Los ¡®likes¡¯ de Xavi Simons
Su marcha del Bar?a no ha hecho m¨¢s que ahondar en aquella faceta que tanto nos llamaba la atenci¨®n: su capacidad para combinar el f¨²tbol y pop. Si no es el pr¨®ximo Iniesta ser¨¢ el siguiente Justin Bieber
El f¨²tbol es un gran mercado de esperanzas. Los hinchas consumimos hechos consumados pero tambi¨¦n ilusiones y por eso, cada cierto tiempo, nos emocionamos en exceso con alg¨²n aprendiz de mago al que imaginamos gobernando el futuro en nombre de nuestros intereses, en defensa de nuestros colores. Las nuevas tecnolog¨ªas nos han proporcionado un contacto tan temprano con las cocinas de los clubes que pocos son los que se resisten a buscar al nuevo Messi o al futuro Ronaldo en el cuarto de los biberones, como si esperar a que la vida siga su curso y la meritocracia imponga su ley fuese una pr¨¢ctica desfasada, propia de carcas o viejales.
Xavi Simons era una de esas oruguitas a los que muchos aficionados imagin¨¢bamos batiendo las alas con fuerza -unas alas azulgranas y brillantes, ajedrezadas por un simple juego de asociaci¨®n- y provocando un fenomenal hurac¨¢n en el Camp Nou dentro de unos a?os. Poco importa si sus habilidades futbol¨ªsticas nos parec¨ªan suficientes o acordes al estilo que se les presupone a los canteranos del Bar?a pues el producto atesoraba todos los caprichos que uno exige a los mejores sue?os: tocayo del rey de la pelopina, de sangre holandesa, con una melena tan dorada y ensortijada que nos costar¨ªa imaginarla en otras manos que no fueran las de Robert Redford en Memorias de ?frica¡
De ese atractivo indudable que trasciende a lo futbol¨ªstico da fe su enorme ¨¦xito en las redes sociales, con cerca de dos millones de seguidores pendientes de sus evoluciones m¨¢s mundanas a trav¨¦s de Instagram.
Esta misma semana, Simons ha decidido aceptar una jugosa oferta del PSG y dejar las categor¨ªas inferiores del Bar?a, donde llevaba nueve a?os acumulando ense?anzas y atenciones. Lo hace aconsejado por Mino Raiola, su agente, convencido de que se merec¨ªa mucho m¨¢s de lo que el club catal¨¢n parec¨ªa dispuesto a ofrecerle y encantado de jugar a ser la estrella del verano -fotograf¨ªas con su nueva camiseta, comunicado oficial y otros placeres adultos- sin haber jugado un solo minuto en categor¨ªa juvenil. Es el sino de los tiempos y de nada sirven los reproches ni los lamentos porque Simons no ha hecho m¨¢s que ahondar en aquella faceta que tanto nos llamaba la atenci¨®n: su capacidad para combinar el f¨²tbol con el pop, la certeza de que si no se convierte en el pr¨®ximo Andr¨¦s Iniesta ser¨¢, como poco, el siguiente Justin Bieber.
El puritanismo, tan propio de una religi¨®n estricta como es el barcelonismo, se lleva las manos a la cabeza con su movimiento y ya le augura el peor de los futuros. Se demoniza su ambici¨®n econ¨®mica y principalmente la de su agente, al que se acusa de priorizar los n¨²meros frente al cari?o, como si el Bar?a fuese una madre abnegada y los dem¨¢s clubes del mundo una coalici¨®n de empresas esclavistas. Se truncan los sue?os de esos aficionados a la quiromancia de Youtube y creen, por ello, que a Xavi Simons le espera una carrera plagada de desgracias y contratiempos por no haberse limitado a cohabitar los sue?os ajenos, por vivir su propia vida como le plazca y comenzar esta nueva aventura en Par¨ªs. Habr¨¢ que buscarse un nuevo juguete al que entregar nuestra esperanza y, lo que es m¨¢s importante, un buen n¨²mero diario de likes.
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