Ramsey y Dybala desmontan al Inter en el silencioso duelo del Juventus Stadium (2-0)
El equipo de Sarri desbloquea con dos paredes un partido trabado en el cl¨¢sico llamado a decidir la Serie A, disputado a puerta cerrada por el coronavirus
La Juventus se impuso al Inter (2-0) en el partido que el calendario se?al¨® desde agosto como el duelo que decidir¨ªa la Serie A. Se jug¨® despu¨¦s de dos semanas de aplazamiento, por imposici¨®n de la patronal, contra la opini¨®n del gobierno italiano, favorable a interrumpir el campeonato para combatir la expansi¨®n del coronavirus. En un estadio desierto, a puerta cerrada, en un clima de entrenamiento, o de distop¨ªa, el f¨²tbol se aproxim¨® al puro ejercicio f¨ªsico, casi despojado del relieve social. Gan¨® la Juve con un gol de Ramsey y otro de Dybala, protagonistas de una disputa que durante una ho...
La Juventus se impuso al Inter (2-0) en el partido que el calendario se?al¨® desde agosto como el duelo que decidir¨ªa la Serie A. Se jug¨® despu¨¦s de dos semanas de aplazamiento, por imposici¨®n de la patronal, contra la opini¨®n del gobierno italiano, favorable a interrumpir el campeonato para combatir la expansi¨®n del coronavirus. En un estadio desierto, a puerta cerrada, en un clima de entrenamiento, o de distop¨ªa, el f¨²tbol se aproxim¨® al puro ejercicio f¨ªsico, casi despojado del relieve social. Gan¨® la Juve con un gol de Ramsey y otro de Dybala, protagonistas de una disputa que durante una hora evoc¨® las veladas m¨¢s aburridas del viejo calcio. Ahora la Juventus lidera la clasificaci¨®n con 63 puntos en 26 partidos, un punto m¨¢s que la Lazio y nueve m¨¢s que el Inter, que se descuelga de forma dram¨¢tica en un momento cr¨ªtico y extra?o. No se sabe cu¨¢ndo se reanudar¨¢ la competici¨®n. El futuro ya no se inscribe en el calendario sino en los microbios.
El protocolo de la asepsia es ¨¢gil. Los jugadores saltaron al Juventus Stadium, son¨® el himno, no se dieron la mano para evitar contagios y cuando el ¨¢rbitro pit¨® el arranque el silbato emiti¨® un agudo estruendoso. Sin el fragor de la multitud que todo lo tapa se oy¨® la voz de Antonio Conte retumbar en el cr¨¢ter vac¨ªo para indicar a sus jugadores a d¨®nde cerrar, a qui¨¦n marcar, qu¨¦ l¨ªnea de pase cortar, hasta d¨®nde avanzar y en qu¨¦ punto fijar la posici¨®n. Las ¨®rdenes del entrenador del Inter, inaudibles en los partidos con p¨²blico, recordaban a sus jugadores la excepcionalidad de su situaci¨®n. Solo los golpes sordos de las botas contra el bal¨®n y las palabras ahogadas de los hombres esforz¨¢ndose recorr¨ªan el campo ante las gradas desiertas.
Hac¨ªa cinco a?os que el Inter no ganaba en el campo de su gran rival turin¨¦s y por la disposici¨®n del equipo se habr¨ªa dicho que nadie esperaba romper la racha. El Inter sali¨® a pararse atr¨¢s y a perseguir a Cristiano hasta donde fuera necesario. La Juventus sali¨® a negarle los espacios a Lautaro y a Lukaku y a desplegarse poco a poco con un elenco de futbolistas m¨¢s dotados para recorrer grandes distancias que para tocar la pelota con velocidad. Sarri jug¨® a anular a Conte; Conte jug¨® a anular a Sarri. Los dos tuvieron un ¨¦xito simult¨¢neo. Durante una hora no pas¨® casi nada. Un cabezazo de De Ligt, que gana todos los balones a¨¦reos, oblig¨® a Handanovic a sacar una mano. Un tiro cruzado de Matuidi, que apareci¨® para cerrar una jugada, lo oblig¨® a sacar otra.
Matuidi fue el tipo de jugador que defini¨® la propuesta de Sarri. La misi¨®n del franc¨¦s fue limitada: moverse mucho al espacio sin pelota, equilibrar las descompensaciones defensivas como un maratoniano, y evitar por todos los medios participar en las transiciones elaboradas hasta que las jugadas alcanzaran los metros finales. Sin Pjanic, sorprendente baja t¨¦cnica, el cuadro lo completaron Cuadrado, Alex Sandro, Douglas Costa y Bentancour para ocupar grandes superficies, Higua¨ªn para aguantar de espaldas y distribuir, y Cristiano para hacer lo que le diera la gana, que fue mucho pero casi nunca sirvi¨® de nada. De todas formas, Conte mand¨® que lo vigilaran. Skriniar lo hizo con tanto celo que por poco acaban los dos expulsados.
El partido fue un bloqueo perfecto. Un acoplamiento de pizarr¨®n. Una obra de ingenier¨ªa de la negaci¨®n mutua para dicha de una audiencia inexistente, ante un mar de asientos vac¨ªos de pl¨¢stico brillante. Esta pel¨ªcula de exactitud sopor¨ªfera se disolvi¨® con una pared. Suele ocurrir con las paredes: derrumban las obras m¨¢s sofisticadas de la t¨¢cgica. La Juventus arm¨® la jugada de banda a banda, Cristiano ejerci¨® de distribuidor buscando a Alex Sandro, y el brasile?o tir¨® la pared con Matuidi para dejarle el bal¨®n camino de la l¨ªnea de fondo. Matuidi meti¨® el pase atr¨¢s, el bal¨®n rebot¨® en Cristiano y lo enganch¨® Ramsey aprovechando el desconcierto natural de los defensas.
El 1-0 oblig¨® a Conte a meter a Eriksen por Barella y Sarri le replic¨® con Dybala por Douglas Costa. Y aprovechando que el Inter avanzaba un poco m¨¢s a campo contrario, Bentancour lanz¨® la contra. El pase largo a la derecha encontr¨® el pie de Dybala, que dribl¨® a Young, se asoci¨® con Ramsey y se meti¨® entre l¨ªneas para recibir la pared. Otra vez, otra pared. Dybala control¨® la pelota con suavidad, quebr¨® el tobillo izquierdo en un rel¨¢mpago, volvi¨® a burlar a Young al borde del ¨¢rea chica y antes de que Handanovic pudiera reaccionar se la toc¨® con un golpe de empeine.
Si el partido se hubiera jugado en Marte entre los supervivientes de una estaci¨®n abandonada el escenario habr¨ªa sido parecido. Dybala dio la impresi¨®n de disfrutarlo como se disfrutan los placeres infantiles. Abrazado a los colegas, indiferente al coronavirus, al gobierno, al tiempo de los calendarios, y a la voz de alarma de Conte anunciando el fin del mundo conocido.