El Bar?a brinda por Guardiola

Pep Guardiola tuvo su traca final y la gente del Athletic reconoci¨® con unanimidad la f¨¢bula de su equipo a lo largo de la temporada. La Copa sirvi¨® de cierre al t¨¦cnico m¨¢s triunfal de la historia azulgrana y a un equipo, el vasco, que ha vuelto a las grandes cumbres sin corregir un rengl¨®n su particular ideario. Como no hubo trama por el apremio del Bar?a por cerrar el partido, lo que consigui¨® en un santiam¨¦n, el encuentro tuvo m¨¢s de sentimental que de intriga futbol¨ªstica. Los barcelonistas ganaron sin discusi¨®n; el Athletic, con todo en contra, no dimiti¨® jam¨¢s y se mantuvo con dignidad hasta el ¨²ltimo suspiro, lo que no resulta f¨¢cil con un 3-0 en contra antes del intermedio y con Messi y compa?¨ªa enfrente.

Guardiola se fue como el Guardiola m¨¢s genuino, con una alineaci¨®n reconocible, sin experimentos, con el estilo que sus jugadores han esponjado estos a?os y, gui?os del destino, con Pedro como met¨¢fora de sus cuatro gloriosas temporadas en el banquillo azulgrana. Y Messi, c¨®mo no, como principal autor del mejor relato de la historia del Bar?a: 14 t¨ªtulos de 19 posibles. Un bot¨ªn extraordinario que los barcelonistas festejaron sin angustias. El Athletic, noble e ingenuo, dur¨® un parpadeo, el minuto que tard¨® Messi en enchufarse a la final. No se demor¨® La Pulga y Pedro descorch¨® el encuentro a los dos minutos. El equipo vasco a¨²n estaba en Bucarest y, a¨²n m¨¢s pronto que entonces, abocado a otra noche de tinieblas, de tiritonas de sus j¨®venes futbolistas que de nuevo pagaron el mal de altura. El Bar?a, sin disfraces, con su versi¨®n m¨¢s aut¨¦ntica, le atropell¨® casi desde el calentamiento. No hubo partido, el Bar?a jug¨® al solitario.

Si la final de Copa es una de las m¨¢ximas expresiones del f¨²tbol como dep¨®sito sentimental, la del Manzanares solo tuvo color en las gradas y en las aglomeradas calles de Madrid. En el adi¨®s de Guardiola, tras las frustraciones en Liga y en Europa, el conjunto catal¨¢n compareci¨® sin contemplaciones. Con todos en su sitio, con el esquema natural con el que ha engordado su leyenda. Una defensa de cuatro, Iniesta de volante, como le gusta, Pedro a un costado, Alexis a otro y Messi a lo suyo. En el primer minuto, tanto el canario como el rosarino ya hab¨ªan enfocado a Iraizoz. Segundos despu¨¦s, Javi Mart¨ªnez se hizo un nudo al despejar un remate de Piqu¨¦ en un c¨®rner y emboc¨® Pedro. A los defensas del Athletic les picaban las avispas y todos en general notaron la sacudida del duelo.

Activado Messi con su juego m¨¢s recreativo, el Bar?a coloniz¨® el encuentro, invadi¨® a su adversario. Mucho tuvo que ver Xavi, el sat¨¦lite azulgrana al que De Marcos y Javi Mart¨ªnez, ayer medio centro por la baja de Iturraspe, le perdieron siempre el rastro. El observatorio de Xavi es infinito. En su cat¨¢logo tambi¨¦n figura c¨®mo flotar en esa zona tan incontrolable para muchos equipos que se abre entre los centrales y los ejes del medio campo.

Activado Messi con su juego m¨¢s recreativo, el Bar?a coloniz¨® el encuentro. Mucho tuvo que ver Xavi al que De Marcos y Javi Mart¨ªnez le perdieron siempre el rastro

El equipo de Bielsa no es el Chelsea, claro, no levanta barricadas. Por fortuna es otro camino el que le ha devuelto a la portada del f¨²tbol, por m¨¢s que haya perdido dos finales de forma tan abrumadora. Ha aceptado el riesgo como gui¨®n primordial. Atrevido y rom¨¢ntico, al Athletic le falt¨® consistencia. Con una defensa de cart¨®n piedra, se vio encapsulado en cuanto el Bar?a, como en sus mejores tiempos, interrumpi¨® la primera l¨ªnea de pase de su rival, con Pedro y Alexis en el cogote de los centrales de Bielsa, al que de nada sirvi¨® escoltar a Messi con Amorebieta, retratado toda la jornada. Una puntada exquisita de Iniesta con el argentino deriv¨® en el segundo tanto blaugrana, un derechazo estruendoso de La Pulga. Xavi coron¨® su excelente primer acto con una cita para el gol con Pedro, que no fall¨®.

Hasta casi la media hora no hubo rastro de los rojiblanclos, sometidos al recreo azulgrana en todas las zonas del campo. Solo Pinto ten¨ªa alg¨²n problema. No por la pujanza rival, sino por sus enredos con los pies en el rondo con sus compa?eros. Acert¨® en un disparo de Susaeta y luego se libr¨® de verse ante un penalti. Fern¨¢ndez Borbal¨¢n no quiso saber nada de un agarr¨®n de Piqu¨¦ a Llorente ya con 3-0. Ni as¨ª pudo meterse el Athletic en el partido.

Bielsa cambi¨® el molde en el descanso, con el vitalista Herrera e ??igo P¨¦rez en el fog¨®n por Susaeta y De Marcos. El equipo precisaba m¨¢s colmillo en el medio, alg¨²n engorro para Xavi e Iniesta. Con los relevos gan¨® en armadura y, al menos, compiti¨® mejor en el segundo tiempo. Ya no fue el conjunto apocado que levit¨® en el primer tramo. Disparado en el marcador, el Bar?a no se sinti¨® exigido y se dedic¨® a la capea. Con un asalto le hab¨ªa bastado. Suficiente para cerrar el ciclo de Guardiola con un trofeo en brazos. Un broche ideal para un t¨¦cnico que ha decidido irse a la b¨²squeda de nuevas energ¨ªas. Su paso por el Bar?a deja al equipo en la gran reserva mundial de la historia del f¨²tbol. Para el Athletic, el Manzanares fue el cierre a una aventura extraordinaria, a un a?o m¨¢gico que las derrotas finales no debieran emborronar. Para un club como este los sue?os ya son un ¨¦xito. Y los de este curso se los gan¨® con grandeza, nobleza y todo merecimiento. Como el Bar?a del guardiolismo, por el que ayer brindaron jugadores y aficionados en un maravilloso final con las dos hinchadas hermanadas.