Di Mar¨ªa se adue?a del escenario de las estrellas
Neymar conecta el mediocampo del PSG y el argentino mete un gol y da los otros dos. "Vine al PSG para hacer historia", dijo el zurdo, "Aqu¨ª en Lisboa ya gan¨¦ la Champions con el Madrid"
Julian Nagelsmann estren¨® un sorprendente traje estampado de tonos platinados, se?al de la importancia que se atribuye este peculiar t¨¦cnico en todo lo que hace su juvenil Leipzig. La c¨¢mara le enfocaba y su expresi¨®n era de contrariedad y cierto estupor, como si, embargado por el afeite no hubiera previsto que le esperar¨ªan con un ca?¨®n cargado. Qu¨¦ grande debi¨® de parecerle Upamecano, su brillante central, cuando nadie presionaba a su mediocampo, y qu¨¦ fr¨¢gil que debi¨® de parecerle toda la estructura contra un rival decidido a cortarle las l¨ªneas de pase. Fue la diferencia manifiesta entre c...
Julian Nagelsmann estren¨® un sorprendente traje estampado de tonos platinados, se?al de la importancia que se atribuye este peculiar t¨¦cnico en todo lo que hace su juvenil Leipzig. La c¨¢mara le enfocaba y su expresi¨®n era de contrariedad y cierto estupor, como si, embargado por el afeite no hubiera previsto que le esperar¨ªan con un ca?¨®n cargado. Qu¨¦ grande debi¨® de parecerle Upamecano, su brillante central, cuando nadie presionaba a su mediocampo, y qu¨¦ fr¨¢gil que debi¨® de parecerle toda la estructura contra un rival decidido a cortarle las l¨ªneas de pase. Fue la diferencia manifiesta entre confrontar a Simeone y a Tuchel, entre un rival que prefiere esperar y otro con ¨®rdenes de invadir. Esto hizo el PSG, dominador de la semifinal de principio a fin en una actuaci¨®n que, por encima de las grandes figuras, elev¨® a ?ngel di Mar¨ªa, incombustible competidor a sus 32 a?os, protagonista para presionar, pasar y rematar.
El argentino fue el hombre m¨¢s decisivo del partido. Por encima del intermitente Mbapp¨¦ y el din¨¢mico Neymar. Asalt¨® un escenario que no parec¨ªa destinado a su lucimiento. Sin practicar un juego de traje de luces, sino el viejo f¨²tbol de toda la vida, con dosis de potrero, algo de picard¨ªa y mucha pasi¨®n.
El Paris Saint-Germain alcanz¨® la primera final de la Copa de Europa en su historia. Se trata de un hito que sus due?os catar¨ªes persegu¨ªan con determinaci¨®n desde que compraron el club en 2011. Gran parte del salto se lo deber¨¢n a Di Mar¨ªa, por quien pagaron algo m¨¢s de 60 millones de euros en 2015. Apenas una cuarta parte de lo que desembolsaron por Neymar o por Mbapp¨¦, dos de los cinco futbolistas m¨¢s dotados del planeta. Dos estrellas que no siempre han puesto su alma al servicio del equipo, algo que Di Mar¨ªa hace a la m¨ªnima. El argentino no empe?a energ¨ªas en trajes ni en fiestas de cumplea?os porque experimenta su carrera como una larga fiebre que solo se cura corriendo para tener la pelota otra vez en sus pies.
¡°Quer¨ªamos quedar en la historia del club¡±, dijo Di Mar¨ªa, tras el partido; ¡°y yo llegu¨¦ al PSG para hacer historia. Jugamos al cien por cien. Sab¨ªamos que si sal¨ªamos con toda la energ¨ªa, con las ganas de llegar a una final, lo lograr¨ªamos. Salimos desde el primer minuto a comernos al Leipzig. Con el Real gan¨¦ la Champions aqu¨ª en Lisboa, en 2014, y conservo buenas sensaciones de eso. Pero lo m¨¢s fuerte que tenemos en este PSG es el grupo. Juegue quien juegue, los que est¨¢n en el banco siempre sonr¨ªen¡±.
Tuchel tam bi¨¦n destac¨® esa uni¨®n como la clave del ¨¦xito de un equipo que llevaba a?os embargado por los peque?os litigios internos. El campo revel¨® algo de eso. Arropado por el esfuerzo de Di Mar¨ªa, Herrera, Marquinhos y Paredes, se vio al mejor Neymar en mucho tiempo. El mediapunta fue el v¨¦rtice de todos los tri¨¢ngulos. El hombre imprescindible para que Marquinhos y Paredes, los r¨ªgidos mediocentros, pudieran articular pases que significaran avances en un mediocampo atestado de rivales inquietos. Buscando la pelota con valent¨ªa, Neymar se vivific¨® cada vez que le pegaron y cuanto m¨¢s le buscaron m¨¢s insisti¨®. De una falta que le hizo Laimer en el lateral del ¨¢rea vino el 1-0. La puso Di Mar¨ªa con una rosca violenta y Marquinhos la cabece¨® a la red.
El 2-0 comenz¨® por el trabajo sordo de Di Mar¨ªa. El hombre presion¨® al portero, Gulasci, y provoc¨® una salida en falso. Un pase a Paredes, que se escor¨® y centr¨®. Burlado Upamecano por una finta de Neymar, que amag¨® el disparo, la pelota acab¨® en el Fideo, que dispar¨® a bocajarro.
El 3-0, de nuevo, fue producto del empe?o de Di Mar¨ªa, que en lugar de dar una pelota por perdida, en una jugada sucia, insisti¨®. Forz¨® una acci¨®n que normalmente los jugadores abandonan. Rob¨® en la izquierda, sorprendi¨® a Mukiele, meti¨® el centro, y Bernat lo empuj¨®.
El PSG decidi¨® con sus individualidades. Pero no con todas. Si la noche expuso el reverso fr¨ªvolo de Mbapp¨¦, apareci¨® Neymar para romper y Di Mar¨ªa para matar. El Estadio da Luz, recinto que le vio jugar con el Benfica, donde luego levant¨® la D¨¦cima con el Madrid</CF> despu¨¦s de un partido heroico, fue el testigo vac¨ªo de su pen¨²ltima batalla.