Los Warriors y la diversi¨®n
Son un equipo diferente, mejor. Juegan a toda pastilla y de una forma muy vistosa, pero son mucho m¨¢s que un atractivo ritmo ofensivo
Durante toda la temporada Golden State se ha sido Gengis Kan en una Mongolia en la que el resto de equipos eran los campesinos a los que ¨¦ste pisoteaba en sus incursiones esteparias. Aunque me duela reconocerlo, y ante el vac¨ªo general, tengo que admitir que me lo he pasado muy bien vi¨¦ndoles. Me gusta c¨®mo juegan. Me gustan sus jugadores. Por gustarme, hasta me gusta su camiseta azul y dorada. Pero, vaya, siempre me siento obligado a ir con el m¨¢s d¨¦bil, as¨ª que hasta ahora no pod¨ªa animarles p¨²blicamente.
Afortunadamente ya puedo hacerlo, ahora que se van a jugar el anillo con los Cavaliers, un equipo con el que es imposible empatizar porque juega como si sus jugadores estuviesen en un campo de trabajo. Adem¨¢s, que LeBron James gane un partido es casi tan interesante como saber que ma?ana saldr¨¢ el sol. Y, por encima de todo, son el malo de la pel¨ªcula. Encarnan al statu quo, el baloncesto de toda la vida y el que, probablemente, seguir¨¢ siendo as¨ª durante mucho tiempo.
Kerr ha demostrado ser consciente de la importancia de lo que est¨¢ consiguiendo y de que no es necesario estar pavone¨¢ndose constantemente. Curry y Klay Thompson parecen haber salido de la PlayStation¡±
Los Warriors son algo diferente y, en mi modesta opini¨®n, mejor. Juegan a toda pastilla y de una forma muy vistosa, pero son mucho m¨¢s que un atractivo ritmo ofensivo. Por ejemplo, entre otras cosas, han sido el equipo que m¨¢s ha reducido los porcentajes de tiros de campo de sus adversarios durante la temporada regular (un 42% frente a un 45% de los Cavaliers). Tienen algo m¨¢s, un algo que tiene que ver con c¨®mo se enfrentan a los partidos y que deber¨ªa estar presente en c¨®mo afrontar la vida: alegr¨ªa.
El primero que se toma las cosas con esa filosof¨ªa es su entrenador: Steve Kerr. Tengo que admitir que yo, como tantos otros a principio de temporada, era otro esc¨¦ptico m¨¢s sobre sus posibilidades como t¨¦cnico. Pero Kerr ha demostrado ser consciente de la importancia de lo que est¨¢ consiguiendo y de que no es necesario estar pavone¨¢ndose constantemente. Y a¨²n m¨¢s importante, su manera de dirigir al equipo refleja su personalidad, algo que casi siempre es una garant¨ªa de ¨¦xito (a menos, claro, que el entrenador en cuesti¨®n sea un idiota).
Sumemos a esto los jugadores que tiene a su disposici¨®n. En primer lugar, Stephen Curry y Klay Thompson, dos jugadores que parecen haber salido de la PlayStation. No olvidemos a Andre Iguodala, quien despu¨¦s de tanto tiempo en las trincheras de la NBA sabe que quiz¨¢ deber¨ªa tomarse un respiro en una vinoteca francesa (si tuviese la posibilidad de hacerlo). O Draymond Green, que parece que se levanta todas las ma?anas consciente de que le ha tocado la loter¨ªa del baloncesto. Incluso Andrew Bogut, que puede parecer alguien arisco pero que, como buen australiano, no lo es tanto.
El conjunto es tan atractivo que resulta pr¨¢cticamente irresistible. Pero no ten¨¦is la obligaci¨®n de creerme. Ved las finales y ya me dir¨¦is. Sospecho que os gustar¨¢ lo que ve¨¢is, porque son un equipo dise?ado para transmitir entusiasmo. Y nadie puede decir que no a un poco de felicidad. Ni a un campeonato de la NBA.
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