Los tres regresos de Igor Anton
El recorrido de la Vuelta 2011 pasar¨¢, 33 a?os despu¨¦s, por el Pa¨ªs Vasco
Hay quien piensa que el ciclismo, el valor de un deporte antiguo como el sudor, no es sino pura historia sentimental. No los desmentir¨¢n nunca los ojos brillantes, el hambre, la ilusi¨®n de Igor Anton, el h¨¦roe ca¨ªdo de rojo en la Vuelta de 2010, que expresan sentimiento puro y tambi¨¦n simbolizan todo lo grande que augura el 2011. La Vuelta del regreso al Angliru, el coloso asturiano que el ciclista vasco, el mejor escalador del pelot¨®n junto a Alberto Contador, a¨²n no ha podido ascender, pues se cay¨® a sus pies -rotura de clav¨ªcula- en la Vuelta de 2008; tambi¨¦n la del regreso a pe?a Cabarga, el pe?asco sobre la Bah¨ªa de Santander, a cuyo pie cay¨® el a?o pasado el corredor vizca¨ªno cuando iba de l¨ªder de la Vuelta y se rompi¨® el codo. "Son dos alicientes incre¨ªbles, dos oportunidades para resarcirme que parece que las han puesto a posta para m¨ª", dice Anton, que el 2 de marzo cumplir¨¢ 28 a?os. "Pero ninguno, de todas maneras, tan especial, como el regreso de la Vuelta al Pa¨ªs Vasco. Hac¨ªa 33 a?os que no pasaba por la tierra, y encima va a pasar el pen¨²ltimo d¨ªa por mi pueblo, por Gald¨¢cano, por las cuestas en las que he echado los dientes. So?ar¨¦ todo el a?o con llegar all¨ª de rojo, si llego, claro...".
La Vuelta no volv¨ªa al Pa¨ªs Vasco desde 1978, desde una ronda en la que las etapas m¨¢s importantes, las de cierre, que como en todas las ediciones organizadas por el diario vizca¨ªno 'El Correo' -desde 1955 en adelante-, se disputaban en territorio vasco, coincidieron, el fin de semana del 14 de mayo, con imponentes movilizaciones de las Gestoras proamnist¨ªa en un clima delet¨¦reo y violento. El domingo 14, a su paso por Durango un grupo de personas interrumpi¨® la carrera al cruzar tablones y tachuelas en la carretera. Los corredores fueron trasladados en los coches de los equipos hasta Zarauz, de donde partieron de nuevo para terminar esprintando en San Sebasti¨¢n (victoria de Txomin Perurena, el ¨ªdolo local). Por la tarde, pese a todo lo que ard¨ªa alrededor, se disput¨® en San Sebasti¨¢n la contrarreloj de clausura que deb¨ªa certificar el triunfo final del joven Bernard Hinault. Se corri¨® pero debido a las irregularidades que se produjeron, sus resultados nunca tuvieron valor oficial. "Pas¨® todo aquello, s¨ª", recuerda Perurena, "pero nunca pod¨ªamos pensar que la Vuelta no volver¨ªa a Euskadi durante tantos a?os". En febrero de 1979, Jos¨¦ Mar¨ªa Bergareche, el director de la Vuelta, el patr¨®n de 'El Correo', anunci¨® que su empresa renunciaba a organizar la Vuelta. La federaci¨®n espa?ola, presidida por Luis Puig, salv¨® la ronda espa?ola ofreciendo la organizaci¨®n a Unipublic, la empresa publicitaria de los hermanos Eduardo y Enrique Franco, que nunca se atrevieron a volver al Pa¨ªs Vasco. "No se volvi¨® por miedo", dice Miguel Madariaga, el alma del Euskaltel, el equipo vasco que naci¨® hace 18 a?os por suscripci¨®n popular y se ha convertido en uno de los m¨¢s veteranos del pelot¨®n mundial. "Para los vascos, la Vuelta a Espa?a era m¨¢s querida incluso que la Vuelta al Pa¨ªs vasco. Era la carrera m¨¢s importante y la organizaban vascos, la sent¨ªamos nuestra. Pero ahora, todo ha cambiado, el miedo ha desaparecido".
"La afici¨®n vasca es la mejor de Espa?a y se la ha tenido castigada", dice Anton. "Ahora no tendr¨¢n que desplazarse para aplaudirnos o animarnos. Vuelve, 33 a?os despu¨¦s, al Pa¨ªs Vasco la Vuelta a Espa?a, pero cuando llegue a Euskadi estar¨¢ pr¨¢cticamente decidida, tan exagerado e intenso ser¨¢ su recorrido en 2011, que incluye seis llegadas en alto -Sierra Nevada, el cuarto d¨ªa; La Covatilla, en Salamanca, el noveno; Manzaneda, en Galicia, el 11?; La Farrapona y el Angliru, en Asturias, el 14? y el 15?, y Pe?a Cabarga, el 17?-. Ser¨¢ una Vuelta de las que gustan ahora, sin etapas de transici¨®n, sin tiempos muertos. Una Vuelta de retales, como si el dise?ador hubiera elegido ante el mapa de Espa?a las carreteras que m¨¢s espect¨¢culo pueden generar, aunque lleguen una tras otra, sin soluci¨®n de continuidad, sin responder a una estructura narrativa determinada: ser¨¢ como reducir los partidos de f¨²tbol a su resumen, a las jugadas de gol. E incluso las etapas m¨¢s o menos llanas se ver¨¢n salpimentadas por repechos insidiosos, como los de Orihuela, Valdepe?as de Ja¨¦n, C¨®rdoba, El Escorial o Bilbao, las dos veces que se sube al parque de atracciones, en El Vivero, all¨ª donde empez¨® a so?ar con ser campe¨®n Igor Anton.
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