C¨¢rdenas y Larraquy: saber mirar el pasado
¡®Peregrino transparente¡¯ y ¡®La telepat¨ªa nacional¡¯ son novelas que ponen en disputa los relatos que aceptamos en nombre del progreso y sus fantasmas
La idea de progreso, querido lector, nos ha sido tan bien vendida a los escritores latinoamericanos que, como sucede con el resto de la humanidad, son pocas las veces que nos detenemos a mirar nuestro pasado.
Lo peor es que, casi siempre que se da la extra?eza de que alguien se detenga, de que una escritora o escritor haga una pausa y mire para atr¨¢s, lo que busca no es otra cosa que confirmar, bendita sea nuestra suerte, que todo sucedi¨® como ten¨ªa que haber sucedido, que nuestro tren no descarril¨®, que podemos, pues, quedarnos tranquilos.
Parecer¨ªa que, como el resto de la gent...
La idea de progreso, querido lector, nos ha sido tan bien vendida a los escritores latinoamericanos que, como sucede con el resto de la humanidad, son pocas las veces que nos detenemos a mirar nuestro pasado.
Lo peor es que, casi siempre que se da la extra?eza de que alguien se detenga, de que una escritora o escritor haga una pausa y mire para atr¨¢s, lo que busca no es otra cosa que confirmar, bendita sea nuestra suerte, que todo sucedi¨® como ten¨ªa que haber sucedido, que nuestro tren no descarril¨®, que podemos, pues, quedarnos tranquilos.
Parecer¨ªa que, como el resto de la gente, los escritores y escritoras de nuestro continente vivimos el presente de manera fren¨¦tica, est¨²pidamente esperanzados en que el ma?ana, que parecer¨ªa ser lo ¨²nico real, que parecer¨ªa no solo ser m¨¢s importante que el instante que vivimos sino que todos los quiebres pasados, pues as¨ª lo decretaron el aceleracionismo ¡ªese dogma laico de la modernidad¡ª y el cortoplacismo ¡ªese motor del capital que impone lo inmediato¡ª, solo puede ser mejor y solo puede ser, obvio, mucho m¨¢s luminoso.
Un par de excepciones luminosas
Calma, tranquilo, querido lector, no estoy a punto de hablar de novelas hist¨®ricas ¡ªque, en nuestra regi¨®n, parecen solo o casi siempre interesarse por poco m¨¢s que el chisme, los enredos sentimentales de los h¨¦roes y villanos, nuestras derrotas m¨¢s sonadas, esas que abonan tanto al relato establecido como las victorias mil veces cantadas, o al palmar¨¦s del avance, la superaci¨®n y la vanguardia sobre aquello que, bendito sea el se?or, era, fue y deb¨ªa ser el mundo del ayer¡ª sino de dos libros que rompen, de manera por dem¨¢s brillante, con todo lo que he venido diciendo hasta ahora: Peregrino transparente, del colombiano Juan C¨¢rdenas, y La telepat¨ªa nacional, del argentino Roque Larraquy.
A estas alturas, despu¨¦s de tantas entregas, espero haber dejado claro que esta newsletter se interesa, exclusivamente, en la Literatura, as¨ª, con may¨²scula, ese g¨¦nero en aparente extinci¨®n que, de tanto en tanto, da lugar a novelas como Peregrino transparente y La telepat¨ªa nacional, es decir, novelas extraordinarias en todas las acepciones de la palabra, novelas que se atreven a exigirle al lector, adem¨¢s de su atenci¨®n en pleno, poner una parte de s¨ª mismos para dar lugar a la confabulaci¨®n, confabulaci¨®n que no solo es la relaci¨®n de dos o m¨¢s imaginarios sino tambi¨¦n de dos o m¨¢s temporalidades ¡ªdinamitando, por eso, tanto a la prisa impuesta por el aceleracionismo como el imperio del cortoplacismo, que no solo impide ver m¨¢s all¨¢ del hoy, tanto para atr¨¢s como para delante, sino que tambi¨¦n impide ver m¨¢s all¨¢ del uno mismo¡ª, novelas que ponen en disputa el relato o los relatos que aceptamos en nombre del progreso y sus fantasmas, novelas, adem¨¢s, que buscan y que encuentran ¡ªhe ah¨ª otra de sus enormes virtudes¡ª un lenguaje que le disputa el terreno del significante, pero tambi¨¦n del significado, al lenguaje del poder.
