Jos¨¦ Luis Lozano, recuerdos nost¨¢lgicos de una exitosa saga de empresarios, apoderados y ganaderos
El toro corre por las venas de cinco hermanos, cuyo apellido ya es historia del toreo
Es el menor de los famosos Hermanos Lozano ¨DManolo, Pablo, Concha, Eduardo y Jos¨¦ Luis¨D, oriundos de la localidad toledana de Alameda de la Sagra, hijos de un matrimonio de grandes aficionados y nietos de ganaderos por v¨ªa materna. El toro corre por las venas de todos ellos y a la tauromaquia han dedicado sus vidas.
Dice Jos¨¦ Luis que su hermana es la m¨¢s taurina de la casa, y confiesa que la unidad familiar de que han hecho gala es algo hereditario, que surgi¨® as¨ª desde que fueron ni?os y que nunca entendieron estar separados al frente de un negocio.
Tres optaron por ser toreros...
Es el menor de los famosos Hermanos Lozano ¨DManolo, Pablo, Concha, Eduardo y Jos¨¦ Luis¨D, oriundos de la localidad toledana de Alameda de la Sagra, hijos de un matrimonio de grandes aficionados y nietos de ganaderos por v¨ªa materna. El toro corre por las venas de todos ellos y a la tauromaquia han dedicado sus vidas.
Dice Jos¨¦ Luis que su hermana es la m¨¢s taurina de la casa, y confiesa que la unidad familiar de que han hecho gala es algo hereditario, que surgi¨® as¨ª desde que fueron ni?os y que nunca entendieron estar separados al frente de un negocio.
Tres optaron por ser toreros ¨DManolo y Pablo, fallecido en 2020, matadores de toros, y Jos¨¦ Luis, novillero¨D, y Eduardo se inclin¨® por el f¨²tbol y jug¨® en los infantiles del Real Madrid. Pero cuando colgaron los trajes de luces y la indumentaria blanca, los varones -Manolo prefiri¨® ir por libre- iniciaron una carrera como empresarios, apoderados y ganaderos que los ha convertido en una marca taurina de referencia, respetada, reconocida y admirada por la afici¨®n.
Jos¨¦ Luis, a sus l¨²cidos 86 a?os, echa la vista atr¨¢s y recuerda con nostalgia que ¡°en mi casa y en los pueblos solo se hablaba de toros, la far¨¢ndula ¨Dteatro, toros y flamenco¨D estaba muy unida, y el mundo del toro representaba intr¨ªnsecamente todo lo espa?ol; el chaval que viv¨ªa ese ambiente no ten¨ªa m¨¢s remedio que ser aficionado¡±.
¡°Tal vez, nuestra mejor gesti¨®n como empresarios fue en Am¨¦rica¡±
Esa fue la escuela de Jos¨¦ Luis, quien debut¨® con picadores en 1954, y tres a?os m¨¢s tarde se present¨® en Madrid. ¡°Pero me faltaban condiciones¡±, continua, ¡°y una tarde, tambi¨¦n en Las Ventas, en la que no cort¨¦ orejas por culpa de la espada, llegu¨¦ al hotel y le dije al mozo de espadas que vendiera el traje, y que mi carrera hab¨ªa terminado. No ten¨ªa necesidad y s¨ª otros medios de vida, como eran los negocios de mi familia¡±.
A esas alturas, los hermanos ya hab¨ªan hecho los primeros pinitos en el mundo del empresariado taurino. Jos¨¦ Luis lo cuenta as¨ª: ¡°Antonio Bienvenida llama a mi hermano Pablo, matador de toros, y se citan en un cafeter¨ªa de la Gran V¨ªa, reuni¨®n a la que tambi¨¦n acude Eduardo, que tendr¨ªa 18 a?os. Antonio comenta que le ha llamado el alcalde de ?beda que se ha quedado sin empresario para la feria y le pide que organice una corrida. ¡®?Por qu¨¦ no la montamos t¨² y yo, plantea Bienvenida a Pablo? ?Y qui¨¦n ser¨¢ el empresario?¡¯, pregunta mi hermano. ¡®Pues qui¨¦n mejor que Eduardo, que es de la familia¡¯. Y as¨ª fue: el cartel lo formaron ?ngel Peralta, Antonio Bienvenida y Pablo, y fue un ¨¦xito de p¨²blico. Una vez hechas las liquidaciones, el alcalde llama a Eduardo y le dice que se pasara por el Ayuntamiento para cobrar la subvenci¨®n municipal que ascend¨ªa a 50.000 pesetas. Cuando Eduardo le cuenta a Bienvenida que hay que proceder a un nuevo reparto, este le dice que se quede con ese dinero por el trabajo que ha realizado. En ese momento, los tres hermanos comprendimos que el empresariado taurino era una buena opci¨®n¡±.
Pablo, Eduardo y Jos¨¦ Luis se convirtieron en empresarios de ?beda, a la que siguieron Villacarrillo y And¨²jar. De ah¨ª a la gesti¨®n de varias plazas de segunda, la madrile?a Vistalegre despu¨¦s y el famoso concurso de La Oportunidad, de donde sali¨® Palomo Linares¡ y Am¨¦rica.
