La equidistancia como censura
A veces, solo se puede ser palestina, negra trabajadora. Y estar un poquito polarizada
Hace unos d¨ªas particip¨¦ en uno de los encuentros del bienestar auspiciados por la SER. Fue en C¨®rdoba y charl¨¦ con Pilar G¨®mez, Bernardino Le¨®n, Manuel Jabois y Pedro Blanco. El tema era la polarizaci¨®n. Resumo en esta columna la parte medular de mis intervenciones porque, mientras hablaba, me daba cuenta de que yo misma estoy polarizad¨ªsima y, de alg¨²n modo, me alegro. Empec¨¦ comentando que elegir el t¨¦rmino ¡°polarizaci¨®n¡± resulta contrapr...
Hace unos d¨ªas particip¨¦ en uno de los encuentros del bienestar auspiciados por la SER. Fue en C¨®rdoba y charl¨¦ con Pilar G¨®mez, Bernardino Le¨®n, Manuel Jabois y Pedro Blanco. El tema era la polarizaci¨®n. Resumo en esta columna la parte medular de mis intervenciones porque, mientras hablaba, me daba cuenta de que yo misma estoy polarizad¨ªsima y, de alg¨²n modo, me alegro. Empec¨¦ comentando que elegir el t¨¦rmino ¡°polarizaci¨®n¡± resulta contraproducente: quiz¨¢ habr¨ªa que abordar el tema desde la necesidad de recuperar un consenso democr¨¢tico ¡°imperfecto¡±, gestado en la Transici¨®n; un consenso cuyas imperfecciones hoy son el origen de una mancha de aceite que se va extendiendo. En la Transici¨®n, acaso inevitablemente, se quedaron abiertas brechas que dificultan el funcionamiento de la democracia: tras la muerte del dictador, porciones escandalosas del poder, el dinero, la justicia siguieron estando en las mismas manos. A esta rasposa textura caracter¨ªstica de nuestra democracia se le suma un neoliberalismo global que roba o enajena las palabras m¨¢s nobles de nuestro l¨¦xico: democracia ¡ªtrasmutada en demagogia y oclocracia¡ª, libertad, individuo, cultura¡
¡°Memoria¡± es una palabra robada que ejemplifica esa confluencia siniestra entre la marca de un pasado mal cicatrizado y un presente tecnofeudalista. En aras de la conciliaci¨®n nacional, se distorsiona el concepto de memoria democr¨¢tica metiendo en el mismo saco los horrores de la guerra cometidos por cualquier bando, el golpismo contra la Segunda Rep¨²blica y los cuarenta a?os de represi¨®n franquista. El olvido de esa responsabilidad hist¨®rica hace posible el nacimiento de un partido como Vox, que tiene la parad¨®jica virtud de despertar las simpat¨ªas de los nost¨¢lgicos supervivientes y de los j¨®venes que lo ven como esperanza en el seno de una demonizada democracia corrupta en la que todo el mundo roba y nadie es valiente.
La deformaci¨®n del relato hist¨®rico se solapa con el desprecio de la memoria como facultad de la inteligencia, habilidad para el aprendizaje, indispensable punto de partida para la relaci¨®n conceptual, el pensamiento y la cr¨ªtica. Para el afecto incluso. Es imprescindible saber algo ¡ªy recordarlo¡ª para ir construyendo conocimiento. Para deconstruirlo, tambi¨¦n. Esa es la base de la educaci¨®n y del imprescindible optimismo cognoscitivo en los tiempos de la ola 5G, la aceleraci¨®n de part¨ªculas y Google, santo patr¨®n de la memoria externalizada y de la usurpaci¨®n del criterio para encontrar la afinaci¨®n perfecta de los diapasones entre el ruido. Los buscadores buscan por ti, los comparadores comparan por ti y, en ese ahorro de tiempo y energ¨ªas, eligen por ti. Te tienden el hilo no para encontrar la salida del laberinto, sino m¨¢s bien como a un pescado. Te dicen en qu¨¦ consiste el laberinto. Al final, entre toda la caspa de los discursos de la modernidad, solo se legitima un discurso que finge no serlo: el del mercado, el de nuestras libres elecciones en el mercado. El de los anuncios de las entidades bancarias o de las empresas que especulan con el derecho universal a la salud. O a la educaci¨®n. Todas clientas. Con derechos de clientas. La que no pueda ser clienta, porque ella no lo vale, que se pudra.
En este contexto, emitir desde el calent¨®n es barbarie, pero no s¨¦ si el eufemismo es un procedimiento para no incurrir en el discurso del odio, o un exceso de cautela. La exigencia de equidistancia tambi¨¦n puede ser barbarie. Censura. Como la perpetrada por la UNED contra el documental Palestina, una tierra negada. Se aduce: ¡°Una visi¨®n sesgada a favor del pueblo palestino¡±. Es broma, ?no? A veces, solo se puede ser palestina, negra, trabajadora. Y estar un poquito polarizada.