Palomo Spain, una ¡®patria¡¯ que incluye a todos

Sin hablar de ropa ni de moda, un lector que firma como Igonzal defini¨® el trabajo de Palomo Spain en el bloque de comentarios de una pieza publicada el a?o pasado en EL PA?S sobre el dise?ador cordob¨¦s: ¡°Palomo es un tratamiento anticaspa para Espa?a. Un orgullo de representaci¨®n del pa¨ªs¡±. Responde en un hotel del centro de Madrid el aludido, Alejandro G¨®mez Palomo (Posadas, C¨®rdoba, 1992), que desde 2016 lleva con seguridad Spain en su etiqueta y que ha abierto la mente de muchos con sus dise?os descarados, con el pantal¨®n que permite dejar el culo al aire, con prendas para hombres asociadas habitualmente a las mujeres, con moda sin g¨¦nero, con botas hasta las ingles... Y tambi¨¦n con encajes, con lunares y volantes (¡°?Por qu¨¦ el hombre tiene que renunciar a llevarlos?¡±, se pregunta) o con brocados y mant¨®n de manila ¡°mediante una representaci¨®n de los t¨®picos de una forma diferente, alejada de esa tienda de souvenirs con la gitana y el jam¨®n cortado¡±. Espa?a se reconoce.

¡°La idea que yo tra¨ªa ha causado un efecto. He aportado liberaci¨®n al hombre. Y no ha sido una cosa ef¨ªmera¡±, resume. ¡°La marca, m¨¢s all¨¢ de plantear una silueta o una prenda concreta, ha dado un espacio. Se me han acercado madres para decirme que su ni?o quer¨ªa vestir as¨ª. Hemos acogido a muchos chicos que no sab¨ªan d¨®nde encuadrarse, que quer¨ªan jugar con su parte m¨¢s femenina, que hasta entonces no ten¨ªan un referente. Palomo tiene algo de refugio¡±, asegura.

Pregunta: ?Y ahora, qu¨¦?

Respuesta: Todav¨ªa no se ha completado el camino. Quiero normalizar mi mensaje. Que vaya llegando a diferentes estratos de la sociedad. Y afianzarme como marca y tener futuro. Las ideas y las prendas que propongo pueden parecer chocantes, pero terminan cogiendo peso y llegando a mucho m¨¢s p¨²blico. Alcanzan su pico dos o tres a?os m¨¢s tarde, con la persistencia.

P. ?En Espa?a se viste bien?

R. Vestimos peor que en otros lugares porque tendemos a acomodarnos, a imitar. Me da igual llevar los mismos zapatos que lleva mi vecina porque s¨¦ que si los lleva ella estoy haciendo lo correcto. Nos sentimos c¨®modos en ir iguales. En Espa?a es muy f¨¢cil distinguir por la calle a alguien que destaca, se te va la mirada muy r¨¢pido.

P. ?Qu¨¦ es vestir bien?

R. Ser coherente contigo mismo. Vestirte en concordancia con qui¨¦n eres. Tomar elecciones libres. Y tambi¨¦n ir un poco m¨¢s all¨¢, tener estilo. Vestir bien es tener un lenguaje propio.

P. ?Y d¨®nde se viste bien?

R. Donde hay menos ley en este aspecto. En Londres, que es muy an¨¢rquica. Desde el yuppie que va a la City con un traje enorme que ha comprado en una tienda de segunda mano y le queda grande y lo lleva con unas zapatillas de deporte con un pie gigante y unas gafas de montura al aire. O el punki total de Camden Town¡­ Y en Nueva York, tan desordenada y ca¨®tica, donde hay una constante reivindicaci¨®n de las libertades de cada uno y donde son tan agradecidos que si haces un m¨ªnimo esfuerzo en vestirte bien te dicen lo incre¨ªble que vas.

P. ?Qu¨¦ tiene Nueva York que no pasa de moda?

R. Me dicen que no es lo que era, ?pues yo no s¨¦ c¨®mo ser¨ªa! Yo estoy enamorad¨ªsimo. Londres es mi exnovio y Nueva York es ese novio nuevo al que est¨¢s deseando ver todo el rato. Es una ciudad muy superficial, pero a la vez no est¨¢ todo tan establecido y tan determinado como en Europa¡­ No est¨¢ tan definido lo que es bueno, cool, bonito, hortera o feo. Al final, todos tienen una oportunidad, encuentran su sitio.

Palomo est¨¢ trabajando en la colecci¨®n que presentar¨¢ en la semana de la moda de Nueva York, en septiembre. Va a ser la quinta vez que desfile en Manhattan. Desde sus inicios, cuando complet¨® su formaci¨®n en el London College of Fashion y en la Central Saint Martins (Londres), fij¨® el taller en su pueblo, en Posadas: ¡°El sitio donde vivo influye en la forma en la que brilla el color en mis dise?os¡±, asegura. ¡°Lo que veo a trav¨¦s de la ventana son unos colores vibrantes. Una buganvilla rosa fucsia que no puede ser m¨¢s fucsia. Unos claveles rojos que no pueden ser m¨¢s rojos¡±. Tambi¨¦n le ha marcado la iglesia, no como instituci¨®n, sino como ¡°el sitio donde m¨¢s riqueza y glamur pod¨ªa encontrar en mi pueblo¡±, lo que se ha traducido en terciopelos morados con bordados. En sus dise?os se refleja ¡°la luz y la alegr¨ªa que tenemos de vivir aqu¨ª¡±, asegura en referencia a su tierra. ¡°Yo no puedo dise?ar igual que lo hace un dise?ador belga o incluso uno vasco¡±.

