Villacampa: ¡°Flip¨¦ con Slavnic, mandaba como un general¡±
El exjugador y expresidente del Joventut rememora el juego y el car¨¢cter del base que sent¨® c¨¢tedra en Badalona y triunf¨® con una generaci¨®n yugoslava dorada
Jordi Villacampa ten¨ªa 14 a?os en 1977 y ning¨²n ¨ªdolo en especial. Su pasi¨®n era el baloncesto, sin nombres ni apellidos. A menudo, despu¨¦s de entrenarse con los chavales del Joventut, se quedaba prendado viendo las sesiones del primer equipo. ¡°El primer flash que me viene a la cabeza es haber visto a los hermanos Margall, a Santillana, a Buscat¨®¡ Palabras mayores. Un buen d¨ªa lleg¨® Moka Slavnic. Y flip¨¦. Era la bomba¡±, rememora quien luego se con...
Jordi Villacampa ten¨ªa 14 a?os en 1977 y ning¨²n ¨ªdolo en especial. Su pasi¨®n era el baloncesto, sin nombres ni apellidos. A menudo, despu¨¦s de entrenarse con los chavales del Joventut, se quedaba prendado viendo las sesiones del primer equipo. ¡°El primer flash que me viene a la cabeza es haber visto a los hermanos Margall, a Santillana, a Buscat¨®¡ Palabras mayores. Un buen d¨ªa lleg¨® Moka Slavnic. Y flip¨¦. Era la bomba¡±, rememora quien luego se convirti¨® en un icono del club, con el que como jugador gan¨® una Copa de Europa en 1994, dos Ligas, dos Copas Korac y al que despu¨¦s presidi¨® desde 1999 hasta 2017. Adem¨¢s, fue 158 veces internacional con la selecci¨®n espa?ola.
El impacto de Slavnic en la Penya y en el baloncesto espa?ol fue acorde al que dej¨® un trazo imborrable en el baloncesto mundial aquella selecci¨®n yugoslava con la que brill¨® junto a Cosic, Dalipagic, Kicanovic y Delibasic. Una formaci¨®n que rompi¨® la hegemon¨ªa de la URSS a nivel de selecciones con el oro en tres Europeos (1973, 1975 y 1977), en un Mundial (1978) y en unos Juegos Ol¨ªmpicos (1980).
¡°Todo el mundo hablaba de ¨¦l. Me qued¨¦ ensimismado vi¨¦ndole c¨®mo dirig¨ªa, c¨®mo mandaba, c¨®mo se enfrentaba en los uno contra uno con Margall. Lo ve¨ªas como un ni?o, con esa admiraci¨®n con la que otros chavales pudieron ver en su d¨ªa a Epi o a Michael Jordan. Son jugadores tan buenos que te enganchan y que, a esas edades, hasta los sobredimensionas. Te parecen dioses¡±, cuenta Villacampa a sus 56 a?os. El imaginario de la NBA era remoto, inaccesible a principios de los 70 para los aficionados europeos. El pedestal lo compart¨ªan los italianos, con Marzorati y Meneghin, los rusos con Belov, los yugoslavos con Cosic y Dalipagic, y el Real Madrid de Luyk, Brabender, Corbal¨¢n y Walter Szczerbiak.
La llegada de Slavnic, base de 1,80m, a Badalona supuso un acontecimiento. El Joventut se permiti¨® el lujo de pagar 5,6 millones de pesetas al Estrella Roja, una suma muy respetable por entonces, y 4,2 millones anuales a Slavnic con un contrato por dos temporadas.
