De la inspiraci¨®n a la fatiga
Mansa y deslucida corrida inaugural de Alcurruc¨¦n que solo propici¨® detalles artistas de un desigual Morante, una vuelta al ruedo de Urdiales y la digna confirmaci¨®n de Garc¨ªa Pulido
Lo que es el ser humano¡ O los artistas. C¨®mo de modo inexplicable pasan de la inspiraci¨®n que les regala firmeza, aplomo y sensibilidad a la desgana y la incapacidad; c¨®mo esa cabeza instantes antes convertida en un manojo de destellos ¨ªntimos ofrece de pronto una fatigosa imagen descolorida, rota y emborronada.
Algo as¨ª ¡ªcualquiera sabe si fue as¨ª o no¡ª le sucedi¨® a Morante. La plaza, hasta la bandera; la ilusi¨®n, por las nubes, y un torero tocado por la mano del arte delante de un toro grande...
Lo que es el ser humano¡ O los artistas. C¨®mo de modo inexplicable pasan de la inspiraci¨®n que les regala firmeza, aplomo y sensibilidad a la desgana y la incapacidad; c¨®mo esa cabeza instantes antes convertida en un manojo de destellos ¨ªntimos ofrece de pronto una fatigosa imagen descolorida, rota y emborronada.
Algo as¨ª ¡ªcualquiera sabe si fue as¨ª o no¡ª le sucedi¨® a Morante. La plaza, hasta la bandera; la ilusi¨®n, por las nubes, y un torero tocado por la mano del arte delante de un toro grande y astifino, ¡ªque le hab¨ªa propinado un batacazo al picador Aurelio Cruz, pisoteado, a su vez, por el caballo¡ª, de corto viaje en banderillas, pero noble, escaso de fuelle y con clase en el tercio de muleta. Y ah¨ª, uno frente al otro, se vivieron momentos para el recuerdo. Morante, revestido de solemnidad, agigantado de disposici¨®n, dibuj¨® de entrada un trincherazo primoroso y un cambio de manos que supo a gloria. Un gran tanda de naturales, despu¨¦s, uno a uno, hondos y hermosos en su soledad; otros tres muletazos profundos con la mano derecha, cerrados con un trincherazo eterno. Y para concluir el cuadro, dos naturales soberbios, la planta asentada, ce?ida la figura, la cintura al baile.
Lleg¨® el momento supremo, y al artista algo se le extravi¨® en las entra?as. El altivo y seguro torero se torn¨® dubitativo, inseguro, muy desconfiado de s¨ª mismo, que se comport¨® como un humano en apuros. No es que pinchara una y otra vez, fue la forma desva¨ªda, ¡ªque no, que no quiero verlo¡¡ª de ejecutar la suerte. Desapareci¨® la complacencia de los tendidos y el aire se oscureci¨® con una bronca tan sonora como merecida.
La musas se marcharon para no volver, empujadas, quiz¨¢, por el enfado del p¨²blico, y al cuarto toro le dieron muy fuerte en el caballo, de tal modo que lleg¨® hundido y noqueado al tercio final. Morante se puso all¨ª, como si tal cosa, pero el animal no pudo dar de s¨ª m¨¢s que la honrosa aceptaci¨®n de la muerte. Y volvieron los pitos, con raz¨®n, sin duda. No se luci¨® el matador, pero s¨ª la cuadrilla: Curro Javier, excelente en la brega, y Joao Ferreira y Alberto Zayas, superiores en banderillas.
Despacio se acerc¨® Urdiales a los medios, montera en mano, y, templado y muy ceremonioso, brind¨® a la concurrencia su primer oponente. Dibuj¨® muletazos de categor¨ªa, recre¨¢ndose en el encuentro, por ambas manos, y aunque no lleg¨® a brotar la emoci¨®n por la escasa codicia del animal, qued¨® en el ambiente el regusto de una labor salpicada de gracia. Nada pudo hacer ante el muy manso quinto, que huy¨® despavorido del caballo y se doli¨® en banderillas.
No quiso ser convidado de piedra el joven Garc¨ªa Pulido, nuevo en el escalaf¨®n, ¡ªtom¨® la alternativa en la pasada feria de Valdemorillo¡ª, que salv¨® el muy serio compromiso con decisi¨®n y solvencia. Estuvo por debajo del toro de su confirmaci¨®n, que embisti¨® con fijeza y ritmo por el pit¨®n de derecho, y al que lleg¨® a templar en varias tandas de buen tono. Le falt¨®, quiz¨¢, el arrebato, la pasi¨®n, dar ese paso al frente que separa una faena solvente de un triunfo de verdad. Su justific¨® sobradamente ante el manso y deslucido sexto que huy¨® despavorido en todos los tercios.
Muy decepcionante la corrida de Alcurruc¨¦n, bien presentada y astifina, mansa y desfondada. Ninguno permiti¨® el toreo de capa, de viaje corto los seis, mansos en el primer tercio, y nobles los cuatro primeros en la muleta pero sin vida interior.
Alcurruc¨¦n/Morante, Urdiales, G. Pulido
Toros de Alcurrucén, bien presentados, astifinos, mansos, nobles y desfondados. Muy deslucidos los dos últimos.
Morante de la Puebla: cuatro pinchazos _aviso_ cinco pinchazos _segundo aviso_ y un descabello (pitos); bajonazo (pitos).
Diego Urdiales: estocada (petición y vuelta); pinchazo hondo y estocada caída (silencio).
García Pulido, que confirmó la alternativa: estocada caída _aviso_ (ovación); pinchazo y estocada caída (silencio).
Plaza de Las Ventas. 10 de mayo. Primera corrida de la Feria de San Isidro. Lleno de ‘no hay billetes’ (22.964 espectadores, según la empresa).