Se¨ªsmo de muerte, amor y mentiras en un Tokio extremo
Librera, cr¨ªtica y novelista, Marina Sanmart¨ªn habla de la gestaci¨®n de su ¨²ltima novela, ¡®Las manos tan peque?as¡¯, y de las virtudes y vicios de la novela negra
Bien es sabido que la chispa originaria de una ficci¨®n puede estar en cualquier parte, a veces en el lugar menos pensado. Existen en Jap¨®n unos peque?os espacios entre los edificios con una funci¨®n antis¨ªsmica. Su observaci¨®n poco despu¨¦s de aterrizar en Tokio en octubre de 2018 para vivir tres semanas que cambiaron su vida puso en la mente de Marina Sanmart¨ªn el germen de Las manos tan peque?as (Harper Collins). ¡°Empec¨¦ a pensar c¨®mo usar esto en una novela poli...
Bien es sabido que la chispa originaria de una ficci¨®n puede estar en cualquier parte, a veces en el lugar menos pensado. Existen en Jap¨®n unos peque?os espacios entre los edificios con una funci¨®n antis¨ªsmica. Su observaci¨®n poco despu¨¦s de aterrizar en Tokio en octubre de 2018 para vivir tres semanas que cambiaron su vida puso en la mente de Marina Sanmart¨ªn el germen de Las manos tan peque?as (Harper Collins). ¡°Empec¨¦ a pensar c¨®mo usar esto en una novela policiaca. El peso de Olivia Galv¨¢n y todo su conflicto personal vino despu¨¦s¡±, aseguraba la autora el pasado jueves durante una conversaci¨®n con este diario en la librer¨ªa Cervantes y Compa?¨ªa, de la que es copropietaria.
En ese espacio antis¨ªsmico, tantas veces convertido en peque?o vertedero, situ¨® unas manos de mujer, peque?as y delicadas, amputadas y metidas en una bolsa. Llevaban un anillo de diamantes. ?C¨®mo han llegado esas manos hasta ah¨ª? ?De qui¨¦n son y c¨®mo ocurri¨® todo? Sanmart¨ªn (Valencia, 44 a?os) pone al lector en manos de Olivia Galv¨¢n, autora de ¨¦xito de novelas de misterio, casada con C¨¦sar Andrade, un prestigioso catedr¨¢tico de Literatura Comparada con quien ha acudido a Jap¨®n. Ella y su verdad, contada a un diplom¨¢tico espa?ol del que se hace amiga, son la gu¨ªa del lector por esta novela intensa y contada sin trucos. ¡°Hay una relaci¨®n compleja con la verdad que parte de la premisa de que la narradora es no confiable. Ten¨ªa muy claro que quer¨ªa que la novela terminara con cada personaje teniendo una versi¨®n muy distinta de los hechos. Y ninguna de ellas tiene por qu¨¦ ser cierta. Podr¨ªa ser todo mentira. Es una novela en la que se supone que ella cuenta la verdad y la verdad no existe, salvo que la cuentes desde el yo¡±, asegura para poner algunas cosas en su sitio.
Responsable de la secci¨®n de novela negra Tinta Roja en ABC Cultural, su aproximaci¨®n al g¨¦nero est¨¢ condicionada y enriquecida por su visi¨®n desde el otro lado. ¡°En literatura estamos generando clich¨¦s mucho m¨¢s r¨¢pido que antes. La moda es tan tirana que un personaje tan necesario como una detective mujer se convierte en un clich¨¦ porque mucha gente lo est¨¢ utilizando sin que muchas veces sea estrictamente necesario. Por eso me parec¨ªa mucho m¨¢s interesante hablar sobre la escritora que tiene que escribir de una detective mujer¡±, explica. Esa visi¨®n se cuela tambi¨¦n en el discurso de Sanmart¨ªn ¡ªaqu¨ª, un homenaje a Patricia Highsmith; un poco m¨¢s all¨¢, un comentario sobre lo ¨²ltimo de Nesbo¡ª y en Las manos tan peque?as, su quinta novela, donde el cuento El ladr¨®n de Junichiro Tanizaki juega un papel relevante.
