Ilya Kabakov, maestro del conceptualismo sovi¨¦tico
Las obras del creador, fallecido a los 90 a?os, eran como cuentos. Sus personajes pod¨ªan salir disparados al espacio o estar dentro de un museo con goteras
Ilya Kabakov, nacido en Dnepropestrovk, Ucrania, en 1933, y fallecido el pasado 27 de mayo a los 90 a?os, en Nueva York, es uno de los artistas fundadores del conceptualismo moscovita. Formado fuera del sistema art¨ªstico oficial sovi¨¦tico, en la prestigiosa Academia de Arte V. Surikov de Mosc¨², Kabakov cre¨® lo que llamaba instalaciones totales, ¡°un g¨¦nero m¨¢s, junto al icono, al fresco y a la pintura¡±, dec¨ªa, ¡°que es a¨²n muy joven y todav¨ªa tiene que madurar y revelar sus posibilidades ocultas¡±.
Mi primer encuentro con su obra tuvo lugar en la Bienal de Venecia de 1993, donde represent¨® a Rusia con el Pabell¨®n Rojo. Una arquitectura de peque?a escala que ocupaba s¨®lo una parte del solar oficial, decorada con estrellas e insignias rusas, y un altavoz que emit¨ªa la m¨²sica del desfile de Mayo en la Plaza Roja de Mosc¨². Rodeado por una valla de cartones viejos junto a algunas ramas esparcidas por el suelo, creaba en el visitante el equ¨ªvoco de estar a¨²n en obras. Una vez en el interior del pabell¨®n el caos aumentaba: alumbrado por bombillas que pend¨ªan de cables, se ve¨ªan andamios, cuerdas con ropa colgada de los muros, cubos de pintura, alfombras enrolladas, basura... Toda la obra de Kabakov est¨¢ fuertemente arraigada en el contexto social y cultural sovi¨¦tico, habla tanto de la Rusia postestalinista como lo hace de la condici¨®n humana universal. Esta, junto a la intervenci¨®n de Hans Haacke en el Pabell¨®n alem¨¢n, con el pavimento destrozado, fue lo que m¨¢s me impact¨® de aquella edici¨®n.
En 1998 Ilya y su mujer Emilia, con la que trabajaba desde hac¨ªa 10 a?os, acudieron a Madrid a presentar la exposici¨®n El Palacio de los Proyectos, (1995-1998), en el Palacio de Cristal del Retiro, comisariada por James Lingwood y yo misma. Fue aquel uno de sus m¨¢s ambiciosos trabajos: dos palacios que encajaban prodigiosamente y un mismo referente: el Crystal Palace de Paxton, un modelo mental del universo, un elogio a la utop¨ªa, al optimismo constructivo y a la esperanza en el futuro.
La construcci¨®n concebida por Emilia e Ilya se articulaba en torno a una ligera estructura de madera, cuyo interior estaba organizado mediante estancias que trazaban una espiral que ascend¨ªa hasta una segunda planta. Por la noche funcionaba como una linterna china. Los proyectos se agrupaban en tres ejes: los que concern¨ªan a la mejora de la vida de la gente, los que estimulaban la creatividad y los que estaban concebidos para el autoperfeccionamiento.
La muestra part¨ªa de un axioma: el mundo consiste en una multitud de proyectos, unos realizados, otros a medio realizar y otros nunca realizados. Todo lo que vemos a nuestro alrededor, en el mundo circundante, todo aquello que descubrimos en el pasado y lo que quiz¨¢s podr¨ªa incluir en el futuro, todo esto constituye un mundo de proyectos sin l¨ªmite. Y ¡°la ¨²nica manera de realizar una vida humana digna es tener un proyecto propio, concebirlo y llevarlo a cabo hasta su realizaci¨®n¡±.
Para aquella ocasi¨®n organic¨¦ un ciclo de conferencias en el que participaron la arquitecta y poeta Beatriz Blanco; Boris Groys y Jos¨¦ Jim¨¦nez, fil¨®sofos ambos; el historiador del arte Juan Antonio Ram¨ªrez y Robert Storr, conservador del MoMA.
En una f¨¦rtil colaboraci¨®n entre el Museo Reina Sof¨ªa y la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, gracias al v¨ªnculo de aquel entra?able profesor y artista que fue Sigfrido Mart¨ªn Begu¨¦. Yo, en mi calidad de responsable de los Palacios de Cristal y Vel¨¢zquez, hab¨ªa iniciado una l¨ªnea de intercambios, por la cual los estudiantes participaban en los montajes de nuestras exposiciones y los artistas acud¨ªan a la Facultad a explicar su trabajo. Participaron en esta convocatoria Annette Messager, David Hammons e Ilya y Emilia Kabakov. La visita de esta pareja fue inolvidable. Tras la exposici¨®n de su trabajo y la charla con los alumnos, almorzamos frente a la Hoz del Hu¨¦car mientras la nieve ca¨ªa por el desfiladero. Por la tarde, visitamos el Museo de Arte Abstracto. Ilya me dijo que conocerlo fue para ¨¦l una revelaci¨®n, no solo porque hab¨ªa comprendido la importancia para Espa?a de la generaci¨®n de la abstracci¨®n de los cincuenta. Tambi¨¦n porque su obra se preservaba en un museo promovido por artistas.
Compartimos buenos momentos en nuestras respectivas casas de Long Island, y Madrid. Pese a su estatus de artistas consagrados internacionalmente, Ilya y Emilia eran muy cercanos, cordiales y extremadamente sobrios.
Las obras de Kabakov, que en sus inicios trabaj¨® como ilustrador infantil, eran como cuentos. Sus personajes pod¨ªan salir disparados al espacio o estar dentro de un museo con goteras. El Palacio de los Proyectos inclu¨ªa un cap¨ªtulo que instaba al visitante a vestir unas alas y elevarse. La figura del ¨¢ngel aparec¨ªa tambi¨¦n en un proyecto reciente, en el que comenz¨¢bamos a colaborar de nuevo. Ilya era un ¨¢ngel.
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