El Tour, como si no hubiera ma?ana
La ronda gala m¨¢s incierta y excepcional parte este s¨¢bado de Niza, zona roja de covid-19, entre medidas sanitarias: un equipo con dos test PCR positivos en siete d¨ªas ser¨¢ expulsado
Podr¨ªa aparecer por Niza chillona, calurosa y humid¨ªsima, Salvatore, el fraile hereje del Nombre de la rosa, gritando su penitenziagite, arrepent¨ªos, el fin del mundo est¨¢ ya aqu¨ª, y a nadie le extra?ar¨ªa. As¨ª est¨¢ el pelot¨®n, encerrado y agitado por la tremenda certidumbre de la fugacidad de la vida a dos d¨ªas del comienzo del Tour m¨¢s tard¨ªo (dos meses m¨¢s tarde de sus habituales tres semanas en julio), excepcional e inaprensible. Como la vida, claro.
Los periodistas se sienten extra?os entre s¨ª, irreconocibles por las mascarillas, alejados de los ciclistas, tristes. Y e...
Podr¨ªa aparecer por Niza chillona, calurosa y humid¨ªsima, Salvatore, el fraile hereje del Nombre de la rosa, gritando su penitenziagite, arrepent¨ªos, el fin del mundo est¨¢ ya aqu¨ª, y a nadie le extra?ar¨ªa. As¨ª est¨¢ el pelot¨®n, encerrado y agitado por la tremenda certidumbre de la fugacidad de la vida a dos d¨ªas del comienzo del Tour m¨¢s tard¨ªo (dos meses m¨¢s tarde de sus habituales tres semanas en julio), excepcional e inaprensible. Como la vida, claro.
Los periodistas se sienten extra?os entre s¨ª, irreconocibles por las mascarillas, alejados de los ciclistas, tristes. Y en la sala de prensa no est¨¢n ni Raymond Poulidor ni Gianni Mura, presencia constante en el Tour durante d¨¦cadas, a quienes la muerte les ahorr¨® vivir estos d¨ªas inciertos, y su ausencia duele m¨¢s. Los fot¨®grafos, ellos, se consuelan pensando que un Tour en septiembre, la luz de la cercan¨ªa del oto?o, las sombras tremendas, les abrir¨¢ a posibilidades art¨ªsticas que el duro sol de julio les negaba.
Y nadie parece saber c¨®mo agarrar una carrera que se disputar¨¢ como se ha disputado el ciclismo desde su regreso en agosto tras el par¨®n de la pandemia, como si cada d¨ªa fuera el ¨²ltimo, como si todos creyeran que el sol no saldr¨¢ el d¨ªa siguiente.
¡°Como si no hubiera ma?ana, y esa frase ya no es una figura literaria, sino pura realidad¡±, dice Eusebio Unzue, el jefe del Movistar, quien, como los restantes equipos, alinear¨¢ a toda su artiller¨ªa, incluido Marc Soler, quien en un principio estaba reservado para correr el Giro, que comienza el 3 de octubre. ¡°Y me llamaron del Giro a preguntarme que por qu¨¦ no lo reservaba, y les dije, y entendieron, que qui¨¦n sabe si habr¨¢ Giro tal y como avanza de nuevo la covid-19, y qui¨¦n sabe cu¨¢ntas etapas aguantar¨¢ el Tour. ?Llegar¨¢ a Par¨ªs?¡±.
Pocas horas m¨¢s tarde, Jos¨¦ Castex, el primer ministro franc¨¦s, inclu¨ªa en la lista de departamentos considerados zona roja de coronavirus el de los Alpes mar¨ªtimos, provincia de la que Niza es la capital, y su prefecto anunciaba que se limitar¨¢ al m¨¢ximo el acceso del p¨²blico a los varios puertos que el Tour recorrer¨¢ el s¨¢bado y domingo en las dos primeras etapas. Y los corredores pasar¨¢n ante ellos como si esa etapa, la primera, la segunda, fuera la ¨²ltima oportunidad de su vida para destacar y firmar un nuevo contrato, y hay equipos, como el CCC, que desaparecer¨¢n y sus corredores buscan equipo, y hay equipos que limitar¨¢n sus plantillas en un 2021 de mayor incertidumbre a¨²n. Y el domingo el Tour se mete por el Turini y las carreteras imposibles y peligrosas del rally de Montecarlo.
Los 22 equipos y los miles de personas que mueve diariamente la organizaci¨®n del Tour ya viv¨ªan desde el martes en su propia zona roja de seguridad extrema, o burbuja de burbujas, como la nueva normalidad obliga a designar a un pelot¨®n enjaulado, alejado de cualquier contacto hasta con su familia pr¨¢cticamente desde la primera semana de agosto, desde la Dauphin¨¦, y la soledad aumenta el estr¨¦s aunque todos quieran creer que el tiempo ha pasado sin darse cuenta.
El mi¨¦rcoles todos se sometieron al segundo PCR previo al comienzo, y la descarga el¨¦ctrica m¨ªnima que los bastoncitos de toma de muestras provocan en sus fosas nasales hace que ya empiece a haber diferencias entre los corredores, entre los que se quejan de la molestia y los que aprecian el momento de micromasoquismo que les proporciona. El personal queda limitado a 30 personas por equipo (ocho ciclistas m¨¢s 22 entre directores, m¨¦dicos, cocineros, conductores, auxiliares, preparadores¡) que deber¨¢n vivir aislados del resto de los equipos, en hoteles diferentes, en comedores propios. Y los periodistas, pocos y a tres metros de distancia como poco, y tan prohibidos en los hoteles de los equipos que por primera vez en su historia el Tour ni ha hecho p¨²blico d¨®nde se aloja cada uno. ¡°Pero, claro, los hoteles no est¨¢n cerrados al Tour, y nos encontramos con clientes que respetan, o no, las normas sanitarias, la distancia, la mascarilla, el lavado de manos¡±, a?ade Unzue. ¡°As¨ª que todas las precauciones que tomemos nosotros, y ni siquiera cogemos el ascensor, pueden no valernos para nada. Y las burbujas, claro, se disuelven diariamente en el pelot¨®n, 176 corredores mezclados¡¡±. Y el Tour ha avisado: dos PCR positivos en un mismo equipo en un plazo de siete d¨ªas har¨¢ suponer que el virus est¨¢ activo en esa burbuja, que ser¨¢ obligada a retirarse.