La corrida del futuro
Un cartel de lujo, toros de dise?o tan nobles como descastados, plaza hasta la bandera, un p¨²blico festivo y generoso, y una oreja para destellos pintureros de Pablo Aguado
He aqu¨ª la corrida de los tiempos pr¨®ximos. O, quiz¨¢, el porvenir se hizo presente hace ya tiempo. Lo vivido esta tarde, en el primer festejo de la Feria de San Miguel, ha sido algo as¨ª como un regreso al futuro ya conocido, como la culminaci¨®n de un espect¨¢culo anta?o emocionante que ha alcanzado ya las m¨¢s altas cotas del desenga?o.
Preciosa La Maestranza con ese cartel de No hay billetes que es la antesala de la belleza de un entorno deslumbrante. Una tarde soleada y calurosa, pero sin el ardor primaveral...
He aqu¨ª la corrida de los tiempos pr¨®ximos. O, quiz¨¢, el porvenir se hizo presente hace ya tiempo. Lo vivido esta tarde, en el primer festejo de la Feria de San Miguel, ha sido algo as¨ª como un regreso al futuro ya conocido, como la culminaci¨®n de un espect¨¢culo anta?o emocionante que ha alcanzado ya las m¨¢s altas cotas del desenga?o.
Preciosa La Maestranza con ese cartel de No hay billetes que es la antesala de la belleza de un entorno deslumbrante. Una tarde soleada y calurosa, pero sin el ardor primaveral. Ambiente de lujo y los ¨¢nimos prestos para el disfrute sevillano de los toros.
Un acontecimiento antes de que suenen clarines. Tras el pase¨ªllo, el cari?o del p¨²blico obliga a la terna a salir al tercio para agradecer el sincero afecto. Pero cuando se abre la puerta de toriles, se hace realidad el futuro, o el presente, qui¨¦n sabe, pero, con toda seguridad, sorprendente para aquel iluso que esperara presenciar una corrida de toros en su esplendor; o, mejor dicho, un verdadero acontecimiento.
Bueno, el suceso verdaderamente sobresaliente resid¨ªa en los tendidos, una muchedumbre de sonrisas ¨¢vidas de la felicidad que esperaba recibir de una terna de artistas.
Salieron los toros de la familia Matilla, dise?ados en probeta para el disfrute de las figuras, con la presencia justa, desbordante la nobleza, carentes de fortaleza y casta, de ins¨ªpida dulzura, sin codicia ni celo¡ Toros elegidos para no molestar, para acompa?ar sin dar miedo, para contribuir, llegado el caso, al triunfo del matador. Toros, tambi¨¦n, para un p¨²blico torerista, generoso hasta la beatitud, consciente del protagonismo del vestido de luces, y convencido de que el animal es un colaborador necesario, incluso un convidado de piedra.
Pero la corrida no contribuy¨® al ¨¦xito porque hubo poca casta, menos codicia y celo y escasez de bravura; todos los toros mansearon en los caballos, casi sin picar pasaron por el primer tercio el segundo y el quinto, y mostraron con celeridad su falta de fondo f¨ªsico y su carencia de raza. Aun as¨ª, el segundo lleg¨® con movilidad a la muleta, repiti¨® una y otra vez la embestida y sorprendi¨® a Manzanares, que no est¨¢ en su mejor momento, y se entretuvo en un toreo superficial, despegado y sin hondura. Fue la suya una labor de mero acompa?amiento a un toro vibrante que mereci¨® mejor suerte.
Y no hubo otro toro que permitiera el lucimiento en el tercio final. El diestro alicantino se encontr¨® en quinto lugar con un toro anodino, y a Morante le toc¨® en suerte un lote birrioso, muy apagado el primero y sin atisbo de clase el cuarto. Al menos, el torero pudo dejar el sello de su clase en el toreo de capote al que abri¨® plaza: tres ver¨®nicas y dos medias de categor¨ªa, y un quite por chicuelinas, y no pudo haber m¨¢s a pesar de su decidido inter¨¦s.
El ¡°triunfador¡± de la tarde fue Pablo Aguado; las comillas responden a que fue un triunfo muy sevillano, algo exagerado. Nada pudo lucir con el soso sexto, pero no es menos cierto que se gust¨® en un exquisito quite por armoniosas chicuelinas y otro a la ver¨®nica en el tercero de la tarde, y que el inicio de muleta con ese toro fue un alarde de inspiraci¨®n, pre?ado de suavidad y buen gusto: dos trincherillas, un molinete, un remate con la zurda y un pase de pecho, trazos de primorosa elegancia.
A partir de ah¨ª, y a causa del escaso ¨¢nimo de su oponente, todo se diluy¨® hasta que una estocada trasera dio paso al generoso galard¨®n que Aguado agradeci¨® muy sonriente.
Emoci¨®n no hubo en todo el festejo, ni toros que dieran miedo, ni tensi¨®n. Ha sido una de las esas corridas de las que sales como entraste, con la ilusi¨®n de que ma?ana mejore. El futuro, vamos¡
Hnos. Garc¨ªa Jim¨¦nez / Morante, Manzanares, Aguado
Toros de Hnos. García Jiménez y Olga Jiménez, justos de presentación, mansurrones, nobles, blandos y descastados. Mejor presentado el quinto y con movilidad en el tercio final el segundo.
Morante de la Puebla: pinchazo (silencio); pinchazo y estocada caída (silencio).
José María Manzanares: pinchazo y estocada (ovación); estocada (silencio).
Pablo Aguado: estocada trasera (oreja); media estocada tendida y atravesada (silencio).
Plaza de La Maestranza. 29 de septiembre. Primera corrida de la Feria de San Miguel. Lleno de ‘no hay billetes’.