El talento de acercar el universo a la Tierra

¡°Miraba las nubes y quer¨ªa saber lo que las nubes escond¨ªan¡±. Eva Villaver (Palencia, 50 a?os) resume en esta frase por qu¨¦ decidi¨® estudiar f¨ªsica y especializarse en astrof¨ªsica: ¡°Pens¨¦ que eso era lo que me ayudar¨ªa a entender el mundo, y creo que es as¨ª¡±, contin¨²a. Recuerda que su inter¨¦s comenz¨® de ni?a, cuando se tumbaba en el patio de Fr¨®mista, el pueblo palentino donde veraneaba con su familia. Los dem¨¢s dorm¨ªan y ella, insomne, contemplaba el cielo nocturno de verano. A?os despu¨¦s, su tesis se bas¨® en explicar c¨®mo las estrellas pierden masa y, con solo 26, estaba realizando un posdoctorado de la NASA en el Instituto cient¨ªfico del Telescopio Espacial Hubble, donde estudi¨® las estrellas m¨¢s calientes que existen en las nubes de Magallanes.

A lo largo de la charla deja claro que disfruta de los libros, el baile y el deporte, pero que para ella la ciencia ha sido siempre estimulante, incluso divertida. Tras su paso por el Centro de Astrobiolog¨ªa espa?ol y por la Universidad Aut¨®noma de Madrid como docente, hoy dirige la Oficina Espacio y Sociedad de la Agencia Espacial Espa?ola (AEE), creada en abril de 2022 para unificar las pol¨ªticas espaciales en Espa?a y coordinar los servicios y actividades en el sector. ¡°Nuestro objetivo es llevar el espacio a la gente¡±, resume. Mientras Villaver habla sobre la divulgaci¨®n, su voz hace eco en la c¨²pula del Planetario de Madrid. Fuera, una pareja de veintea?eros tiene una cita en este espacio destinado a la divulgaci¨®n, y esperan a que abra para entrar a ver las constelaciones.

Pregunta: ?Est¨¢ la astrof¨ªsica en nuestro d¨ªa a d¨ªa?

Respuesta: Claro. Mucha gente no es consciente de que en el m¨®vil llevamos aplicaciones espaciales o que toda se?al para desplazarnos con el GPS viene de sat¨¦lites, entre otras cosas. Adem¨¢s, la astrof¨ªsica da una perspectiva sobre la vida humana, nuestro lugar en un planeta, en un entorno, en un sistema solar, en una galaxia¡­

P. Pero se suele asociar la divulgaci¨®n sobre el espacio m¨¢s a los ni?os que a sus padres¡­

R. Tambi¨¦n hay una inmensa cantidad de adultos que se apasionan por la astrof¨ªsica. Me dicen: ¡°De peque?o era mi sue?o, pero luego lo abandon¨¦¡±. A¨²n les brillan los ojos. Hay algo en el espacio que mantiene una chispa viva.

P. En su caso, ?c¨®mo surgi¨® su inter¨¦s? ?Tuvo alg¨²n referente cercano?

R. Mis padres no son cient¨ªficos, pero en mi casa siempre ha habido muchos libros. Me fascinaban los de divulgaci¨®n. Ten¨ªamos una colecci¨®n, [los libros] eran de color naranja y me los hab¨ªa recomendado una profesora¡­ Pero no recuerdo el nombre¡­ Una cosa que he perdido con la carrera de F¨ªsica es la memoria, porque todo lo razonas. Lo que s¨ª s¨¦ es que devoraba los libros. Tambi¨¦n entrenaba mucho, hac¨ªa pirag¨¹ismo.

P. Parec¨ªa ya una persona muy disciplinada.

R. En realidad hac¨ªa deporte porque me gustaba y me superaba a m¨ª misma en la naturaleza. Es verdad que supon¨ªa un esfuerzo, pero te picabas y te re¨ªas. Tambi¨¦n te pod¨ªas caer al r¨ªo de Palencia en pleno invierno; una vez me ocurri¨®, y ten¨ªa las manos tan heladas que no me pude volver a subir a la piragua. Tuve que volver por la carretera, empapada. La gente me miraba. Yo entraba en el instituto a las ocho y media y ya hab¨ªa estado entrenando. Llegaba a clase con el pelo mojado, con los chupiteles [una expresi¨®n t¨ªpica de Castilla y Le¨®n para referirse a las estalactitas de hielo], porque se me congelaban el pelo y las pesta?as.

P. Su doctorado vers¨® sobre el final de la vida de las estrellas. ?Por qu¨¦ decidi¨® estudiar este aspecto?

R. Yo pasaba muchas horas en la piragua en movimiento y me fijaba en la din¨¢mica de fluidos, esa estela que deja una embarcaci¨®n. Lo que ocurre cuando una estrella entra en etapa de gigante, al final de sus d¨ªas, es que se va evaporando, se desprende de capas y se va moviendo. Por eso mis preguntas eran: ?Qu¨¦ pasa si pongo una estrella en movimiento? ?D¨®nde queda ese material que pierde mientras se mueve? Hice un estudio con simulaciones. Luego, con el tiempo, unos investigadores encontraron una estrella que precisamente ten¨ªa toda esa cola [de material desprendido]. Fue un momento precioso.

