¨ªa, ninguna de ellas picadora, pero grandes aficionadas a los toros, seg¨²n comenta su padre.
Leiro se hizo profesional en 1990 y pronto debut¨® en varias novilladas; en el 92 accedi¨® al ruedo de Las Ventas en la cuadrilla de Frascuelo y pic¨® un toro de Hern¨¢ndez Pla. El primer premio al mejor puyazo se lo concedieron al a?o siguiente en la misma plaza, junto al mismo matador, por su labor ante un ejemplar de Prieto de la Cal.
Ha toreado a las ¨®rdenes de Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez, Curro V¨¢zquez, Eugenio de Mora, C¨¦sar Rinc¨®n, Cayetano, y muchas tardes suelto en los domingos madrile?os.
Pregunta. Es importante el tercio de varas¡
Respuesta. A mi juicio, es imprescindible. Aunque un toro no tenga fuerza, un puyazo medido lo descongestiona; de lo contrario, muchos sufrir¨ªan un infarto. Aunque tambi¨¦n depende de su calidad, un toro bien picado beneficia al torero porque templa al animal y le permite que humille. ?Y lo bonito que es ver a un toro arranc¨¢ndose al caballo¡!
P. Pero no es f¨¢cil picar bien¡
R. ¡°No. El p¨²blico no lo sabe, pero depende mucho de los caballos, que son como las personas y tienen d¨ªas buenos y malos. El picador est¨¢ a merced de un animal en movimiento¡±.
Comenta Leiro que las claves del buen picador residen en la afici¨®n y en la capacidad para dominar al caballo, y admite que el tercio de varas ha perdido importancia.
¡°Toda la lidia est¨¢ dise?ada para la muleta¡±, explica. ¡°Al matador le da igual que se pique bien o no; lo que le importa es que el toro sirva para cortarle las orejas¡±.
P. Lo que parece claro es que la profesi¨®n de picador es una especie en v¨ªas de extinci¨®n¡
R. Con el paso del tiempo, quiz¨¢ s¨ª.
¡°El tercio de varas es imprescindible, pero toda la lidia est¨¢ dise?ada para la muleta¡±
P. El picador ni se despeina muchas tardes.
R. Ni suda, digo yo. Sobre todo, en los pueblos. A veces, no has tocado al toro y ya te lo cambian..
P. Incluso en plazas tan importantes como Madrid o Sevilla se aplaude por no picar.
R. Es verdad. A los toros van muchas personas que desconocen las normas b¨¢sicas de este espect¨¢culo, y aplauden o silban si ven que el vecino lo hace. Hacen falta aficionados, muchos aficionados.
Leiro tambi¨¦n hizo sus pinitos como ganadero, y durante diez a?os lidi¨® novilladas por los pueblos de Madrid, pero dice que abandon¨® la crianza del toro cuando el precio de venta no cubr¨ªa los gastos del negocio.
Hoy, retirado de los ruedos, sigue a caballo por su campo, rodeado de animales, como siempre, practica senderismo con un grupo de amigos y piensa en el futuro con un permanente rictus de desencanto en su semblante.
¡°La tauromaquia tiene futuro, s¨ª, pero desaparecer¨¢ con el tiempo¡±, insiste.
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