¡°Mam¨¢, si quiero ganar a Lendl no debo idolatrarle¡±
Corretja recuerda al p¨¦treo tenista que adornaba su habitaci¨®n y que le inspir¨® con una remontada en Par¨ªs ante McEnroe: ¡°Ten¨ªa un p¨®ster de ¨¦l sobre la cama, me marc¨® su dominio de las emociones¡±


El 10 de junio de 1984, Ivan Lendl baj¨® de los cielos a John McEnroe en Par¨ªs, testigo entonces el tenis de una eclosi¨®n en toda regla que qued¨® grabada a fuego en la memoria de ?lex Corretja (Barcelona, 46 a?os). ¡°Ten¨ªa solo 10 a?os y la vi por la tele, y me marc¨® esa forma tremenda de remontar, c¨®mo gestionaba la seriedad y las emociones, hiperconcentrado de principio a fin, sin perder el sitio un solo instante... Fue espectacular¡±, recuerda el barcelon¨¦s sobre Ivan Lendl, o sea, sobre el hombre que definitivamente le inspir¨® y que volte¨® a John McEnroe en aquella jornada salvaje de tenis, resuelta en 4h 08m y por un estrech¨ªsimo margen de cuatro puntos (158-154). Al final, 3-6, 2-6, 6-4, 7-5 y 7-5. Hab¨ªa nacido Ivan El Terrible.
En aquella final de Roland Garros, la esencia de una las rivalidades m¨¢s feroces que se recuerdan en la raqueta, todo desembocaba en McEnroe: la estad¨ªstica particular ¨C10-8 favorable al neoyorquino hasta entonces, 21-15 para Lendl en el recuento hist¨®rico definitivo¨C, las 42 victorias que enlazaba BigMac, dominador de la primera mitad de los ochenta e invicto ese a?o hasta el choque, y sobre todo el estigma que pesaba sobre su rival, al que despu¨¦s de haber perdido sus primeras cuatro grandes finales (McEnroe ya coleccionaba cinco majors y un par de t¨ªtulos maestros, entre otros m¨¦ritos¡) le empezaba a acompa?ar un aura de perdedor que ese d¨ªa estall¨® en mil pedazos.
¡°?Boom! Para m¨ª, ese d¨ªa lo cambi¨® todo¡±, observa Corretja, quien 14 a?os m¨¢s tarde se encontrar¨ªa en una tesitura muy similar a la de Lendl en la Chatrier. Ocurri¨® en Hannover, con Carlos Moy¨¤ al otro lado de la red. Final del Masters. El mallorqu¨ªn, favorito pese a que el catal¨¢n hubiera vencido a Andre Agassi en la fase de grupos y a Pete Sampras en las semifinales, dominaba por dos sets. ¡°Y hab¨ªa conducido el partido hacia una situaci¨®n l¨ªmite para m¨ª¡±, precisa Corretja; ¡°adem¨¢s, Charlie hab¨ªa estado gan¨¢ndome durante todo el a?o... Pero entonces, en un momento dado pens¨¦: ostras, si tu ¨ªdolo fue capaz de hacerlo, ?por qu¨¦ no vas a poder hacerlo t¨²? Me agarr¨¦ a eso¡±.
El duelo se resolvi¨® a favor del barcelon¨¦s, que remont¨® (3-6, 3-6, 7-5, 6-3 y 7-5, en 4h 01m) y se convirti¨® en campe¨®n del Masters, el ¨²nico espa?ol junto a Manolo Orantes (1976). ¡°En esa ¨¦poca jug¨¢bamos con la pista de individual, sin los pasillos de dobles, y cuando yo ve¨ªa a Lendl en el Madison Square Garden tambi¨¦n jugaban de esa forma. De repente, todo coincid¨ªa. Mi sue?o se cumpli¨®¡±, cuenta Corretja, al que de ni?o le impactaban aquellas im¨¢genes televisivas con los rascacielos de Nueva York y la pista azulada del US Open; las sesiones nocturnas, el bullicio, la inmensidad de la Arthur Ashe¡ ¡°Y sobre todo Lendl pegando esos passings paralelos en carrera¡±, subraya el hombre que cuando era un cr¨ªo ten¨ªa ¨²nicamente un par de p¨®sters en la habitaci¨®n, sobre el cabecero de la cama: uno, claro, el de su ¨ªdolo, tenista p¨¦treo e impasible donde los haya, y el otro el del acad¨¦mico Stefan Edberg, fino estilista al que derrot¨® en 1994 en Indian¨¢polis.

Caprichos de la vida, la vida le cruz¨® con Lendl dos a?os antes, en Burdeos. ¡°Acced¨ª al top-100 y empec¨¦ a entrar en algunos torneos, y en uno de ellos me toc¨® contra ¨¦l. Yo ten¨ªa 18 a?os y no dejaba de darle vueltas en el vestuario. Era muy extra?o, porque llevaba a?os sigui¨¦ndolo y admir¨¢ndolo, de peque?o ten¨ªa su ropa y su raqueta de Adidas... ?Aquellas mu?equeras enormes! Se me puso la piel de gallina¡±, relata; ¡°iba caminando hacia la pista y de repente estaba enfrente de ¨¦l y pensaba: ?No puede ser, no puede ser! Nada m¨¢s empezar, ni la ve¨ªa pasar. Me clav¨® un passing brutal, de esos que hab¨ªa visto cientos de veces, y en lugar de encajarlo mal me dije: ?Qu¨¦ guay que tambi¨¦n haya podido hacerme esto a m¨ª!
En el Masters del 98, Moy¨¤ me llev¨® al l¨ªmite, as¨ª que me agarr¨¦ a su esp¨ªritu
El pulso concluy¨® 6-1 y 6-4. ¡°Y cuando acab¨® todo, llam¨¦ a mis padres y le dije a mi madre que quitara el p¨®ster de Lendl de la habitaci¨®n. Le dije: Mam¨¢, yo ya soy profesional y juego contra este tipo de jugadores, as¨ª que si quiero ganarles no debo idolatrarlos¡±, rememora Corretja, que en su etapa infantil ten¨ªa un d¨¦ficit de fuerza en la derecha que fue compensando al imitar la empu?adura de su rudo referente, quien defendi¨® el n¨²mero uno el circuito durante 270 semanas ¨Cpor detr¨¢s solo de Roger Federer (310), Sampras (286) y Novak Djokovic (282)¨C y elev¨® ocho majors.
¡°Intent¨¦ coger ese gesto, aunque realmente nunca he estado cerca de ¨¦l¡±, precisa, mientras comenta que tras ese encuentro del 92 en Francia el estadounidense (de origen checoslovaco) le reclamaba con asiduidad como hitting partner. ¡°Es un hombre de gesto duro y con una personalidad fort¨ªsima, pero tambi¨¦n con un profund¨ªsimo conocimiento de nuestro deporte y mucho m¨¢s sentido del humor de lo que parece¡±, concluye el catal¨¢n, que a lo largo de su carrera cubri¨® una horquilla dorada de oponentes y solo a?ora en el curr¨ªculo a Bj?rn Borg y McEnroe.
¡°He jugado contra Lendl, Edberg, Wilander, Becker, Courier, Agassi, Sampras, Nadal, Federer¡ ?Y hasta con Guillermo Vilas! Lo piensas y te dices: ?guau!¡±.
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