Contador pega primero

En los duelos serios, es decir, los que no son de sal¨®n, de noches y olvidos, nadie falta a la cita. Alberto Contador y Alejandro Valverde acudieron prestos a la cita fijada en el Alto de Gaintza, por el que se pasaba dos veces, la primera para afinar punter¨ªa, la segunda, para acertar en la diana, porque estaba a seis kil¨®metros de descenso hasta la meta. Los duelos siempre tienen un componente psicol¨®gico nada desde?able: la mirada, la firmeza de la mano, los padrinos, alguna exhibici¨®n si llega el caso. En este caso las armas no eran las bicis (todas son ¨²ltimo modelo), ni las manos, bien apretadas al manillar, sino las piernas, el motor que hace girar a esa burra vaga a la que si no das pedales no camina.

El Movistar y Valverde fueron los primeros en estrenar el div¨¢n de la Vuelta al Pa¨ªs Vasco, cuando antes de llegar a la primera subida a Gaintza (el principal de los ocho puertos de la etapa), comandaron el pelot¨®n en una muestra de galones relucientes con el Tinkoff de Contador oliendo su andadura. Subiendo el alto, el equipo ruso decidi¨® que era su turno. Jes¨²s Hern¨¢ndez puso en fila a la clientela mostrando los mismos galones que su rival, hasta que Valverde tir¨® a todos del div¨¢n con un ataque sostenido al que resisti¨® Contador aunque el murciano pudo poner unos metros de distancia antes de la pancarta monta?era. De pronto, cogi¨® la botella de agua de un espectador dando por bueno el ataque psicol¨®gico. Y todo volvi¨® a su lugar, pero la primera consulta de Gaintza, un muro corto pero duro, la hab¨ªa ganado Valverde a los puntos.

Por delante hab¨ªan circulado cuatro aventureros (Montaguti, Villella, Sicard y Ferrari) hasta que el pelot¨®n los mand¨® a la sala de reposo. Luego hubo amagos de Gilbert, de Vanendert, de Txurruka, favorecidos por lo escarpado del terreno, sin ¨¢reas de descanso, pura carretera de media monta?a. Poco antes del pen¨²ltimo puerto, todo se puso en orden. Y vuelta a la consulta, al duelo colectivo, entre Movistar y Tonkoff, y personal entre Valverde y Contador.

Tras un aceler¨®n de Intxausti, Valverde se col¨® de nuevo en la consulta, pero esta vez su guerra era real, no psicol¨®gica. Y, claro, se le peg¨® Contador, que tambi¨¦n ten¨ªa cita. Cuando el de Pinto, apret¨® los dientes y las manos, su ataque fue brutal, sentado, poderoso, luego levantado pero igual de poderoso, porque ganaba metros como otros pierden kil¨®metros. No hab¨ªa tiempo para romper relojes, pero s¨ª cambi¨® la hora de la carrera. Por el alto pas¨® con 15 segundos de ventaja sobre Valverde, suficientes para ganar la etapa tras la r¨¢pida bajada. Valverde entendi¨® que la bala de Contador le hab¨ªa herido y tapon¨® la herida porque ma?ana ser¨¢ otro d¨ªa. Por detr¨¢s un grupo de siete les miraba de lejos. Luego un rosario de cuentas perdidas, rezando por llegar y acabar ese via crucis de cuestas arriba y cuestas abajo. En los duelos, no siempre gana el primer tiro. A Valverde se le fue al aire; Contador dio en la diana. El resto, con taparse tuvieron suficiente.