El d¨ªa que Nagelsmann inaugur¨® el futuro
El joven prodigio de los t¨¦cnicos alemanes, de 33 a?os, present¨® sus credenciales con el Leipzig destrozando al viejo r¨¦gimen con un global de 4-0 ante el Tottenham de Mourinho en octavos
El 19 de febrero en White Hart Lane se cruzaron dos entrenadores con pretensiones futuristas. En el banquillo del Tottenham el nuevo Jos¨¦ Mourinho, que a sus 57 a?os aseguraba haberse reinventado tras una crisis existencial. En el banquillo del Leipzig, el joven prodigio de la moderna escuela de entrenadores alemanes, Nagelsmann, de 33 a?os. El resultado fue inapelable: 4-0 a favor del Leipzig en el global de la eliminatoria de octavos (0-1 y 3-0).
Atormentado por la necesidad ¨ªntima de demostrar que segu¨ªa siendo una referencia mundial de la innovaci¨®n t¨¢ctica, Mourinho se reinvent¨® re...
El 19 de febrero en White Hart Lane se cruzaron dos entrenadores con pretensiones futuristas. En el banquillo del Tottenham el nuevo Jos¨¦ Mourinho, que a sus 57 a?os aseguraba haberse reinventado tras una crisis existencial. En el banquillo del Leipzig, el joven prodigio de la moderna escuela de entrenadores alemanes, Nagelsmann, de 33 a?os. El resultado fue inapelable: 4-0 a favor del Leipzig en el global de la eliminatoria de octavos (0-1 y 3-0).
Atormentado por la necesidad ¨ªntima de demostrar que segu¨ªa siendo una referencia mundial de la innovaci¨®n t¨¢ctica, Mourinho se reinvent¨® reafirm¨¢ndose en las ideas que hace dos d¨¦cadas le convirtieron en leyenda: esper¨® al Leipzig con el Tottenham metido en bloque bajo con dos l¨ªneas de cuatro, y Dele Alli con Moura descolgados. El mensaje a sus jugadores fue de contenci¨®n, de paciencia. Confi¨® en que el Leipzig ¡ªque no es un equipo sobrado de individualidades talentosas¡ª cometer¨ªa errores con el bal¨®n que permitir¨ªan reventarlo a la contra.
Si a sus jugadores Mourinho les pidi¨® tranquilidad, a los suyos Nagelsmann les pidi¨® que pisaran el acelerador. Schick, el nueve, baj¨® al mediocampo; Werner, el extremo, se desmarc¨® hacia el punto de penalti; Sabitzer y Nkunku, los volantes ofensivos, giraron por todo el frente de ataque desde las bandas al ¨¢rea de Lloris; y los laterales, Mukiele y Angeli?o aparecieron simult¨¢neamente arriba, abiertos como extremos o cerr¨¢ndose como interiores. Cuando perd¨ªan la pelota, contra la predicci¨®n de Mourinho, dos de los tres centrales y el pivote defensivo saltaban a la presi¨®n. No les import¨® dejar atr¨¢s a un solo central en inferioridad contra Alli y Moura. De todos modos, ni la olieron.
Desencajadas por la falta de referencias, las l¨ªneas de contenci¨®n del Tottenham saltaron por los aires. El Leipzig no se fue al descanso con un 0-3 a favor porque sus futbolistas no est¨¢n ni en el primer ni en el segundo escal¨®n de la pir¨¢mide jer¨¢rquica. Porque les falta nivel, o porque son muy j¨®venes. Es un equipo en progresi¨®n que juega por encima de sus posibilidades t¨¦cnicas gracias al trabajo de un entrenador capaz de hacer de cada transici¨®n una coreograf¨ªa tan sincronizada como compleja cuyo fin es que futbolistas de rango medio puedan llegar al ¨²ltimo tercio de cancha con espacio y tiempo para tocar y decidir. No tienen un messi pero el caos que provocaron colectivamente fue tan dif¨ªcil de interpretar que el Tottenham se pas¨® los 180 minutos de eliminatoria sin comprender nada.
Creado hace solo 11 a?os, el novel Leipzig lider¨® la Bundesliga el pasado invierno, a expensas del Bayern. Pero despu¨¦s del confinamiento forzado por la pandemia el equipo perdi¨® empuje. Ah¨ª est¨¢ su punto d¨¦bil. El modelo de Nagelsmann es imparable en pleno vuelo pero para ajustarse necesita tiempo y, sobre todo, un ritmo endiablado que solo se alcanza con continuidad. ¡°La falta de entrenamiento no mejora a los jugadores¡±, dijo el t¨¦cnico en The Athletic. ¡°Las cosas que trabajamos tan bien sin la pelota, que hac¨ªamos sin pensar en los partidos antes del confinamiento, dejaron de hacerse despu¨¦s. Nos aferramos a nuestros viejos patrones, enfoc¨¢ndonos en la presi¨®n y en la presi¨®n tras p¨¦rdida. Pero para que todos esos elementos se integren y fluyan en el juego necesitas una frescura f¨ªsica m¨¢xima, y eso no lo tuvimos¡±.
El juego que hizo grande a Mourinho ¡ªel de las defensas cerradas frente a los ataques sin control del viejo f¨²tbol brit¨¢nico o los ataques controlados del viejo calcio¡ª parece obsoleto ante la nueva ola. Primero, por la irrupci¨®n de Guardiola y, tras ¨¦l, por la aparici¨®n de una inquieta cofrad¨ªa de t¨¦cnicos alemanes como Klopp, Tuchel o Nagelsmann. Todos embarcados en una causa com¨²n: dar respuesta al problema de la falta de espacios en el ¨²ltimo cuarto de campo cuando un equipo ataca y otro se defiende en su ¨¢rea y se amontonan hasta 21 hombres en 50x50 metros. Algo de lo que puede suceder esta noche si el Atl¨¦tico hace lo que suele hacer el Atl¨¦tico.
¡±No creo que salgan nunca a meter cuatro o cinco goles¡±, dice Nagelsmann, se?alando a su rival en Lisboa. ¡°El 1-0 para ellos es absolutamente suficiente. El Tottenham se comport¨® de forma similar al Atl¨¦tico y lo hicimos realmente bien. Yo estoy convencido de que podemos hacerlo bien otra vez¡±.
Julian Nagelsmann quiere ser el futuro. Aunque el pasado se empe?e en darle caza, esta noche, en forma de Cholo Simeone.