Art¨ªstico y fr¨ªo concepto novilleril
Buena actitud de Jorge Mart¨ªnez, Jorge Molina y Sergio Rodr¨ªguez que no aprovecharon la condici¨®n de los novillos de Montealto
Los novillos de Montealto, muy bien presentados -referentes del trap¨ªo que debe lucir el utrero en Las Ventas- desiguales en el tercio de varas, y, en general, con recorrido, movilidad y clase en la muleta, merecieron dejarse algunas orejas en el ruedo madrile?o. No fue un encierro de premio, pero varios de ellos destacaron por su nobleza y clase en la ¨²ltima fase de la lidia, esa en la que se ahorman los triunfos o adquieren protagonismos los silencios y las decepciones.
La terna de novilleros, uno ya veterano como Jorge Mart¨ªnez, y dos novatos que se presentaban en Madrid, demostr¨® qu...
Los novillos de Montealto, muy bien presentados -referentes del trap¨ªo que debe lucir el utrero en Las Ventas- desiguales en el tercio de varas, y, en general, con recorrido, movilidad y clase en la muleta, merecieron dejarse algunas orejas en el ruedo madrile?o. No fue un encierro de premio, pero varios de ellos destacaron por su nobleza y clase en la ¨²ltima fase de la lidia, esa en la que se ahorman los triunfos o adquieren protagonismos los silencios y las decepciones.
La terna de novilleros, uno ya veterano como Jorge Mart¨ªnez, y dos novatos que se presentaban en Madrid, demostr¨® que tiene un art¨ªstico y fr¨ªo concepto taurino, y que, quiz¨¢, se entretuvo en exceso en componer la figura antes que cautivar al p¨²blico y alcanzar ese triunfo tan necesario para continuar con posibilidades en la profesi¨®n.
Pero cada cual en su momento, eso s¨ª.
Jorge Mart¨ªnez es un buen torero; un poco triste y al que le cuesta conectar con los tendidos, pero un buen torero al que hace tiempo que se le augura un brillante porvenir. Pero el suyo -su porvenir- quiz¨¢ debi¨® llegar hace tiempo. Es decir, que ya no tiene cara de novillero, sino de matador de toros de toros hecho y derecho. Ni cara, ni hechuras ni oficio. Ha anunciado su alternativa para la feria agoste?a de Almer¨ªa, pero da la impresi¨®n de que su oponente natural es el toro y no el novillo, aunque est¨¦ tan bien presentado como los de hoy de Montealto.
Maneja con soltura y hondura los enga?os; variado, garboso, y acelerado en ocasiones, tambi¨¦n, estuvo con el capote tanto en su lote como en los quites en los novillos de sus compa?eros, y dibuj¨® un ramillete de aceptables ver¨®nicas en sus dos novillos. Y volvi¨® a demostrar que mueve la muleta con prestancia, templanza y gracia, tanto en los ayudados por alto con los que inici¨® la faena a su primero, como en los derechazos y naturales que traz¨® a ese buen novillo, de alegre y pronta embestida, con el que no consigui¨® hacer vibrar a los tendidos. Quiz¨¢, hubo poca ligaz¨®n y s¨ª destellos aislados; quiz¨¢, porque ya no se le ve como a un novillero y s¨ª demasiado f¨¢cil con el novillo. Lo cierto es que la plaza estuvo fr¨ªa con ¨¦l, de manera inmerecida, posiblemente, pero real. Y su labor ante el cuarto, otro animal noble y repetidor, fue un calco de la anterior: firmeza, seriedad, buenos muletazos, pero nulo entusiasmo. Medir los tiempos es de las cosas m¨¢s complicadas del toreo, y da la impresi¨®n de que este buen torero hace meses que no pinta nada en el escalaf¨®n de los novilleros.
Frente a la veteran¨ªa, la juventud; Jorge Molina y Sergio Rodr¨ªguez hac¨ªan su primer pase¨ªllo en Madrid, y los dos llegaban precedidos de los mejores augurios, y ambos demostraron que s¨ª, que les adornan buenos mimbres, pero no dieron ni una vuelta al ruedo.
Y eso no es buena cosa; porque las orejas cuentan, vaya que si cuentan, y pasar por esta plaza con sendas ovaciones puede ser motivo de olvido.
Molina se coloca muy bien, mueve los brazos con aroma y parece que le funciona la cabeza. Dej¨® instantes de toreo de altura, como su inicio por bajo en su primero o por alto en el quinto; es verdad que su lote blande¨® en demas¨ªa, y el segundo se raj¨® y huy¨® toriles sin pudor alguno, pero ese buen sabor de boca que dej¨® el novillero supo a poco. Al final, sufri¨® una voltereta al entrar a matar al quinto y se llev¨® una paliza gorda.
Y Sergio Rodr¨ªguez tambi¨¦n se fue de vac¨ªo a pesar de que destac¨® por su valor y entrega. De rodillas en el tercio comenz¨® la labor de muleta al tercero, y de ese modo dibuj¨® un pase cambiado por la espalda y tres meritorios derechazos, ligados con un largo pase de pecho, recuperada ya la figura. Asienta las zapatillas, busca citar desde el pit¨®n contrario, y es evidente que le adornan cualidades para su progreso. El sexto desarroll¨® aspereza, lo desarm¨® en varias ocasiones, llov¨ªa en ese momento copiosamente, y su labor pas¨® desapercibida.
Ese puede ser el problema de los tres, que hayan pasado desapercibidos ante una aceptable novillada con la que estuvieron bien sin m¨¢s, m¨¢s fr¨ªos que con el ardor que merec¨ªan sus oponentes.
Montealto/Mart¨ªnez, Molina, Rodr¨ªguez
Novillos de Montealto, muy bien presentados, nobles, blandos y con movilidad en el tercio final; bravos en el caballo primero y segundo; desiguales tercero y cuarto, y mansos quinto y sexto.
Jorge Martínez: estocada algo caída (ovación); media estocada (ovación).
Jorge Molina: estocada contraria _aviso_ y un descabello (ovación); dos pinchazos, estocada _aviso_ y dos descabellos (ovación).
Sergio Rodríguez: _aviso_ dos pinchazos y estocada trasera y caída (ovación); estocada pescuecera, media tendida _aviso_ y seis descabellos (silencio).
Plaza de Las Ventas. 23 de mayo. Duodécimo festejo de la Feria de San Isidro. Tres cuartos de entrada (17.918 espectadores, según la empresa). Tarde lluviosa.