Peregrinos telep¨¢ticos
Tanto Peregrino transparente ¡ªque, con el pretexto de contar el viaje de un pintor ingl¨¦s por la Colombia de mediados del XIX, pintor que, trabajando para una comisi¨®n corogr¨¢fica, se obsesiona con un artista local que no est¨¢ claro si es real, si es una o varias ideas, si es un colectivo o si es producto del imaginario popular, cuenta otro viaje a¨²n m¨¢s complejo y hermoso, un viaje a trav¨¦s de las pinturas, tan extraordinarias como fantasmag¨®ricas, de aquel artista elusivo que da cuenta del colonialismo, el racismo, el mercantilismo, el extractivismo y las disputas identitarias¡ª como La telepat¨ªa nacional ¡ªnovela que relata un enloquecido proyecto que, hacia la mitad de la primera mitad del siglo XX, busca crear un parque etnogr¨¢fico en el ¨²ltimo sur del mundo, parque en el que podr¨ªan verse las diversas razas que no eran la blanca y cuya ejecuci¨®n se tuerce tras la llegada, a Buenos Aires, de un grupo de ind¨ªgenas que traen consigo un extra?o perezoso, animal que resulta ser el coraz¨®n de un ritual a¨²n m¨¢s extra?o que pone en duda todos los supuestos de la ciencia y las creencias religiosas¡ª, se detienen a mirar el pasado, se atreven a buscar los descarrilamientos de nuestros trenes, se burlan de nuestros dogmas y revientan los motores de lo inmediato.
En ninguna de estas novelas, escritas magistralmente y salpicadas, adem¨¢s, por un humor tan ¨¢cido y despiadado que, cuando uno recuerda por qu¨¦ se est¨¢ riendo, la carcajada se atora en la garganta, claro est¨¢, reina la idea de progreso que nos ha sido vendida. Sin miedo a exagerar, adem¨¢s de celebrar y aplaudir la singularidad radical de las novelas de C¨¢rdenas y Larraquy, su inteligencia por momentos apabullante y su escritura transparente y casi telep¨¢tica ¡ªen el sentido que dice el narrador del argentino: ¡°Lo que llamamos telepat¨ªa o imaginamos como una transacci¨®n mental, para estos indios es una secreci¨®n, algo que se expulsa del cuerpo, como el sudor¡±¡ª, me atrevo a decir que, aun a pesar de que en alguna hay instantes, poqu¨ªsimos, en que ciertas ideas se desnudan y se resisten, por lo tanto, a la literatura, se trata de dos de las novelas m¨¢s importantes de los ¨²ltimos tiempos.
?ltimas anotaciones
No es com¨²n esto en nuestra newsletter, querido lector, pero, si no lo hago, se me quedar¨¢n algunas cosas que no quiero dejar de decir sobre Peregrino transparente y La telepat¨ªa nacional. Por eso, tambi¨¦n escribo esto: las de C¨¢rdenas y Larraquy son dos novelas tan desesperanzadoras como extra?amente esperanzadoras, tan devastadoras como creadoras. C¨¢rdenas y Larraquy desarman nuestro continente, desarmando un pedazo de este, para despu¨¦s proponernos mil armados diferentes.
De alg¨²n modo, Peregrino transparente y La telepat¨ªa nacional son, tambi¨¦n, novelas composta ¡ªlo digo desde la certeza de que la composta es lo que nos queda¡ª: dan lugar a la belleza, a trav¨¦s de lo que se pudri¨® y se sigue pudriendo, seamos o no, queramos o no, en realidad, ser conscientes de ellos.
Y son, por ¨²ltimo, los libros de C¨¢rdenas y Larraquy, resultado de dos universos interiores vast¨ªsimos y de dos imaginaciones asombrosas, desatadas y distantes de todo aquello que se suele considerar como com¨²n.
Coordenadas
Peregrino transparente fue publicado por Perif¨¦rica. La telepat¨ªa nacional la publicaron Eterna Cadencia y Fulgencio Pimentel.