El Reus ultima su traslado a otra ciudad por un litigio sobre el estadio
El club alega que las condiciones de la concesi¨®n ponen en peligro su viabilidad y desea irse a Riudoms


El Club de F¨²tbol Reus se va de casa. Las desavenencias que mantienen el ayuntamiento reusense y la entidad deportiva que es propiedad de Joan Oliver, el que fuera director general del Bar?a durante la presidencia de Joan Laporta, han desembocado en divorcio. Seg¨²n anunciaron este lunes Oliver y el presidente del club, Xavier Llastarri, los rojinegros ultiman su partida a Riudoms.
El traslado del CF Reus est¨¢ ¡°muy avanzado¡±, aseguran sus dos m¨¢ximos dirigentes. El motivo de la mudanza cabe buscarlo en el estira y afloja que mantiene el club con el Ayuntamiento por el uso del estadio municipal. Las relaciones se tensaron hace dos a?os, con el ascenso del Reus a la Segunda Divisi¨®n. El ingreso en el f¨²tbol profesional marc¨® un punto de inflexi¨®n. A diferencia de sus colegas del hockey patines, vigentes campeones de la Copa de Europa que han conquistado en ocho ocasiones, el Reus de f¨²tbol hab¨ªa militado durante a?os en Segunda B y en Tercera Divisi¨®n y la entidad y el consistorio manten¨ªan un satisfactorio acuerdo de cesi¨®n de las instalaciones municipales.
El peque?o estadio, con capacidad para apenas 4.300 personas, jam¨¢s fue objeto de disputa. Pero en mayo de 2016, cuando el Reus certificaba su ascenso tras derrotar al Racing de Santander, la situaci¨®n dio un vuelco. La Liga exige a los equipos que militan en la divisi¨®n de plata un estadio con unos requisitos m¨ªnimos. Al Reus le concedi¨® un periodo de gracia de dos a?os, que caduca en breve, para acicalar su feudo. El aforo deber¨ªa crecer hasta los 6.200 asientos, lo que implica un gasto de 3,5 millones de euros. Adem¨¢s, la entidad se ve obligada a gastar otro mill¨®n y medio para adecentar las instalaciones y mejorar los servicios de un equipamiento que, adem¨¢s de la primera plantilla, tambi¨¦n acoge al f¨²tbol base. Las cuentas no le salen al Reus porque el Ayuntamiento que lidera Carles Pellicer (PDeCAT) ha sacado a concesi¨®n el uso del estadio. ¡°Es totalmente inviable nuestra presencia en el concurso¡±, destaca el presidente Llastarri para justificar la no presentaci¨®n de la entidad al proceso administrativo.
Las condiciones de la licitaci¨®n y la duraci¨®n de la concesi¨®n hacen, seg¨²n los c¨¢lculos de los dirigentes del Reus, que no sea viable recuperar la inversi¨®n sin comprometer la futura supervivencia del club. La oferta de compra a la baja lanzada por la directiva no sedujo al consistorio, que tas¨® en m¨¢s de cuatro millones de euros el estadio.
Ante esta encrucijada, el Reus prefiere buscarse una parcela y levantar un campo nuevo. Seg¨²n Oliver y Llastarri, la inversi¨®n se sit¨²a entre los ocho y los nueve millones de euros. Pese a ser una factura gasto mayor que el gasto que requerir¨ªan las obras de homologaci¨®n del actual estadio municipal, el desembolso puede recuperarse con mayor garant¨ªas porque el club tendr¨¢ libertad absoluta para alquilar su campo o para bautizarlo con el nombre de un patrocinador.
El per¨ªodo de construcci¨®n se alargar¨ªa de dos a tres a?os y seg¨²n los dirigentes del Reus las negociaciones est¨¢n muy avanzadas para adquirir unos terrenos en Riudoms, a menos de un kil¨®metro de donde se encuentra el actual estadio. Xavier Llastarri conf¨ªa en que, mientras duran las obras, ¡°no habr¨¢ problema¡± para seguir usando el actual estadio municipal y Joan Oliver descarta rotundamente que el Reus pueda jugar en el campo del vecino, y rival, N¨¤stic de Tarragona. El Ayuntamiento de Reus se escuda en que el proceso de licitaci¨®n de las instalaciones se hace pensando en el inter¨¦s general.
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