El ¡®manager¡¯, en v¨ªas de extinci¨®n
En el viejo f¨²tbol ingl¨¦s, el futuro es cosa de ¡®managers¡¯, como Wenger; acaparar la atenci¨®n es cosa de entrenadores, como Mou
El ingl¨¦s ha sido un f¨²tbol tradicionalmente dominado por los entrenadores. Tanto que no les llaman entrenadores, sino managers, gestores. La lista de managers legendarios es enorme. Gente como Brian Clough (1975-93) en el Forest; Bill Shankly (1959-74) y Bob Paisley (1974-83) en el Liverpool; o Matt Busby (1945-69) y Alex Ferguson (1986-2013) en el Manchester United.
La figura del manager se ha ido diluyendo con la creaci¨®n de la Premier League en 1992, la llegada de los derechos de televisi¨®n y la irrupci¨®n de propietarios inmensamente ricos y ansiosos de ¨¦xitos inmediatos que han introducido la figura del director de f¨²tbol para contrapesar el poder del manager.
Antes, los managers duraban una eternidad. Y eran locales. En la temporada 1992-93, la primera de la Premier, todos los managers eran locales: 17 ingleses (incluidos los dos que formaban pareja en el Tottenham: Doug Livermore y Ray Clemence), cuatro escoceses, un gal¨¦s y un irland¨¦s, que a efectos futbol¨ªsticos es como ser local.
Hoy, solo la mitad son locales y solo cinco son ingleses (otros cuatro son escoceses, uno gal¨¦s y uno irland¨¦s). El resto conforman una amalgama de nacionalidades que habla tambi¨¦n de los cambios que ha vivido la sociedad brit¨¢nica, como la europea, en ese cuarto de siglo: dos portugueses, un franc¨¦s, un espa?ol, un holand¨¦s, un chileno, un argentino, un uruguayo y un dan¨¦s.
La Liga, como ocurre sobre el c¨¦sped, tambi¨¦n est¨¢ notablemente representada en el banquillo. Es el caso de Pellegrini (Manchester City), Laudrup (Swansea), Pochettino (Southampton) y, en menor medida, el uruguayo Poyet, que jug¨® siete a?os en el Zaragoza pero acab¨® en el Chelsea y se ha formado como entrenador en Inglaterra. Hay un espa?ol, Roberto Mart¨ªnez (Everton), pero es un caso excepcional porque ha hecho su carrera en Inglaterra tanto jugando como entrenando.
Hay un sexto t¨¦cnico que ha pasado por la Liga, pero no se ha formado en ella. Se trata de Jos¨¦ Mourinho. Mourinho es el prototipo de los nuevos tiempos: un entrenador viajero, de periodos cortos, contratado para satisfacer las urgencias de propietarios o presidentes ansiosos de gloria. Todo lo contrario que el franc¨¦s Ars¨¨ne Wenger, que desde la retirada de Ferguson este verano se ha convertido en el ¨²ltimo manager a la vieja usanza que queda en la Premier. Mourinho y Wenger tienen muy poco que ver entre s¨ª.
La Liga, como ocurre sobre el c¨¦sped, tambi¨¦n est¨¢ notablemente representada en el banquillo: Pellegrini, Laudrup, Pochettino, Poyet, Roberto Mart¨ªnez y Mourinho
Wenger lleg¨® al Arsenal en 1996 y desde entonces ha ganado tres Ligas y cuatro Copas de Inglaterra. No gana un trofeo desde mayo de 2004, pero ¨¦l sigue siendo el manager. La sequ¨ªa se debe en gran parte a las restricciones financieras que se ha impuesto el Arsenal para sacarse de encima cuanto antes la deuda generada por la construcci¨®n del nuevo estadio. Unas restricciones que han empezado a suavizarse este a?o con el fichaje de ?zil, cuyo impacto ha sido tan grande que el Arsenal es l¨ªder y por primera vez en muchas temporadas es considerado candidato al t¨ªtulo.
Esta semana, Wenger ha comparecido ante la junta de accionistas del club para explicar su estrategia de futuro, basada en tres pilares: mantenerse fieles al desarrollo de la cantera; seguir ¡°echando el ojo a jugadores desconocidos y que pueden convertirse en grandes figuras¡±; utilizar los crecientes recursos para fichar figuras consagradas. ¡°Para fichar a ?zil no necesitas buen ojo, necesitas mucho dinero¡±, sintetiz¨®.
La semana de Mourinho ha sido muy diferente. El jueves, el diario The Guardian public¨® una larga entrevista con ¨¦l en la que volvi¨® a declararse enamorado del Chelsea y del f¨²tbol ingl¨¦s y a demostrar las profundas heridas que le ha dejado su paso por la Liga. Cuando el p¨²blico le insulta en Inglaterra no ve hostilidad agresiva; en Espa?a, s¨ª.
El s¨¢bado, Mourinho se hizo expulsar por una trivialidad sobre el tiempo que perd¨ªan los rivales. Su expulsi¨®n acapar¨® los titulares, dejando en segundo plano el hecho de que el equipo rival consideraba ilegal el gol del empate del Chelsea, que acab¨® ganando 4 a 1 en casa al Cardiff.
Explicar la estrategia de futuro es tarea de un manager del viejo f¨²tbol ingl¨¦s, especie en v¨ªas de extinci¨®n. Acaparar la atenci¨®n es propio de un entrenador del nuevo f¨²tbol ingl¨¦s, especie en v¨ªas de expansi¨®n.
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