P. ?El bolso va a acabar teniendo un uso mayoritario entre los hombres?

R. Yo creo que s¨ª. Iconos de la masculinidad como Jacob Elordi [uno de los actores de la serie Euphoria] lleva un bolso de Chanel siempre o un bottega. El hombre que empieza a utilizarlo se da cuenta de lo necesario que es. Yo no soy capaz de salir de casa sin bolso. No quiero llenarme los bolsillos de bultos, que si la funda de las gafas de sol.... Y luego que los bolsos son mon¨ªsimos, pero es un accesorio car¨ªsimo.

P. ?Se est¨¢n repitiendo los mismos patrones de consumo con la ropa de segunda mano que los ya existentes en el fast fashion [moda r¨¢pida]?

R. Yo compro ropa de segunda mano desde que tengo 14 a?os. Al principio en mi entorno me dec¨ªan: ¡°?D¨®nde vas con esa ropa de muerto? ?Sabes de qu¨¦ muerto es?¡±. El uso de la segunda mano es positivo. Ahora cualquier persona compra en Vinted [plataforma en la que cualquiera puede poner a la venta ropa de segunda mano], que me parece una opci¨®n tremenda. Nos hemos acostumbrado a comprar, a saciar ese deseo de llevar algo nuevo. Pero hay que saber c¨®mo y hacerlo con cautela. Mira esta chaqueta que llevo. Me la habr¨¦ puesto, no s¨¦, ??un mill¨®n de veces?!

P. ?De d¨®nde es?

R. De Balenciaga. Me la compr¨¦ hace dos o tres a?os. Ya era de outlet. Luego consegu¨ª otro descuento. Era la rebaja de la rebaja de la rebaja. Me costar¨ªa 600 o 700 euros. No hay mejor inversi¨®n que esa porque no he dejado de pon¨¦rmela. Luego llevo una sudadera Uniqlo, que es mi marca de fast fashion pecado. No copian. Te venden cl¨¢sicos que van a estar contigo hasta que se rompan.

Los vaqueros que lleva son unos palomo. Ha multiplicado las pinzas cl¨¢sicas de algunos pantalones chinos, que se encuentran justo debajo de la cintura, que suelen marcar la raya que recorre la pernera por el medio. ¡°El otro d¨ªa me dec¨ªa [el cantaor] Israel Fern¨¢ndez que cuando de peque?o quer¨ªan que fuera arreglado, le vest¨ªan con pinzas¡±, recuerda en esta entrevista de Talento a bordo, el proyecto de Iberia para promover el talento en espa?ol.

P. ?Tiene sentido seguir llevando la palabra Spain en la marca?

R. Es la denominaci¨®n de origen, del mismo modo que hablas de Prada Milano. Fue un momento reivindicativo del principio de mi carrera. Pertenezco a esa generaci¨®n que se ha reenamorado de lo espa?ol, que quer¨ªa hablar alto y claro a una audiencia internacional de cosas que se estaban haciendo desde Espa?a. No voy a dejar de estar orgulloso de mis ra¨ªces y de mis s¨ªmbolos. He sido capaz de poner a Espa?a en el mapa internacional de la moda y no necesariamente ha sido reconocido. Creo que mi trabajo no se termina de tomar en serio. Gusta que est¨¦ ah¨ª y hay gente por la calle que te lo dice, pero m¨¢s all¨¢ de eso no me ha venido ning¨²n gran inversor o mecenas.

P. ?Tiene especial sinton¨ªa con alguien que viste bien?

R. Tengo sinton¨ªa con mucha gente, con gente que trabaja conmigo y con toda la gente que me acompa?a en esos viajes a Nueva York¡­ A ver, yo vivo en un pueblo en el que el 99% de la gente piensa, act¨²a, se viste y habla de una forma distinta a la m¨ªa. Sin embargo, tenemos una convivencia sana. De cualquier situaci¨®n puedes extraer un poco de cordura o de belleza o de inspiraci¨®n.

P. ?Va a seguir en Posadas?

R. Me encanta pasar las ¨¦pocas creativas en Posadas, pero tambi¨¦n nos enfrentamos a la fuga de talento. Despu¨¦s de tres, cuatro o cinco a?os la gente quiere ir a otros lugares. En alg¨²n momento nos tocar¨¢ montar algo en Madrid o irnos a Nueva York. Posadas no es algo que haya creado, es mi casa, pero muchas cosas ser¨ªan m¨¢s eficientes estando en una urbe.