Ferrer es un seguro
El espa?ol tritura 6-3, 6-4 y 6-4 a Stepanek y adelanta a Espa?a 1-0 ante la Rep¨²blica Checa ¡ñ Almagro y Berdych juegan a continuaci¨®n


Eva Urbanova intenta encender al p¨²blico cuando por su garganta de soprano brota la letra del himno checo llamando a la uni¨®n de los patriotas. Nada puede hacer esa voz contra David Ferrer, que ni siente ni padece cuando el p¨²blico se pone en pie y se abraza; que no oye ni ve otra cosa que la respiraci¨®n y los movimientos de Radek Stepanek, su contrario en el primer partido de la 100? final de la Copa Davis. Durante 20 minutos descontados en un solo juego (3-2), el checo defiende con ardor los colores de su escuadra y el esp¨ªritu de una competici¨®n legendaria: Ferrer se procura siete bolas de break desde la l¨ªnea de fondo y las siete se las niega ¡®Steps¡¯ voleando como los grandes. Ese juego vencido, sin embargo, es la condena del checo: demasiada gasolina quemada a los 33 a?os. Rompe Ferrer al siguiente juego y ah¨ª queda dinamitado el duelo, porque duelen m¨¢s los restos del espa?ol que las voleas del checo y pesan m¨¢s sus tiros de fondo que las maravillas en la red de su contrario: 6-3, 6-4 y 6-4 (1-0 para Espa?a). Almagro y Berdych se enfrentar¨¢n a continuaci¨®n.
Cuando Ferrer sale a la pista, escucha los acordes de In the Burning heart, En el coraz¨®n ardiente. A Stepanek le acompa?an los golpes de The Eye of the Tiger, El Ojo del Tigre. El dj no elige las canciones a la ligera: el espa?ol compite apasionadamente y el checo con mirada asesina, la de los competidores que se saben ante una ocasi¨®n ¨²nica, hist¨®rica, en su caso celebrar la primera Davis para su pa¨ªs en m¨¢s de 30 a?os (1980). Ferrer no permite que Stepanek sue?e con la hombrada. En el inicio del encuentro, los deseos del checo quedan triturados. Es un ejercicio de demostraci¨®n del por qu¨¦ de los galones. Ferrer, el n¨²mero cinco mundial, se enfrenta a Stepanek, el 37, y le cuenta el por qu¨¦ de esa distancia en el r¨¢nking de peloteo en peloteo. Pese a un segundo set pelead¨ªsimo, las estad¨ªsticas acaban cont¨¢ndolo todo sobre el sufrimiento del checo: 25 bolas de break en contra y seis dobles faltas con un p¨ªrrico 56% de primeros saques puestos en juego, provocado todo ello por el resto de Ferrer, que obliga, exige y manda al sacador que asuma riesgos.
Stepanek pelea por encima de sus posibilidades, olvid¨¢ndose lo que le gritan las piernas
Mientras el alicantino ejecuta su plan destructivo, el p¨²blico no afloja. Esto es una final de la Copa Davis. Este es el torneo del coraz¨®n, del pulso desenfrenado, de las tripas revueltas, las l¨¢grimas y los nervios desatados. ¡°?Radek! ?Radek!¡±, ruge el gent¨ªo cuando el checo se procura tres bolas de break (3-6, 2-3) que son min¨²sculas gotas en el oc¨¦ano del partido. Truenan las trompetas. Se rompen las manos en palmas. Chillan 14.000 personas cuando Stepanek suma el break, creyendo en la remontada. Por momentos, el checo vuelve a ser ese tenista el¨¢stico en las recuperaciones, pl¨¢stico en el armado de la jugada, arriesgado en la toma de decisiones y brillante en la ejecuci¨®n del punto. Casi a gatas, ense?¨¢ndole un poquito el trasero al contrario, celebra esos puntos. A favor de viento, su partido es un espect¨¢culo para los sentidos, tenis elegante, caras pensadas para las c¨¢maras, un pu?o cerrado para esa esquina de seguidores suyos que llegan a la final uniformados, con tambores rotundos y banderas estampadas con la imagen de su ¨ªdolo. ¡°?Radek! ?Radek!¡±, chilla la gente a su ¨ªdolo, que se queja de la presi¨®n de las pelotas.

Si algo impulsa la Davis son las velas de la fe, del convencimiento por encima de la l¨®gica. Ferrer se procura 25 bolas de break. Solo convierte cinco. Stepanek pelea por encima de sus posibilidades, olvid¨¢ndose lo que le gritan las piernas (?para!), sordo a lo que le dicen los pulmones (?aire, dame aire!), ciego a un marcador que desanimar¨ªa al competidor m¨¢s decidido. El checo, sin embargo, se alimenta del esp¨ªritu de la grada. El reloj no le condena, sino que act¨²a como un trampol¨ªn que activa sus sentidos.
En el segundo set, el n¨²mero 37 se entrega al amor de su vida: esprint tras esprint se lanza hacia la red con la fe ciega de un enamorado, rescata pelotas imposibles y gana puntos en posiciones inveros¨ªmiles. El¨¦ctrico, consigue que poco a poco los peloteos dejen de ser el principal argumento del duelo, que los rel¨¢mpagos puntuales valgan tanto como la lluvia persistente. Los pasantes de Ferrer mueren irremediablemente en la raqueta del checo. Uno tras otro los caza Stepanek como si una ley incomprensible llevara las pelotas hacia el coraz¨®n de su raqueta. Cada bola corta de su contrario es inmediatamente castigada con un punto perdido. El espa?ol solo consigue ponerle el cascabel a ese gato desde el resto. Tiro a tiro, pegando el culo al cemento verde, Ferrer saca la cabeza en un intenso segundo set, vuelve a dominar, se deja el saque cuando sirve 6-3, 6-4 y 5-3 por el duelo, y finalmente deja a Espa?a donde quer¨ªa: como m¨ªnimo, viva para luchar por el t¨ªtulo hasta el domingo.
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