R¨¢pido, limpio, previsible y poco emocionante el sexto encierro de San Ferm¨ªn, con la ganader¨ªa de Jandilla

Los toros modernos est¨¢n tan acostumbrados a correr en la dehesa que da la impresi¨®n de que el encierro de San Ferm¨ªn es para ellos un entrenamiento m¨¢s, con la sorpresa a?adida de los adoquines, el l¨ªquido antideslizante, las curvas y, sobre todo, ese gent¨ªo que los acompa?a y asusta.

De hecho, el sexto encierro de los toros de Jandilla, veteranos en las lides sanfermineras porque cumplen este a?o 22 comparecencias en esta feria, ha resultado r¨¢pido (2 minutos y 23 segundos, solo cinco m¨¢s que en 2022), limpio, y as¨ª...

Los toros modernos est¨¢n tan acostumbrados a correr en la dehesa que da la impresi¨®n de que el encierro de San Ferm¨ªn es para ellos un entrenamiento m¨¢s, con la sorpresa a?adida de los adoquines, el l¨ªquido antideslizante, las curvas y, sobre todo, ese gent¨ªo que los acompa?a y asusta.

De hecho, el sexto encierro de los toros de Jandilla, veteranos en las lides sanfermineras porque cumplen este a?o 22 comparecencias en esta feria, ha resultado r¨¢pido (2 minutos y 23 segundos, solo cinco m¨¢s que en 2022), limpio, y as¨ª lo certifica el parte m¨¦dico (tres trasladados al hospital: una fractura de tobillo, una erosi¨®n de rodilla y una luxaci¨®n de brazo), previsible porque ha estado exento de desagradables sorpresas y, como tal, poco emocionante. Incluso, se podr¨ªa afirmar que han presentado m¨¢s peligro los corredores, con sus negligencias, empujones, atropellos, resbalones y ca¨ªdas, que los propios toros, que han corrido con todas sus fuerzas para llegar cuanto antes a la plaza y olvidar a los mozos.

Es evidente que se est¨¢ produciendo un profundo cambio en los encierros de San Ferm¨ªn. Este limpio de hoy contrasta con el historial de Jandilla, plagado de heridos por cornadas: a 32 mozos enviaron al hospital en sus 21 participaciones anteriores.

Hoy, estaban los seis toros tan absortos en los corrales que dieron un respingo cuando son¨® el cohete y toda la manada intent¨® refugiarse en el fondo, buscando una salida inexistente. Los cabestros cumplieron con su deber y les mostraron la puerta que no daba acceso a la dehesa, como m¨¢s de uno so?ar¨ªa, sino a la cuesta de Santo Domingo.

Los mansos lideraron la carrera en este tramo, mientras los jandillas, asustados, sin duda, se hermanaron piel con piel y ocuparon las ¨²ltimas plazas del grupo, al tiempo que m¨¢s de un corredor daba con su anatom¨ªa contra el suelo a causa de la tensi¨®n y no por el contacto con los toros.

Hubo cambio en la cabeza al paso por la plaza consistorial; tres toros negros bajaron a toda velocidad por la calle Mercaderes y, como si vinieran avisados de la dehesa, esquivaron con sorprendente eficacia los tablones que dan paso a la calle Estafeta. Ni uno solo de los seis ni los cabestros sufrieron el costalazo contra esa dura madera.

Uno de los toros de capa negra se hizo el amo de la pista y corri¨® embravecido por esa calle larga, abarrotada de mozos, a los que ni este ni sus compa?eros de camada hicieron el m¨¢s m¨ªnimo caso.

La manada lleg¨® estirada, casi en fila india, al tramo de Telef¨®nica y al vallado de entrada al callej¨®n, donde peque?os grupos de corredores, mal situados, a punto estuvieron de ser corneados por quienes solo buscaban una salida a su agobio.

No pas¨® nada, felizmente, y los toros alcanzaron con bien la entrada a los corrales de la plaza, solo cinco segundos m¨¢s tarde que sus compa?eros del a?o pasado.

All¨ª descansan ya los seis ejemplares de Jandilla: Zalagardo (505 kilos), Engorroso (585 kilos), Torbellino (580 kilos), Herrerillo (530 kilos), Vibrante (530 kilos) y Versolaro (540 kilos), que ser¨¢n lidiados esta tarde por Antonio Ferrera, El Juli y Cayetano.

El primero vuelve a San Ferm¨ªn despu¨¦s de que el a?o pasado se encerrara en solitario con seis toros de Miura; el segundo es un conocido veterano en esta feria, de donde ha salido 12 tardes a hombros, y Cayetano no ha vuelto desde 2019, cuando fue declarado triunfador del ciclo sanferminero.

Minutos antes de las ocho de la ma?ana, all¨ª estaban los seis toros tranquilos, descansando sobre la arena de los corrales de Santo Domingo, vigilados, eso s¨ª, por los responsables cabestros y ajenos al ruidoso espect¨¢culo que les esperaba y a la trepidante carrera que deber¨ªan realizar para alcanzar la plaza, la ¨²ltima meta de sus vidas. Qu¨¦ pena que los toros no hablen. ¡®Pa habernos matao¡¯, comentar¨ªa m¨¢s de uno en la soledad del ¨²ltimo descanso antes del festejo vespertino.