Darle la vuelta al mundo

Cuando todo el mundo miraba hacia arriba, el viajero vasco Josu Iztueta decidi¨® mirar hacia abajo. Cuando escalar las monta?as m¨¢s altas del planeta se hab¨ªan convertido casi en una obligaci¨®n para cualquier aventurero, Iztueta traz¨® un mapa en el que se se?alaban el Valle de la Muerte, en Am¨¦rica del Norte; el lago Eyre, en Australia; la Laguna del Carb¨®n, en Am¨¦rica del Sur; el mar Caspio, en Europa; el mar Muerto, en Asia; y el lago Assal, en ?frica. Durante nueve meses, recorrer¨ªa las depresiones geogr¨¢ficas m¨¢s profundas de la Tierra.

Por aquel entonces ¡ªera el a?o 2000¡ª, el period...

Cuando todo el mundo miraba hacia arriba, el viajero vasco Josu Iztueta decidi¨® mirar hacia abajo. Cuando escalar las monta?as m¨¢s altas del planeta se hab¨ªan convertido casi en una obligaci¨®n para cualquier aventurero, Iztueta traz¨® un mapa en el que se se?alaban el Valle de la Muerte, en Am¨¦rica del Norte; el lago Eyre, en Australia; la Laguna del Carb¨®n, en Am¨¦rica del Sur; el mar Caspio, en Europa; el mar Muerto, en Asia; y el lago Assal, en ?frica. Durante nueve meses, recorrer¨ªa las depresiones geogr¨¢ficas m¨¢s profundas de la Tierra.

Por aquel entonces ¡ªera el a?o 2000¡ª, el periodista Ander Izagirre ten¨ªa 24 a?os. Son¨® el tel¨¦fono de su piso de estudiante. Era Iztueta. Ten¨ªa una oferta que hacerle: un viaje por el mundo de nueve meses junto a otras 10 personas, que tendr¨ªan que pagarse de su bolsillo pero para el que recibir¨ªan ¡°ropa, tiendas de campa?a, hornillos, rollos de diapositivas y hasta turrones de chocolate y mandarina¡± de algunas marcas. Dijo que s¨ª. ¡°Nunca he tomado una decisi¨®n tan r¨¢pida, tan clara, tan feliz¡±, asegura.

Las cr¨®nicas de aquel viaje se convirtieron, primero, en textos semanales para una revista y, despu¨¦s, en Los s¨®tanos del mundo, un libro que hoy reedita Libros del K.O., 15 a?os despu¨¦s de su primera edici¨®n, en Elea. A medida que relata el desarrollo de la expedici¨®n Pangea, va describiendo el paisanaje de los lugares, cuyas vidas ponen voz, cara y contexto al escenario. La primera p¨¢gina del libro destila lo que el lector se encontrar¨¢ a partir de ah¨ª: una observaci¨®n atenta, ilustrada y transparente de la realidad, con sus gafas como ¨²nica distancia con la realidad, con la empat¨ªa como motor y un ritmo que se mantiene p¨¢gina tras p¨¢gina.

Si el periodismo es informar, formar y entretener, Izagirre da una clase magistral en cada texto. Si, como dec¨ªa Ortega, sorprenderse es comenzar a entender, Izagirre lo entendi¨® pr¨¢cticamente todo de aquel viaje.