El Celta sugestiona a Osasuna

El miedo a perder y a no ganar, que pareciendo lo mismo no lo es, tiene un efecto contagioso. Se extiende desde las piernas hasta la cabeza, anulando el raciocinio, disparando la pasi¨®n y descontrolado las emociones. A Osasuna la pasi¨®n le desborda continuamente, sobre todo en este final de temporada. Es un mal que, sin embargo, le nubla la mente y le hace perder el paso. Nada que ver con lo que se espera de un equipo que se juega la categor¨ªa en su casa, ante un p¨²blico entregado, que si bien no deja de animar, lo hace ya con el gesto torcido.

En medio de todo este c¨®ctel de desdichas, relajado, esbelto, risue?o y hasta osado apareci¨® el Celta del cotizado Luis Enrique. Salvado, aseado y bien orientado, el conjunto gallego es de esos equipos que tiene la capacidad de asumir que su idea futbol¨ªstica, por definici¨®n, es superior a la de sus rivales. Si hay un jugador que crea en eso especialmente es Nolito. Un delantero de esos que resuelven el acertijo del gol sin repasar la pregunta. Lo hizo en dos ocasiones, a cada cual con m¨¢s estilo. En ambas recibi¨® el bal¨®n de Orellana y primero lo coloc¨® con suavidad por encima de la cabeza de Andr¨¦s con un remate picado y despu¨¦s lo acompa?¨® tras caer desde las alturas lejos de los brazos del portero. Entre medias Sergio desvi¨® primero un cabezazo de Oriol Riera y el rechazo de De las Cuevas en boca de gol.

Se choc¨® Osasuna una y otra vez contra un Celta sobrio, al que no le asustaba la batalla f¨ªsica, si bien la t¨¦cnica ya la ten¨ªa ganada desde el principio. Es el problema de dejarlo todo para el final, que si la cabeza no te responde no hay forma de templar el coraz¨®n. A la buena relaci¨®n entre los dos tendr¨¢ que apelar el conjunto navarro si no quiere irse a Segunda.