La Real Sociedad vuelve a una final de Copa 32 a?os despu¨¦s
El conjunto donostiarra desactiva cualquier intento de remontada del Mirand¨¦s y se impone en Anduva con un gol de Oyarzabal
Festeja la Real Sociedad su viaje a la final de la Copa en Sevilla en primavera, cuando las calles de la capital andaluza se perfuman de azahar y tambi¨¦n huele a Copa del Rey. Los m¨¢s de 1.000 seguidores que estuvieron en el campo de Anduva vestidos de blanquiazul regresaron a San Sebasti¨¢n con una sonrisa de oreja a oreja, satisfechos e ilusionados. Junto a ellos, otros tantos sin entrada que se conformaron con gozar y sufrir del partido en la pantalla gigante de la Calle Estaci¨®n, hermanados con los aficionados del Mirand¨¦s, sin trifulcas.
Espera la Real rival para La Cartuja, pero los donostiarras ya tienen los billetes en la mano. Lo celebraron los futbolistas sobre el c¨¦sped y sus gritos retumbaron en las calles de San Sebasti¨¢n al ritmo de la marcha de Sarriegui con letra del padre de P¨ªo Baroja, que dice: ¡°Nosotros siempre contentos, siempre alegres¡±. Eso era la Real casi a medianoche. Despu¨¦s de 32 a?os, el equipo realista estar¨¢ en la disputa del campeonato de Espa?a, y, salvo que cambien las reglas, se asegura tambi¨¦n un puesto en la ex¨®tica Supercopa de Arabia Saud¨ª.
En Anduva no bastaba con un partido de rompe y rasga; ese dejar pasar la noche y aguantar la ventaja. El Mirand¨¦s siempre aprieta, y muchas veces ahoga, cuando despliega sus alas y entra en juego la banda derecha donde maniobra Merquelanz, o en los balones largos para el peligroso Matheus. Tuvo que sudar mucho la Real para imponer su manera de ver las cosas, de mostrar que es un equipo de superior categor¨ªa, porque jugar en Anduva no es un trago apetecible, y menos en una semifinal de Copa en la que el partido ten¨ªa que convertirse, para beneficio del Mirand¨¦s, en una guerra de guerrillas tras el 2-1 de la ida.
Eso es lo que intent¨® desactivar una Real muy atenta, metida en su papel de equipo favorito, pero sin arrogancia ni menosprecio al rival. Desbord¨® el Mirand¨¦s a veces, empujado por una afici¨®n ilusionada, pero fue el conjunto de Imanol el que llev¨® el mando de las operaciones, sin demasiada profundidad, pero abrig¨¢ndose atr¨¢s a la menor se?al de alarma.
El Mirand¨¦s insisti¨®, sobre todo en balones largos hacia Matheus, que en alguna ocasi¨®n estuvo a punto de sorprender a Aritz, pero fue Limones el que m¨¢s intervino en los lances de ¨¢rea a ¨¢rea. Hasta que un bal¨®n que persigui¨® Zaldua con tes¨®n acab¨® en un centro al que Malsa, el mejor jugador hasta entonces del Mirand¨¦s, meti¨® el brazo de forma ingenua. El penalti lo transform¨® Mikel Oyarzabal, que puso a la Real con un pie en Sevilla.
Se apag¨® bastante el equipo de Iraola con el mazazo a pocos minutos del descanso y le cost¨® recuperarse en el comienzo de la segunda mitad. Los cambios del t¨¦cnico guipuzcoano le dieron otro aire a su equipo, pero no le dio para remontar. Para ese momento, la Real ya se hab¨ªa blindado bien en la zaga y actuaba con disciplina prusiana. No aparecieron los grandes actores de su ataque en la segunda mitad, pero al grupo de Imanol no le hizo falta. Al Mirand¨¦s le faltaban proyectos atacantes y le sobraban escaramuzas. Impotentes en su juego, los burgaleses regresaban a la cruda realidad. S¨®lo en un principio tuvieron posibilidades reales de avanzar hasta la final, mientras tuvieron las ideas claras. Luego perdieron las fuerzas, las iniciativas y las esperanzas.
El sue?o de Cenicienta se apag¨® una hora antes de la que asegura el cuento. Fue alrededor de las once cuando la carroza se convirti¨® en calabaza, los caballos volvieron a ser ratones y el coronel que mandaba la escolta se dio cuenta de que su gorra era la de un aparcacoches. Fue un hechizo que dur¨® unas cuantas semanas, pero finalmente el Mirand¨¦s despert¨® y vio que Anduva sigue all¨ª, en su descampado, aunque algunos se enfaden por decirlo, y ya nadie llame al tel¨¦fono para solicitar entrevistas, que fue un bonito espejismo que volver¨¢ qui¨¦n sabe cu¨¢ndo. Los milagros no suceden todos los d¨ªas. El Mirand¨¦s tuvo un m¨¦rito extraordinario para intentar llegar a la final, pero la Real fue implacable en el partido de vuelta. El equipo txuriurdin sue?a ahora con ganar la Copa.
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