Expulsado Mou, ignorado Karanka
Despedido el t¨¦cnico portugu¨¦s por protestar (m. 76), los madridistas se autogestionan en torno a Casillas mientras el ayudante del entrenador se limita a gritarle al ¨¢rbitro
Son¨® Joaqu¨ªn Sabina en el Bernab¨¦u y ese himno desgarrador. Courtois, de rodillas, mir¨® al cielo; Falcao llor¨® de alegr¨ªa, tal vez pensando en su despedida como rojiblanco. Y Simeone, acarici¨¢ndose la corbata en un gesto nervioso de una felicidad inexplicable. Es su tercera final consecutiva conquistada con el Atleti. Su hinchada enloqueci¨® en las gradas del Bernab¨¦u. 14 a?os despu¨¦s, el Atl¨¦tico gan¨® al Real Madrid, en el d¨ªa m¨¢s se?alado. La d¨¦cima Copa, pero rojiblanca.
El abrazo del respeto y la deportividad: el de Casillas a Courtois, de un h¨¦roe en paro, suplente anoche de Diego L¨®pez, a otro exultante, el meta belga, que rubric¨® su excelso a?o con una final para enmacar: dos paradas a quemarropa que valen una Copa. A su pesar, Casillas fue tambi¨¦n protagonista. Y cuando los madridistas subieron al palco a recoger la maldita medalla de perdedores, el rey Juan Carlos se mostr¨® muy cari?oso con el arquero internacional. Mou ni siquiera subi¨® a por la medalla.
Falcao llor¨® tal vez pensando que era su despedida de rojiblanco
El final del partido fue un parte de agresiones. La de Cristiano a Gabi en una tijereta que impact¨® en la nariz del medio atl¨¦tico. Y la del gancho perdido de Diego Costa a Pepe cuando este se hab¨ªa encarado con Simeone.
En medio de las pi?as de los jugadores antes de la pr¨®rroga, el Cholo era el l¨ªder del Atl¨¦tico, arengando como deb¨ªa a sus muchachos. En un c¨ªrculo parecido en el Madrid, la autoridad fue Iker Casillas, repartiendo instrucciones y ¨®rdenes basadas en su experiencia ante la ausencia del expulsado Mourinho y el escaso peso de Karanka, el ayudante del t¨¦cnico portugu¨¦s.
Mou hab¨ªa sido despachado en el minuto 76 por airear sus protestas contra varias decisiones arbitrales. Sinti¨® que hab¨ªa un agravio comparativo porque sus quejas fueron respondidas con una contundencia arbitral inexistente con las de Simeone, anteriores y mucho m¨¢s constantes.
Al marcharse Mou, el Madrid se qued¨® sin referente en el ¨¢rea t¨¦cnica. La presencia de Karanka, de pie con la mirada perdida, era irrelevante. Ante el vac¨ªo de poder, hasta Pepe, fuera de la convocatoria, se atrevi¨® a levantarse para animar. Y se retorci¨® de impotencia ante las paradas de Courtois. Al portero belga le cay¨® un objeto desde la grada a la cabeza. Sin consecuencias. En el banquillo, Casillas negaba con la cabeza. Y se pellizcaba el labio superior en otro s¨ªntoma de desesperaci¨®n. Tambi¨¦n lo ve¨ªa perdido. Mientras, en el palco, el presidente, Florentino P¨¦rez, miraba el tel¨¦fono m¨®vil en busca de una respuesta a una temporada aciaga en todos los sentidos, desquiciado el equipo por las tensiones interminables con el entrenador.
¡°Mourinho, qu¨¦date¡±, tir¨® de sarcasmo la hinchada del Atl¨¦tico para celebrar con una burla el fin de casi tres lustros de frustraciones. Salvo la Supercopa de Espa?a, el m¨¢s pobre de los trofeos, el Madrid ha acabado el curso en un lacerante blanco. ¡°Es mi peor temporada¡±, reconoci¨® Mou.
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