La ¨¦pica de Ure?a vale una oreja
El murciano, heroico ante un encastado toro de Jandilla, se repuso tras una pavorosa voltereta; Manzanares y Talavante, in¨¦ditos ante una mansa y deslucida corrida
El trance heroico, el dramatismo, la congoja y el estremecimiento, todo ello envuelto en un pasaje pre?ado de arrebato y conmoci¨®n, se produjeron en la faena de muleta del sexto toro de la tarde, el ¨²nico de verdad encastado y bravo de una decepcionante corrida de Jandilla.
Era un cinque?o colorado, de bonitas hechuras, que humill¨® y empuj¨® al caballo, acudi¨® alegre en banderillas y lleg¨® al tercio final con aire desafiante, codicioso y exigente. Paco Ure?a, que lo hab¨ªa veroniqueado aceptablemente de salida, inici¨® la faena con unos airosos ayudados por alto, y le present¨® batalla con ...
El trance heroico, el dramatismo, la congoja y el estremecimiento, todo ello envuelto en un pasaje pre?ado de arrebato y conmoci¨®n, se produjeron en la faena de muleta del sexto toro de la tarde, el ¨²nico de verdad encastado y bravo de una decepcionante corrida de Jandilla.
Era un cinque?o colorado, de bonitas hechuras, que humill¨® y empuj¨® al caballo, acudi¨® alegre en banderillas y lleg¨® al tercio final con aire desafiante, codicioso y exigente. Paco Ure?a, que lo hab¨ªa veroniqueado aceptablemente de salida, inici¨® la faena con unos airosos ayudados por alto, y le present¨® batalla con entrega, consciente de lo mucho que se jugaba en esos momentos. Ya en la primera tanda con la mano derecha, a la que el toro acudi¨® con car¨¢cter, result¨® empalado sin consecuencias. Volvi¨® a citar de lejos y qued¨® de manifiesto la decidida actitud del torero y la transmisi¨®n de su oponente.
Pero fue a continuaci¨®n cuando se hizo presente el drama: el toro volvi¨® a empalarlo por la pierna derecha que le hizo perder el equilibrio, pero antes de que Ure?a pudiera zafarse de las cercan¨ªas del toro, este lo prendi¨® de nuevo, lo lanz¨® por los aires, y la ca¨ªda sobre el hombro izquierdo fue realmente estremecedora. El torero qued¨® inerme en la arena, y recogido, hecho un trapo, por sus compa?eros que enfilaron el camino a la enfermer¨ªa. Pero ya en el callej¨®n, Ure?a recobr¨® la consciencia, y con cara de enfado, se deshizo de las asistencias, dispuesto a volver al ruedo. Con la mirada perdida, evidentes gestos de dolor, el traje y la cara manchados de sangre del toro, el hombro izquierdo ca¨ªdo y sin sentido aparente del equilibrio, el torero volvi¨® a la cara del toro al tiempo que la plaza, conmovida por lo que suced¨ªa en el ruedo, trataba de animarlo a los gritos de ¡°torero, torero¡±.
A Ure?a le pudo la verg¨¹enza, la ¨¦pica y la necesidad, pero no estaba en condiciones de volver a tomar la muleta. Lo hizo, cit¨® con la mano izquierda, y pudo trazar algunos muletazos m¨¢s valorados por su hero¨ªsmo que por su ejecuci¨®n. Y as¨ª hasta en tres medias tandas, con la plaza conmovida y temerosa de que el drama volviera de nuevo. Tras una estocada corta perpendicular se le concedi¨® una oreja que Ure?a no pudo pasear porque entr¨® por su propio pie en la enfermer¨ªa. Brusco y deslucido fue su primero, sin clase alguna, al que no le perdi¨® la cara.
As¨ª acab¨® la corrida en recuerdo de Anto?ete, un encierro de Jandilla manso, ¨¢spero y deslucido para las figuras actuales, acostumbradas al toro menos problem¨¢tico y pastue?o. Pero la lidia se est¨¢ perdiendo en beneficio de muchos pases de escaso contenido y hondura.
En ese tono transcurri¨® el paso de Talavante ante el segundo de la tarde, un manso con movilidad, al que no consigui¨® dominar, y trat¨® vencer con una faena desigual, acelerada y destemplada. El quinto enga?¨® a la concurrencia, pues cumpli¨® en varas, galop¨® en el segundo tercio y apunt¨® muy buenas maneras para la muleta, pero, no. Pronto perdi¨® las manos, y el torero perdi¨®, a su vez, las ideas y el ¨¢nimo, de modo que busc¨® la espada, y abrevi¨®.
Consciente, quiz¨¢, de que tambi¨¦n se jugaba su prestigio en este festejo, a Manzanares se le vio m¨¢s entonado y entregado que en su tarde isidril. Tuvo que parar cuatro toros por la invalidez de los dos sobreros, y nada pudo hacer ante su afligido segundo, pero se esforz¨® en el que abri¨® plaza, un manso que huy¨® de su sombra desde que apareci¨® en el ruedo, y que volte¨® al torero al poco de iniciar la faena de muleta. Y el susto surti¨® efecto. Manzanares hizo acopio de una raza impropia, aguant¨® la brusquedad de su oponente, que embest¨ªa a oleadas y consigui¨® algunos muletazos aceptables por ambas manos.
Minutos despu¨¦s de que finalizara el festejo, Ure?a sub¨ªa a una ambulancia en direcci¨®n a un centro sanitario donde le realizar¨¢n las pruebas pertinentes para conocer el alcance de su lesi¨®n; en la plaza qued¨® la gesta de un torero castigado por los toros y los despachos, un h¨¦roe que merece mejor suerte.
Jandilla-Vegahermosa/Manzanares, Talavante, Ure?a
Cinco toros de Jandilla y uno, el tercero, de Vegahermosa, -el cuarto, devuelto por inválido-, desiguales de presentación, mansos, flojos, descastados y deslucidos; cumplidor en varas, encastado y exigente el sexto; sobrero de El Pilar, también devuelto por inválido; segundo sobrero, del mismo hierro, bien presentado, manso, flojo y descastado.
José María Manzanares: estocada baja (ovación); dos pinchazos y estocada (silencio).
Alejandro Talavante: pinchazo y estocada _aviso_ (silencio); pinchazo, media atravesada y dos descabellos (pitos).
Paco Ureña: estocada baja (silencio); estocada corta perpendicular (oreja). Fue volteado por el sexto toro, y el parte médico indica que sufre una fractura que desplaza el tercio medio de la clavícula izquierda, de pronóstico reservado.
Plaza de Las Ventas. 16 de junio. Corrida In Memoriam de Antoñete, y en recuerdo del torero madrileño se guardó un minuto de silencio. Lleno de ‘no hay billetes’ (22.964 espectadores, según la empresa).