La historia ahonda en ese lado oscuro que descansa en alg¨²n lugar de todos nosotros y se cuestiona por qu¨¦ llegamos a hacer o podemos llegar a hacer cosas que ni imagin¨¢bamos poco tiempo antes, por qu¨¦ nuestros temores se centran en ser la v¨ªctima y no en la posibilidad de convertirnos en verdugos. ¡°Hay mil cosas por las que puedes llegar a hacer da?o a un tercero. Ese lado de sombra est¨¢ m¨¢s cerca de lo que parece¡±, avisa.
Hab¨ªa dos grandes barreras que franquear a la hora de huir de los t¨®picos m¨¢s recurrentes del g¨¦nero. Por un lado, esta es una historia de amor, un amor pervertido, t¨®xico, tenebroso entre C¨¦sar y Olivia; pero tambi¨¦n hay una relaci¨®n entre C¨¦sar y la v¨ªctima, que ser¨¢ el desencadenante de todo. ¡°El concepto de amor tambi¨¦n tiene una parte de sombra, que se lo pregunten a Shakespeare¡±, comenta Sanmart¨ªn, que confiesa haber puesto en la protagonista mucho de s¨ª, ¡°m¨¢s de lo que se puede contar¡±. Ser¨¢ el lector, aqu¨ª tambi¨¦n, el que tendr¨¢ que cerrar el caso.
Una ciudad, muchas verdades
Incluir Tokio dentro de la novela sin grandes explicaciones, sin mucha documentaci¨®n intercambiable de ¡°gu¨ªa de viajes¡±, sin convertir la ciudad en ¡°la protagonista¡±, era el otro gran reto. ¡°Tuve claro desde el principio que no pod¨ªa hablar si no era desde los ojos de una turista, que es lo que fui yo. M¨¢s que la descripci¨®n quer¨ªa transmitir la emoci¨®n del pa¨ªs y en concreto de Tokio, porque es impactante, el sitio que m¨¢s me ha desconcertado. Me produjo congoja. Ser japon¨¦s tiene que ser muy duro. La gente viv¨ªa para la ciudad y no la ciudad para la gente¡±, cuenta sobre aquel viaje germinal.
Despu¨¦s de aquellas tres semanas vino una primera versi¨®n llena de notas, luego otra y una m¨¢s, pero sin parar. Sorprende la gran cantidad de detalles que se revelan ya al principio de una novela que empieza por el final, el ¨²ltimo d¨ªa, en una taberna de hotel, donde Olivia comienza el relato de su verdad. No hay aqu¨ª sorpresas de ¨²ltima hora o trucos. La idea es otra: ¡°Me parece muy importante que nada salga de la chistera. Es lo peor. Una ficci¨®n criminal tiene que ser como una trenza. Todas las cosas est¨¢n desde el principio y t¨² vas jugando con ellas hasta que consigues la historia completa¡±.
Es media ma?ana de un d¨ªa laborable, pero la librer¨ªa empieza a estar concurrida (hay lectores, talleres y reuniones) y Sanmart¨ªn tiene que cambiar de funci¨®n. Antes, una reflexi¨®n sobre la utilidad de la literatura: ¡°Las mentiras nos sirven para relajar el dolor que producen las cosas de verdad. Contar las cosas las vuelve inocuas. El que las recibe como relato las experimenta de una manera que les sirve para trabajar con ella. En la novela y en la no ficci¨®n tambi¨¦n. Es como si desactivaras una bomba, deja de ser elemento sensible¡±. Visto el ajetreo, ?Desear¨ªa dedicarse a tiempo completo a la escritura? ¡°Es una suerte no dedicarte solo a esto. Si no, est¨¢s atrapado¡±, asegura. Ahora, entre una cosa y otra, queda encontrar, sin prisas, la semilla para la siguiente historia.