Parecido a Zeljko Obradovic
Cuando Moka era un adolescente y hac¨ªa deporte por las calles de Belgrado, Miljan Miljanic, luego entrenador del Real Madrid, intent¨® convencerle sin ¨¦xito para que se dedicara al f¨²tbol. Era tan descarado en la cancha como fuera de ella. Cuando lleg¨® a Badalona declar¨®: ¡°Quiero ser el Cruyff del Joventut¡±. Villacampa concede: ¡°Cuadraba perfectamente con su car¨¢cter. Era un jeta. Era un poco como Zeljko [Obradovic, tambi¨¦n base antes de convertirse en uno de los mejores entrenadores de Europa], un general en la cancha. No es que tuviera un talento maravilloso, pero mandaba, sab¨ªa a qui¨¦n pasaba y a qui¨¦n no, todo depend¨ªa de ¨¦l. Como Zeljko, era el puto jefe. Eran muy conscientes de los grandes jugadores que ten¨ªan a su lado, pero lo ten¨ªan muy claro: ¡®aqu¨ª mando yo¡¯. Hay que tener en cuenta que entonces la posesi¨®n era de 30 segundos y los bases ten¨ªan la bola casi todo el tiempo. En la Penya, todos asumieron r¨¢pido que quien mandaba era ¨¦l¡±.
Y m¨¢s a¨²n despu¨¦s de su ¨¦xito fulgurante al ganar la Liga en 1978, con un quinteto sin apenas cambios en el que formaba junto a Juan Ram¨®n Fern¨¢ndez, Josep Maria Margall, Filb¨¢ y Santillana. Aquel t¨ªtulo interrumpi¨® la racha de 10 seguidos del Real Madrid, que ese mismo a?o gan¨® su s¨¦ptima Copa de Europa. ¡°Me acuerdo de ver por la tele, con H¨¦ctor Quiroga de locutor, c¨®mo la Penya gan¨® a aquel equipazo del Madrid en la Ciudad Deportiva. Y tambi¨¦n vi en el pabell¨®n del Sant Josep, en Badalona, el partido que le gan¨® el Cotonificio [al que entonces dirig¨ªa A¨ªto Garc¨ªa Reneses] al Real Madrid¡±. Aquel triunfo del Coto le permiti¨® ganar el t¨ªtulo al Joventut.
Apenas un a?o y medio despu¨¦s, cuando Villacampa ten¨ªa 16, el entrenador, Manel Comas, lo incorpor¨® al primer equipo. En septiembre de 1980 disputaron un torneo en Split. All¨ª, Villacampa se enfrent¨® a Slavnic, que tras su periplo en la Penya hab¨ªa regresado a su pa¨ªs para jugar con el Sibenka Sibenik. ¡°El viaje fue una odisea¡±, cuenta Villacampa. ¡°Fuimos en un minib¨²s. Hicimos la ruta por Cannes. Fuimos al casino. Tuvimos que despistar, porque yo no ten¨ªa la edad m¨ªnima para poder entrar. Una vez en Split me acuerdo de estar en una cancha llena a tope y ver a Moka y a Petrovic. A Petrovic no lo conoc¨ªa, pero ya hab¨ªa o¨ªdo hablar de ¨¦l. Ten¨ªa 15 a?os, uno menos que yo. Llevaba una melena a lo afro. Otro descarado y m¨¢s para m¨ª, que entonces era muy t¨ªmido¡±.
Slavnic rompi¨® con el estereotipo de los jugadores de la Penya. ¡°No era un fino estilista. Era todo lo contrario al prototipo de jugador del Joventut. ?ramos todos m¨¢s bien t¨¦cnicos, lo que llamaban finos estilistas. Ven¨ªamos de la ¨¦poca de Buscat¨®, y con ¨¦l estaban Manel Bosch, Margall, Santillana. No fue como luego, cuando siguieron saliendo jugadores muy buenos, pero que tambi¨¦n son grand¨ªsimos defensores y muy agresivos, como Rudy o Ricky Rubio¡±. El propio Slavnic se defin¨ªa como un pitbull. Su entrenador en Badalona, Antoni Serra, dijo de ¨¦l: ¡°Es el hombre m¨¢s genial que he visto en una pista. Sabe mandar como ninguno¡±.
Slavnic concluy¨® su carrera como jugador en el Caserta en 1983. Ya como entrenador, regres¨® al Joventut en la temporada 1995-1996. Villacampa se acercaba al final de su carrera. No fueron buenos tiempos para un Joventut en crisis, ni para Slavnic. Pero nadie olvidar¨¢ en la Penya a aquel base yugoslavo que lider¨® al equipo que rompi¨® la hegemon¨ªa de un Madrid legendario.