Jorge P¨¦rez, coleccionista de arte: ¡°El arte te cambia la vida, te cambia la percepci¨®n¡±
El empresario argentino es figura destacada en la metamorfosis de Miami a centro de arte mundial, con un museo en su nombre
Solomon R. Guggenheim dec¨ªa que durante el d¨ªa miraba columnas de cifras, pero que su satisfacci¨®n era llegar a casa y mirar un kandinsky. Dec¨ªa que era maravilloso. Posiblemente, una sensaci¨®n similar se apodere de Jorge P¨¦rez (73 a?os), empresario del P¨¦rez Art Museum Miami, al llegar a su piso luminoso en el barrio de Coconut Grove Miami. Es ah¨ª donde tuvimos nuestro encuentro.
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Solomon R. Guggenheim dec¨ªa que durante el d¨ªa miraba columnas de cifras, pero que su satisfacci¨®n era llegar a casa y mirar un kandinsky. Dec¨ªa que era maravilloso. Posiblemente, una sensaci¨®n similar se apodere de Jorge P¨¦rez (73 a?os), empresario del P¨¦rez Art Museum Miami, al llegar a su piso luminoso en el barrio de Coconut Grove Miami. Es ah¨ª donde tuvimos nuestro encuentro.
Jorge P¨¦rez, nacido en Argentina y radicado en la ciudad de las palmeras desde 1968, guarda un mosaico de estilos y ¨¦pocas que representan un acervo rico en influencias. Una panor¨¢mica de la bah¨ªa Biscayne y el puerto son el tel¨®n de fondo del recorrido por esta magn¨ªfica propiedad, que ¨¦l mismo encomend¨® al arquitecto Rem Koolhaas. Se trata de uno de los tantos proyectos que impulsa desde su firma, The Related Group, donde el arte es el sello distintivo de sus proyectos inmobiliarios.
En su casa, conviven muebles de un estilo mid century con piezas impresionistas y modernas, dibujos, fotograf¨ªas, esculturas y textiles. Cada rinc¨®n es una sala para el deleite, aunque ¡ªconfiesa¡ª algunos espacios est¨¢n reservados para sus piezas favoritas. ¡°Aqu¨ª hay obras que son irreplaceable, en el sentido de que nunca las voy a cambiar¡±, explica en un sincr¨¦tico spanglish, mientras destaca una serie de nombres propios que se repetir¨¢n a lo largo de la conversaci¨®n: Frank Stella, el argentino Julio Le Parc, Sol LeWitt, la colombiana Doris Salcedo, William Kentridge, Louise Nevelson, el cubano Jorge Pardo.
Su esposa, Darlene, se une a esta visita guiada y apunta algunos nombres m¨¢s que a P¨¦rez se le escapan de la memoria. No es para menos: la variedad y profundidad de esta colecci¨®n se mide en unas 6.000 piezas, distribuidas en sus distintas propiedades, el museo de Miami, otros espacios de exhibici¨®n y un enorme dep¨®sito ubicado en la ciudad de Belle Glade, en Palm Beach.
Reci¨¦n llegado de M¨¦xico, P¨¦rez cuenta los detalles de una visita extendida donde tuvo la oportunidad de ver la sinfon¨ªa lum¨ªnica del artista James Turrell, en las afueras de M¨¦rida. ¡°Eso es lo que hace el arte: te cambia la vida, te cambia la percepci¨®n¡±, dice emocionado.
Despu¨¦s de haber probado las delicias del pa¨ªs azteca, el due?o de la casa opta por un men¨² liviano de ensalada de at¨²n y limonada para acompa?ar la charla. Durante el almuerzo, irradia su amor por aquellas obras que entrelazan historias, pa¨ªses y an¨¦cdotas compartidas con muchos de sus artistas. Porque si hay una caracter¨ªstica que distingue a su colecci¨®n, es una confluencia con su propia biograf¨ªa trashumante por Latinoam¨¦rica.
De padres cubanos, Jorge P¨¦rez naci¨® un 17 de octubre de 1949, en Buenos Aires. El Gobierno de Juan Domingo Per¨®n estaba al mando del pa¨ªs cuando su familia se afinc¨® en la capital rioplatense. ¡°Mis padres adoraban la Argentina, eran jetsetters en un momento en que Buenos Aires era un epicentro de la cultura¡±, recuerda. La convergencia de una tradici¨®n intelectual, por parte de su madre, y de un linaje industrial, por el lado paterno, fueron los dos ejes que atravesaron el devenir de la vida familiar.
Tras el estallido de la Revoluci¨®n Cubana, en 1959, sus padres perdieron su patrimonio de la mano del r¨¦gimen castrista y se trasladaron a Colombia, donde tuvieron que reconstruir su c¨ªrculo afectivo e intelectual. ¡°Es otro pa¨ªs que adoro y, por eso, tengo una colecci¨®n colombiana muy fuerte. Soy amigo de Fernando Botero, de Alejandro Obreg¨®n, de Doris Salcedo¡±. Due?a de las tertulias culturales en la casa familiar, su madre lo introdujo en la literatura, el cine y m¨¢s tarde, las artes visuales.
