Un paisaje rescatado
En el parque del Horizonte de O Rosal (Pontevedra) se da una suerte de justicia cuando el dise?o, lejos de imponerse, rescata el lugar
?Por qu¨¦ hay una llanura a los pies de un monte? ?Por qu¨¦ existe una topograf¨ªa de granito, casi un muelle, ante el oc¨¦ano Atl¨¢ntico y el monte Torroso en la Sierra da Groba de O Rosal (Pontevedra)? Porque en 1970 se fabric¨® esa llanura con los restos de la construcci¨®n vial. Bautizaron el plano como la Explanada del Horizonte, pero seg¨²n la arquitecta Mar¨ªa Fandi?o ¡°rompieron la secci¨®n natural de la costa, empobrecieron el suelo y enterraron la identidad mat¨¦rica del lugar¡±. Lo resume as¨ª: ¡°Lapidaron su alma¡±. Ella decidi¨® rescatarla.
Los mejores parques se parecen ...
?Por qu¨¦ hay una llanura a los pies de un monte? ?Por qu¨¦ existe una topograf¨ªa de granito, casi un muelle, ante el oc¨¦ano Atl¨¢ntico y el monte Torroso en la Sierra da Groba de O Rosal (Pontevedra)? Porque en 1970 se fabric¨® esa llanura con los restos de la construcci¨®n vial. Bautizaron el plano como la Explanada del Horizonte, pero seg¨²n la arquitecta Mar¨ªa Fandi?o ¡°rompieron la secci¨®n natural de la costa, empobrecieron el suelo y enterraron la identidad mat¨¦rica del lugar¡±. Lo resume as¨ª: ¡°Lapidaron su alma¡±. Ella decidi¨® rescatarla.
Los mejores parques se parecen m¨¢s a un paisaje que a un jard¨ªn. Aqu¨ª, la ladera desciende hasta el mar escalonada por las terrazas agr¨ªcolas. Ese era el paisaje cuando esta joven proyectista gallega, formada en el estudio barcelon¨¦s de Batlle i Roig, se enfrent¨® al lugar y decidi¨® tratar de entenderlo. Quer¨ªan hacer un gran parque. Y, claro, se hab¨ªan fijado en la explanada. Pero Fandi?o sab¨ªa que era un suelo contaminado, un lugar inh¨®spito poblado de especies desesperadas, invasoras, y con un drenaje ineficiente. Habl¨® con los vecinos para investigar el lugar. Y aprendi¨® historias de caba?as y salinas que provocaron el ¡°despertar de una emoci¨®n colectiva¡±, resume. As¨ª, el encargo de un parque se convirti¨® en la recuperaci¨®n de un lugar: la secci¨®n de la costa. Una secci¨®n es cortar en vertical. Y observar las relaciones entre las partes. Fue entonces cuando las terrazas hablaron.
En lugar de proyectar desde el paisaje, Fandi?o lo hizo hacia este. ¡°Eso permite a la arquitectura ser obsequiada por la naturaleza¡±, explica. Durante el proceso de construcci¨®n aparecieron grandes laxes de granito: 420 metros cuadrados de roca descubierta. ¡°Esa excavaci¨®n despert¨® una memoria que llevaba lapidada 50 a?os¡±, sostiene. ¡°La arquitectura baj¨® la mirada y dej¨® hablar al paisaje¡±. ?C¨®mo? Cuidando las piedras. Cada risco descubierto se limpiaba y dignificaba. Luego Fandi?o trabaj¨® la morfolog¨ªa estableciendo un di¨¢logo entre los muros, largos y rectil¨ªneos, y las laxes irregulares y escult¨®ricas. El dise?o final es tan escult¨®rico y artesanal como arquitect¨®nico. Y con esa base trabajada en cada terraza est¨¢ llegando la regeneraci¨®n de la vegetaci¨®n: herb¨¢ceas, arbustos y ¨¢rboles que mejoran la estructura y que, con el paso del tiempo y una vez realizada su funci¨®n, desaparecer¨¢n. ¡°Estas plantaciones permiten a los vientos del sur traer semillas aut¨®ctonas que, con el tiempo, ir¨¢n colonizando el paisaje¡±. Aqu¨ª no hay riego, ni hay flores, el territorio se rehace.
El resultado es, de momento, piedra y sal. El gris de la monta?a y el azul del oc¨¦ano, quietud y movimiento, gravidez y ligereza. ¡°Un paraje para sentir el territorio¡±.