P. Tambi¨¦n investig¨® la formaci¨®n de nebulosas planetarias, el final evolutivo del Sol.

R. Me parecen de los objetos m¨¢s bonitos que hay en el cielo. He pasado muchos a?os intentando entender c¨®mo se forman, por qu¨¦ algunas de esas nebulosas acaban con forma de puro, otras como mariposas, otras m¨¢s redondas¡­ Empec¨¦ a preguntarme qu¨¦ iba a ocurrir en nuestro sistema porque, al fin y al cabo, vivimos en uno del que sabemos cu¨¢l va a ser su futuro, y yo me he dedicado a calcularlo. Es como tener una bola de cristal y preguntarle qu¨¦ va a pasar, d¨®nde va a acabar J¨²piter, si se puede evaporar, si a la Tierra se le va a tragar el Sol¡­

P. ?C¨®mo se enfrenta una persona a la vastedad del universo?

R. Es un trabajo solitario, como el del escritor. Aunque se haga en equipo, una cient¨ªfica procesa de manera individual. He pasado muchas madrugadas en un observatorio en la monta?a. Es muy, muy bonito. En invierno empiezo a las cuatro de la tarde y termino a las ocho de la ma?ana. A veces, durante mi trabajo, tengo que esperar unos 15 minutos para conocer el resultado de alguna prueba y estoy sin hacer nada. Para no quedarme dormida, subo el volumen de la m¨²sica y bailo. Tambi¨¦n salgo fuera, porque cuando est¨¢s dentro del telescopio o mirando el ordenador, el ojo necesita acostumbrarse. Ese paseo es un privilegio porque el cielo oscuro es nuestro patrimonio.

P. ?D¨®nde se ven mejores estrellas?

R. Lejos de las ciudades. En Espa?a tenemos algunos de los lugares m¨¢s privilegiados. Hay observatorios en Canarias que son ¨²nicos en el mundo, tambi¨¦n lo es el Observatorio Astrof¨ªsico de Javalambre, en Teruel. Pero tampoco hace falta irse hasta all¨ª; te vas a la meseta castellana y una noche de verano es absolutamente incre¨ªble.

C¨®mo explicar la belleza del universo

P. Ha estudiado en distintos centros, tambi¨¦n en la NASA estadounidense. ?C¨®mo fue su experiencia?

R. Primero, un apunte: vamos a ver si conseguimos que la Agencia Espacial Espa?ola suene tan bien como la NASA¡­ Yo llegu¨¦ all¨ª a los 26 a?os y fue un reto. Cuando no has estudiado ni en Harvard, ni en el MIT [Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachusetts], te haces peque?o y piensas que todo el mundo es mucho m¨¢s listo que t¨², hasta que te vas dando cuenta de que est¨¢s igual de preparado que el resto. Aunque vengas de una ciudad que nadie conoce, aqu¨ª, en Espa?a, tenemos una formaci¨®n muy buena. A lo mejor lo que nos falla es la confianza en nosotros mismos. Siempre pensamos que lo de fuera es mejor.

P. ?Por qu¨¦ existe ese sentimiento de inferioridad?

R. Hay una diferencia tambi¨¦n cultural, en c¨®mo se cuentan las cosas. Desde el sur de Europa decimos que hemos encontrado algo, y a?adimos los problemas. O sea, t¨² ya presentas con los fallos. Sin embargo, el anglosaj¨®n te lo muestra como si fuera lo mejor del mundo.

Villaver quiere demostrar que la figura de una cient¨ªfica se aleja de lo aburrido, de lo gris. Ella ha compaginado sus horas de estudio con el submarinismo, la capoeira o el trapecio, una actividad a la que se apunt¨® por casualidad. ¡°Me mud¨¦ frente a una escuela de circo y un d¨ªa entr¨¦ a curiosear. Descubr¨ª que aquello era otro mundo¡±, rememora. Tambi¨¦n disfruta de los momentos m¨¢s pausados, de la lectura y la escritura. De hecho, ha publicado un libro de divulgaci¨®n, Las mil caras de la Luna (HarperCollins, 2019), y est¨¢ escribiendo otro sobre las mujeres en la ciencia.

P. ?De d¨®nde saca el tiempo para hacer tantas cosas?

R. De dormir poco. Un d¨ªa, ech¨¦ cuentas y pens¨¦: si de 70 a?os, 35 me los paso durmiendo, mal vamos. Pero ahora estoy recuperando mi amor por descansar.

P. Sobre el tema del libro que est¨¢ escribiendo, ?hay suficiente representaci¨®n de esas mujeres cient¨ªficas?

R. Se est¨¢ haciendo mucho esfuerzo y yo creo que seguimos en el mismo lugar. Faltan referentes, que las ni?as se imaginen en carreras cient¨ªficas. La divulgaci¨®n llega much¨ªsimo, pero sobre todo a los chicos. Si una ni?a se plantea qu¨¦ quiere ser de mayor y cuando se imagina su futuro solo ve, por ejemplo, a [Albert] Einstein, puede decir: ¡°Nunca me voy a parecer a este se?or¡±. En cambio, si ven a mujeres normales haciendo ciencia¡­ Tenemos que crear sociedades donde no existan diferencias.