Fue en Estados Unidos donde P¨¦rez dio sus primeros pasos como coleccionista, despu¨¦s de graduarse en la Universidad de Michigan e iniciar una exitosa carrera como planificador urbano. Miami hab¨ªa comenzado su metamorfosis, de apacible retiro balneario a metr¨®polis multicultural. En ese refugio latino en la periferia del subcontinente, su acercamiento al arte fue un veh¨ªculo para reconectar con sus ra¨ªces. ¡°En ese tiempo me sent¨ªa muy colombiano, porque fue el pa¨ªs que nos acogi¨® de una forma incre¨ªble, muy argentino y tambi¨¦n cubano, por mis padres. Al creer que iba a perder mi identidad latina, empec¨¦ a ir todos los a?os a las subastas de arte latinoamericano¡±.
No s¨®lo se trataba de adquirir obras; tambi¨¦n era una oportunidad para involucrarse en la vida pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural de esos pa¨ªses. De esta manera, tomaron forma sus colecciones sudamericana, mexicana y cubana. Avezado conocedor de cada cultura, P¨¦rez aprecia las se?as identitarias que distinguen a sus artistas: ¡°Siempre he adorado que, mientras los argentinos miraban hacia Europa o Estados Unidos para su inspiraci¨®n, los mexicanos exaltaban su latinismo¡±, explica.
Con el tiempo, fue expandiendo sus intereses hacia el expresionismo abstracto norteamericano, la fotograf¨ªa y al arte africano. A pesar del volumen de su colecci¨®n, es principalmente P¨¦rez el encargado de elegir sus obras. ¡°Compro, sobre todo, lo que me gusta, pero siempre muy estudiado. Y cuando digo estudiado, es que me quedo entre cuatro y cinco horas leyendo sobre los artistas que me gustan¡±. Con la insaciable curiosidad que lo caracteriza, se ha convertido en un asiduo visitante de las ferias m¨¢s relevantes, sobre todo en Latinoam¨¦rica, donde puede descubrir artistas que todav¨ªa no han ingresado al circuito internacional.
La conexi¨®n con sus or¨ªgenes tambi¨¦n le impuls¨® a acercar el arte latinoamericano al p¨²blico. En 2011, el empresario don¨® 40 millones de d¨®lares para la construcci¨®n de la flamante sede del Miami Art Museum. Pero eso no fue todo: su aporte incluy¨® obras emblem¨¢ticas de grandes maestros, como Diego Rivera, Wifredo Lam, Frida Kahlo, Antonio Berni y Joaqu¨ªn Torres-Garc¨ªa, entre otros. A partir de ese acervo invaluable, el P¨¦rez Art Museum Miami (PAMM) fue inaugurado en 2013.
¡°Es muy importante para m¨ª porque los latinos, que ya somos el 20% de la poblaci¨®n norteamericana, no ten¨ªamos ni un museo ni una gran obra de filantrop¨ªa con nuestro nombre. Si queremos ser parte de este pa¨ªs, tenemos que ser como lo fueron, en su momento, los Guggenheim o los Whitney¡±. Su apuesta es que el P¨¦rez Art Museum Miami se convierta en una vidriera de lo mejor que el arte latinoamericano contempor¨¢neo tiene para ofrecer.
En sinton¨ªa con este prop¨®sito, P¨¦rez inaugur¨® en 2019 Espacio 23, un nuevo punto nodal de la escena art¨ªstica en Miami. En un contexto de restricciones impuestas por el coronavirus, fue una de las pocas usinas culturales que abri¨® sus puertas al p¨²blico en 2020, con Time for Change: Art and Social Unrest in the Jorge M. P¨¦rez Collection (Tiempo de cambio: arte y malestar social en la colecci¨®n de Jorge M. P¨¦rez), una muestra enfocada en el rol del artista como agente de cambio social. A diferencia del PAMM, aclara que este espacio ¡°es mucho m¨¢s contempor¨¢neo, tiene mucho m¨¢s que ver con partes de la colecci¨®n que son importantes para los latinoamericanos¡±.
M¨¢s cerca de sus intereses personales, P¨¦rez planea una muestra de arte cubano en Espacio 23 y est¨¢ abocado a un proyecto que involucra a la comunidad de Belle Glade, en Palm Beach, donde se realizar¨¢n una serie de peque?as muestras dedicadas a sus residentes, de origen haitiano y mexicano.
De lo local a lo global, su colecci¨®n contin¨²a recorriendo los museos m¨¢s prestigiosos a nivel internacional. En Espa?a, el Reina Sof¨ªa ha trasladado unas 20 piezas latinoamericanas para renovar sus espacios de exhibici¨®n y en Sevilla se proyecta un museo contempor¨¢neo a partir de su acervo pict¨®rico. Tal parece que P¨¦rez ha logrado materializar una ambici¨®n confesa: ¡°Todo lo que estoy coleccionando no es para m¨ª. Soy un guardi¨¢n; lo importante es que el mundo vea esta colecci¨®n¡±.