Cierra Yosemite, s¨ªmbolo de libertad
El legendario Parque Nacional de Estados Unidos, meca de escaladores, tampoco resiste al coronavirus
El Parque Nacional del Valle de Yosemite es un s¨ªmbolo de libertad para los estadounidenses, un orgullo, una cita con la aventura para los escaladores de todo el planeta y un simple parque tem¨¢tico para aquellos que no saben apreciar la belleza de un entorno tan est¨¦tico como salvaje. Desde el pasado 20 de marzo, los osos vuelven a campar a sus anchas, aunque no encontrar¨¢n la comida abandonada por los turistas. Cerrado al p¨²blico a causa del ...
El Parque Nacional del Valle de Yosemite es un s¨ªmbolo de libertad para los estadounidenses, un orgullo, una cita con la aventura para los escaladores de todo el planeta y un simple parque tem¨¢tico para aquellos que no saben apreciar la belleza de un entorno tan est¨¦tico como salvaje. Desde el pasado 20 de marzo, los osos vuelven a campar a sus anchas, aunque no encontrar¨¢n la comida abandonada por los turistas. Cerrado al p¨²blico a causa del coronavirus, el valle, que se preparaba para acoger una riada de escaladores en la meca de las grandes paredes como el Capit¨¢n, la Catedral o el Half Dome, as¨ª como senderistas y curiosos, no ver¨¢ otra cosa que un vac¨ªo inusual, algo infrecuente en el Parque.
El estado de California decret¨® su cierre ¡°para preservar la salud p¨²blica, permitiendo ¨²nicamente el mantenimiento del ¨¢rea y los trabajos administrativos¡±, seg¨²n se explica en la web del Gobierno sin especificar una fecha de apertura pero avisando que la zona ser¨¢ controlada para que no haya infractores. Los residentes habituales tienen prohibido reunirse, deben mantenerse en cuarentena, pero pueden salir a pasear siempre que est¨¦n solos. Una medida excepcional. De hecho, solo las grandes cat¨¢strofes hab¨ªan forzado el cierre absoluto del lugar, ahora ¨²nicamente habitado por los escasos residentes permanentes de la zona as¨ª como por los empleados del Parque Nacional, los servicios m¨¦dicos, correos y el patronato de conservaci¨®n del ¨¢rea.
En Yosemite operan conjuntamente dos equipos de rescate. Uno pertenece al Gobierno e involucra a los Rangers, y el otro naci¨® en 1970 a instancias de los propios escaladores y se nutre de voluntarios englobados en el SAR (Search and Rescue). Estos ¨²ltimos no estar¨¢n operativos hasta que el parque no reabra sus puertas, mientras que los Rangers seguir¨¢n en la zona puesto que muchos de ellos residen en el valle.
En 1997, Yosemite fue clausurado debido a unas inundaciones monstruosas cuando el cauce del r¨ªo Merced, que normalmente discurre apacible entre las torres de granito, se desbord¨® la primera semana de enero y destroz¨® puentes, carreteras y edificios. El cierre dur¨® dos meses y medio, tiempo empleado para reconstruir el ¨¢rea afectada. Despu¨¦s, el fuego ha causado enormes da?os al valle, especialmente en 2013 y 2018. En esta ¨²ltima ocasi¨®n, partes del parque fueron cerradas tres semanas en verano, pero apenas unos meses antes, en abril, una nueva inundaci¨®n clausur¨® Yosemite durante un fin de semana.
El valle acoge uno de los lugares m¨¢s ic¨®nicos de la escalada: el famoso campo 4, un ¨¢rea de acampada donde hist¨®ricamente se re¨²nen los escaladores venidos de diferentes lugares del planeta. Restringida a una semana, es la opci¨®n m¨¢s econ¨®mica para alojarse en el valle. En cambio, uno puede permanecer colgado en cualquier pared los d¨ªas que precise para escalar la v¨ªa escogida. El campo 4 fue estrenado para este uso en 1933 y el lugar era un antiguo asentamiento indio. No es infrecuente cruzarse con un oso de camino a la ducha. Tanto es as¨ª que las autoridades obligan a los campistas a encerrar toda la comida en cajas met¨¢licas all¨ª dispuestas y a no dejar a la vista ni siquiera el envoltorio de una chocolatina en el interior de los coches: los osos son expertos a la hora de forzar las puertas de los veh¨ªculos.
Pero el campo 4 jam¨¢s vivir¨¢ de nuevo el desparrame de los a?os setenta, los a?os de la Guerra de Vietnam, los a?os de la hierba, el LSD y el alcohol, o cuando liderados por el genial Jim Bridwell, la escalada en el valle dej¨® de ser una cuesti¨®n de orfebrer¨ªa a un asunto de atletas. Su momento m¨¢s surrealista lleg¨® ca¨ªdo del cielo, como un mensaje divino: estos escaladores que solo viv¨ªan para escalar, que se las apa?aban a duras penas para comer y que viv¨ªan como si nadie garantizase un ma?ana, se hicieron ricos de un d¨ªa para otro. Un avi¨®n cargado de marihuana procedente de Colombia se estrell¨® en el Valle. Para cuando las autoridades alcanzaron el aparato, toda su mercancia hab¨ªa desaparecido a manos de los escaladores. Al principio de los 80, solo Bridwell quedaba en el valle, testigo de una ¨¦poca surrealista.
El cierre de Yosemite tambi¨¦n parece pura psicodelia. Otros parques, como el de Bishop, ya hab¨ªan cerrado sus puertas en un efecto domin¨® esperado que ya hab¨ªa tumbado todos los roc¨®dromos del pa¨ªs, as¨ª como prohibido todas sus ¨¢reas de escalada y senderismo. El candado a Yosemite es, sobre todo, un golpe moral para un pa¨ªs que tambi¨¦n sabe ya que lo peor est¨¢ por llegar.