¡°Tal vez, nuestra mejor gesti¨®n como empresarios fue en Am¨¦rica¡±, afirma Lozano. All¨ª dirigieron las plazas de Bogot¨¢, Quito, Medell¨ªn, Manizales y Cartagena, entre otras. Cuenta que realizaron ¡°un trabajo tit¨¢nico¡±, vivieron una ¨¦poca dorada y contaron con la ayuda de distintos gobiernos para la importaci¨®n de corridas para las ferias y vacas para implantar ganader¨ªas.
¡°Aquellos a?os 70 y parte de los 80 fueron muy especiales en esos pa¨ªses¡±, recuerda Jos¨¦ Luis Lozano, ¡°pero la afici¨®n no fue capaz de valorar lo que estaba viviendo. All¨ª est¨¢bamos los empresarios espa?oles m¨¢s comprometidos, y era tanta la afici¨®n y adquiri¨® tal fuerza que se pod¨ªa trabajar a pesar de los riesgos inherentes a la dif¨ªcil situaci¨®n social y pol¨ªtica. Pero llegaron las vacas flacas, todo se complic¨® y la inseguridad fue a peor¡±.
De vuelta a Espa?a, la gesti¨®n de las plazas de Valencia, Zaragoza, y, a partir de 1990 hasta 2004, Las Ventas.
¡°A Madrid llegamos en el momento justo, en plenitud de experiencia, y con capacidad para organizar un gran equipo. Fue una experiencia magn¨ªfica. Manuel Chopera, el anterior empresario, nos dej¨® una gran herencia que hab¨ªa que mejorar. Ten¨ªamos claro que cuando eres empresario tienes que defender al p¨²blico, que es tu cliente. Est¨¢s obligado a buscar un acuerdo con los toreros que interesan a los aficionados¡±.
¡°Ser apoderado es compartir una ilusi¨®n que trasciende lo econ¨®mico¡±
Pregunta. Los a?os 90 fueron florecientes para el toreo¡
Respuesta. ¡°En esa ¨¦poca se puso de moda, es verdad. Las plazas se llenaban, y los pol¨ªticos e intelectuales se peleaban por estar en un callej¨®n. Tanto fue as¨ª que el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez fue el que m¨¢s apoy¨® la fiesta, entre comillas, claro est¨¢, porque los toros siempre han recibido una escasa protecci¨®n, pero hubo un grupo de ministros aficionados y sin complejos¡±.
P. Ustedes llegaron a ser los empresarios m¨¢s poderosos.
R. ¡°El poder es relativo. Siempre necesitas a los dem¨¢s. La soberbia es mala para todo, y m¨¢s en el toreo. No conduce a nada. Nunca hicimos ostentaci¨®n de fuerza, ni mucho menos. Hab¨ªa que darle al p¨²blico lo que ped¨ªa y si para ello era necesario bajarse los pantalones varias veces, lo hac¨ªamos¡±.
Adem¨¢s de afamados empresarios, apoderados de post¨ªn. Su primer torero, Palomo Linares; despu¨¦s, Curro Gir¨®n, Rafael Ortega, Curro Romero, Manzanares, Espartaco, C¨¦sar Rinc¨®n¡
¡°Un apoderado no puede ser un comisionista y, ni siquiera, un representante¡±, explica Lozano; ¡°cuando ves a un cr¨ªo que sale de la nada, eres testigo de una progresi¨®n que le lleva a ser figura del toreo y t¨² has aportado un granito de arena, esa es la m¨¢xima satisfacci¨®n de quien se siente apoderado. Es compartir una ilusi¨®n que trasciende lo econ¨®mico. Es un proceso emocionante, el que vivimos con Palomo, Espartaco o Rinc¨®n¡±.
¡°Hemos conseguido casi todo lo que nos hemos propuesto, menos ser figuras del toreo¡±
P. Usted ha comentado que la afici¨®n llevada al romanticismo desemboca en la pasi¨®n de ser ganadero; en su caso, con el prestigioso hierro de Alcurruc¨¦n.
R. ¡°As¨ª es. Es un quehacer rom¨¢ntico y tambi¨¦n el peor negocio; una tarea para descubrir misterios, para averiguar por qu¨¦ un toro embiste y otro no. Y solo soportable dentro de un orden por los altos costes, los bajos precios y el enmara?ado seguimiento administrativo¡±.
Jos¨¦ Luis Lozano dice no tener claro si cualquier tiempo pasado fue mejor.
¡°Lo cierto es que yo viv¨ª otro mundo¡±, confiesa. ¡°Ahora, los ataques a la fiesta son distintos, y veo una cierta pasividad impensable entonces. La vida en este pa¨ªs ha cambiado¡±.
P. ?Entonces?
R. ¡°La mejor defensa es una plaza llena; y buscar novedades que sorprendan al p¨²blico. El toreo tiene que evolucionar -el toro, el empresario y el torero-, aunque se deben mantener los c¨¢nones fundamentales. En verdad, el toreo es un mundo aparte, y es muy dif¨ªcil adaptarlo a la realidad de hoy¡±.
P. ?Cree usted que tiene futuro?
R. ¡°Si se busca la autenticidad, la rivalidad y la tensi¨®n, s¨ª. El espectador no puede pasar el rato comiendo pipas¡±.
Lozano, miembro de una saga tan exitosa, afirma finalmente que solo ha sido feliz por etapas, y revela el motivo:
¡°Hemos conseguido casi todo lo que nos hemos propuesto, menos ser figuras del toreo; bueno, Pablo s¨ª lo fue, pero le falt¨® que lo apoderaran los Lozano¡¡±
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