Y mientras, Neymar honra el 10

Con 25 minutos disputados, en las gradas del estadio Sierra Dorada de Goiana, a Brasil se le apareci¨® la exigencia hist¨®rica de su torcida. No encontraban los futbolistas de Scolari huecos ante Panam¨¢, un endeble sparring, y los silbidos ante cada mala entrega denotaban un desencanto general. Hasta que apareci¨® Neymar en una conducci¨®n al contragolpe. Trabado en la frontal del ¨¢rea, ¨¦l mismo ejecut¨® con tanta t¨¦cnica como suavidad el libre directo que clav¨® en la escuadra. Fue el inicio de la goleada (4-0).

Si la idea de Scolari aleja a Brasil del romanticismo del jogo bonito, Neymar la acerca por naturaleza. Sienti¨¦ndose importante como una gran referencia, se suelta con la pelota y hace honores a ese diez con tanta historia que luce en la canarinha. Es un futbolista libre en medio de una selecci¨®n que pretende dominar los partidos desde un orden innegociable en la presi¨®n y en el repliegue. Junto a los laterales ofensivos, Neymar representa aquella misma alegr¨ªa del pueblo que dec¨ªan transmit¨ªa Garrincha. Eso est¨¢ en los genes de una hinchada que festej¨® cada acci¨®n del futbolista en el que tiene depositadas todas las esperanzas de conquistar el Mundial.

Le jalearon un ca?o, un sombrero y un control de malabarista al que cosi¨® un recorte. Pareci¨® aislado de los problemas judiciales de su fichaje por el Barcelona, que volvieron a aflorar horas antes con la imputaci¨®n de Sandro Rossell. Jug¨® con la intenci¨®n de ser diferente en cada acci¨®n. El taconazo que dej¨® a Hulk en bandeja el tercer gol coron¨® una actuaci¨®n que invita al optimismo en cuanto a su capacidad de decidir partidos. De espaldas al arco, en la mediapunta, habilit¨® al potente delantero del Zenit como si tuviera ojos en el cogote. Hulk estuvo fino utilizando el exterior para superar a McFarlane. Nada que ver esa delicadeza con el punterazo que utiliz¨® Dani Alves en el 2-0 al borde del descanso.

Ante la d¨¦bil P¨¢nama, Brasil ense?¨® sus virtudes: la calidad individual de Neymar, refrendada otra vez con un pen¨²ltimo pase que propici¨® el cuarto gol de William, la presi¨®n, el robo y el contragolpe. Tambi¨¦n destap¨® sus defectos, la espesura que tiene para armar juego ante defensas organizadas cuando la pelota pasa por Luiz Gustavo y Ramires. Eso s¨ª, cuando Neymar corre libre todo puede pasar como suced¨ªa con cualquier diez hist¨®rico de ese otro Brasil al que rememora y que core¨® su nombre en pie.