Los ¡®detectives¡¯ de LaLiga
Los directores de partido se empotran a diario en los entrenamientos de los equipos para vigilar que el protocolo se cumple a rajatabla
Dentro del estricto protocolo que todos los clubes de Primera y Segunda Divisi¨®n han adoptado en la vuelta a los entrenamientos, se ha colado un agente especial. Los directores de partido de LaLiga, que habitualmente acuden a los encuentros para garantizar el cumplimiento de las reglas, se han reconvertido en inspectores, vigilantes de que futbolistas y t¨¦cnicos cumplen las normas para minimizar el riesgo de contagio. Una vez iniciadas sesiones individuales, el suyo es el ¨²nico marcaje que se puede ver en una ciudad deportiva. Aunque, eso s¨ª, desde la distancia.
Fue ...
Dentro del estricto protocolo que todos los clubes de Primera y Segunda Divisi¨®n han adoptado en la vuelta a los entrenamientos, se ha colado un agente especial. Los directores de partido de LaLiga, que habitualmente acuden a los encuentros para garantizar el cumplimiento de las reglas, se han reconvertido en inspectores, vigilantes de que futbolistas y t¨¦cnicos cumplen las normas para minimizar el riesgo de contagio. Una vez iniciadas sesiones individuales, el suyo es el ¨²nico marcaje que se puede ver en una ciudad deportiva. Aunque, eso s¨ª, desde la distancia.
Fue Javier Aguirre, entrenador del Legan¨¦s, el que los puso en el foco al contar que el inspector que vigilaba el entrenamiento de su equipo prohibi¨® a un preparador f¨ªsico, Pol Lorente, usar un amplificador para dirigirse a los jugadores. ¡°Le dijeron que no pod¨ªa usar ese cacharro¡±, se quej¨® Aguirre, que tambi¨¦n reconoci¨® que su presencia cambia ¡°el d¨ªa a d¨ªa¡±. ¡°El hombre est¨¢ ah¨ª, hace su trabajo. Es muy majo, pero lo vigila todo¡±, zanj¨® el mexicano.
La versi¨®n del t¨¦cnico fue inmediatamente matizada por su propio club y LaLiga, que puntualiz¨® que el inspector solo recomend¨® a Lorente no utilizar ¡°expresiones malsonantes¡±, puesto que el entrenamiento se estaba grabando para distribuirlo a los medios.
¡°El otro d¨ªa se le pregunt¨® si pod¨ªamos poner m¨²sica, ya que los jugadores estaban haciendo ejercicios de resistencia en solitario y les ven¨ªa bien para animarse. Pusimos el rock¡¯n¡¯roll a tope y no nos dijo nada¡±, apuntan desde otro club de Primera. ¡°No se sienta en la grada y se pone a ver el entrenamiento. Se mueve por toda la instalaci¨®n, controla que todo est¨¢ en orden y resuelve dudas... Al que le haya tocado en Valdebebas tiene que estar haciendo unos cuantos kil¨®metros estos d¨ªas¡±, a?aden.
A cada uno de estos inspectores se les asign¨® uno de los 42 clubes. Una semana antes de iniciarse los entrenamientos ya estaban en las ciudades deportivas para asegurarse de que los procedimientos estaban en consonancia con el protocolo y estar al tanto de c¨®mo se iba a organizar la llegada de los futbolistas. Ahora, vestidos de traje y corbata, suponen el ¨²nico elemento extra?o en unas instalaciones convertidas en fortalezas y el nexo de uni¨®n entre la patronal y los equipos.
Advertencia inicial
¡°Est¨¢ como un polic¨ªa controlando que llevamos las mascarillas y los guantes, que todo se desinfecta cuando se usa o que guardamos las distancias, pero aporta de forma positiva. Tratamos de ayudar, porque para ellos estar todo el d¨ªa detr¨¢s de nosotros tampoco debe ser c¨®modo¡±, explica el miembro de un cuerpo t¨¦cnico. ¡°Hace un par de d¨ªas nos rega?¨® porque hubo un momento en el que estuvieron a punto de coincidir dos parejas dentro del gimnasio. Eso s¨ª le sent¨® mal, lo controla todo al m¨ªnimo detalle¡±, a?ade.
Entre los clubes hay consenso en valorar su figura, al que ven como una especie de cortafuegos para cualquier tentaci¨®n de avanzar m¨¢s r¨¢pido de lo que marca el protocolo. ¡°Al principio, ambas partes nos pod¨ªamos mirar con un poquito m¨¢s de recelo, pero ¨¦l ha podido ver que estamos concienciados para cumplir a rajatabla con todas las normas y nosotros vemos que est¨¢ para ayudarnos¡±, cuenta Martos, que reconoce que la situaci¨®n se ha normalizado con el paso de los d¨ªas. ¡°Ahora los chicos tienen confianza y le preguntan desde la distancia: ¡®oye, esto est¨¢ bien hecho as¨ª, ?no?¡¯ o ¡®?por qu¨¦ no puedo hacer esto¡±, comenta.
¡°Al llegar nos avis¨® de que, m¨¢s all¨¢ de que tengamos buena relaci¨®n, si hab¨ªa cualquier cosa negativa la iba a notificar¡±, comenta el jefe de los servicios m¨¦dicos de un conjunto de mitad de la tabla. ¡°Cuando el primer d¨ªa hicimos los test, que era algo nuevo para todos, nos retrasamos un poco. Como est¨¢bamos liados, el mismo inspector iba corriendo a llamar al futbolista que estaba esperando su turno en el coche. Si no fuera por el traje, parecer¨ªa uno m¨¢s, aunque tenemos clara su funci¨®n¡±, cuenta como an¨¦cdota.
Una funci¨®n que acaba de comenzar y que se alargar¨¢, por lo menos, hasta el retorno de la competici¨®n, cuando los inspectores dejen a un lado su nuevo rol para volver a su trabajo habitual, pero de la forma m¨¢s extra?a posible: con las gradas vac¨ªas.