Contrapi¨¦ de Andersen en el d¨ªa del recuerdo y el miedo en el Tour
Victoria del dan¨¦s del Sunweb en Lyon, donde, tras una etapa veloz tranquila y loca, la ¡®grande boucle¡¯, siempre liderada por Roglic, repasa el pasado y desespera del futuro
El Tour regresa al padre R¨®dano, y en sus muelles de Lyon, un hermoso contrapi¨¦ a dos kil¨®metros da la victoria a un rodador dan¨¦s, Soren Kragh Andersen, que zanja para su Sunweb la guerra del verde entre los enemigos ¨ªntimos del Bora de Sagan y el Deceuninck de Bennett.
Los buenos llevan mayordomo que les meten en la fuga para no cansarse mucho cogi¨¦ndola; los sprinters ya no solo usan al equipo para los ¨²ltimos metros sino tambi¨¦n para pillar puntos en la caza del maillot verde, y los contrapi¨¦s ya no son fruto del ...
El Tour regresa al padre R¨®dano, y en sus muelles de Lyon, un hermoso contrapi¨¦ a dos kil¨®metros da la victoria a un rodador dan¨¦s, Soren Kragh Andersen, que zanja para su Sunweb la guerra del verde entre los enemigos ¨ªntimos del Bora de Sagan y el Deceuninck de Bennett.
Los buenos llevan mayordomo que les meten en la fuga para no cansarse mucho cogi¨¦ndola; los sprinters ya no solo usan al equipo para los ¨²ltimos metros sino tambi¨¦n para pillar puntos en la caza del maillot verde, y los contrapi¨¦s ya no son fruto del instinto y de la clase de los cracks, sino resultado de un trabajo en equipo para el que el Sunweb precisa de dos corredores que ataquen en las cuestas enrevesadas de las lomas de Lyon antes de que en el ¨²ltimo par¨®n del pelot¨®n para tomar aire salte su dan¨¦s Kragh Andersen.
La banana mec¨¢nica del Jumbo no son la ¨²nica fuerza colectiva en un Tour en el que la manada de lobos (denominaci¨®n oficial del Deceuninck) acompa?a permanentemente a su sprinter Sam Bennett, quien acostumbra a descolgarse en todos los repechos, y todos lloran juntos emocionados y se abrazan cuando logran llegar con el control abierto en las etapas m¨¢s duras. Y su caballo loco, R¨¦mi Cavagna, franc¨¦s de Clermont Ferrand que durmi¨® a nada de su casa, lo mismo tira a 60 por hora el viernes con Alaphilippe en el bolsillo para llevar al jefe a la fuga de la que sali¨® el ganador del Puy Mary, que al d¨ªa siguiente tira a 60 por hora m¨¢s kil¨®metros a¨²n, y ni siquiera tiene tiempo de coger el avituallamiento, para intentar, in¨²tilmente enlazar a Bennett.
En la batalla por el verde, la lucha entre Sagan, que busca su octavo t¨ªtulo, y Bennett por el maillot de los puntos convierte etapas de respiro, como la traves¨ªa del Puy de D?me al R¨®dano a trav¨¦s del Loira, en locura de velocidad sin respiro. Los del Bora de Sagan, que se autodenominan hermanos de sangre (band of brothers, como la serie de Spielberg) forzaron la marcha en el col del B¨¦al, un segunda con el que no pod¨ªa Bennett hasta dejarla lejos, pero ni por esas pudo Sagan ganar m¨¢s puntos en la llegada que los de un cuarto puesto ¡ª"el mejor puesto que he podido", dijo¡ª, quiz¨¢s entre otras cosas porque el ataque de su compa?ero K?mna para desarmar a los rivales no fue sino un favor que le hicieron a los Sunweb de Benoot, Hirschi y Andersen, quienes simplemente se llaman amigos.
El d¨ªa tan veloz (43,406 kil¨®metros por hora de media, viento de cara, y el pelot¨®n muchas veces tan enfilado como una cuerda de bramante a punto de romperse), loco y tranquilo por el verde Forez algunos favoritos repasan el pasado para desesperar del futuro. Egan, claro, que en la ¨²ltima cuesta se lanz¨® en ataque como si fuera el Tourmalet, y no un repechito conocido en Lyon como la subida de las eses. ¡°Necesitaba sentirme en carrera¡±, dijo el colombiano, r¨¢pidamente controlado por el Jumbo y Roglic casi en persona. Era otro Egan. No el del viernes.
Terminada la etapa en la cima del volc¨¢n Puy Mary, Egan tom¨® aire, lo que le cost¨® un rato, y dijo: ¡°Estoy m¨¢s fuerte que nunca, tengo mejores n¨²meros que el a?o pasado [n¨²meros son vatios por kilo, principalmente] y me han superado. No estoy mal, sencillamente ellos est¨¢n m¨¢s fuertes¡±. Ellos son la pareja de moda, los eslovenos Roglic y Pogacar, los mismos que secuestraron la Vuelta hace justo un a?o, que en dos kil¨®metros infernales, un muro pegajoso, han sacado 38s al considerado mejor escalador del mundo. Varios cientos de kil¨®metros m¨¢s al sur, en monta?as parecidas, los Abruzos de las Marcas italianas, Geraint Thomas, en plenitud de forma, pelea por una victoria a su alcance en la Tirreno-Adri¨¢tico, menos de un mes despu¨¦s de una Dauphin¨¦ en la que rozaba el fuera de control cotidiano.
Tan mala parec¨ªa la forma del gal¨¦s, ganador del Tour del 18 y segundo en el 19, que fue apeado a ¨²ltima hora del equipo Tour. ¡°Pero estoy bien, muy bien¡±, declar¨® el mi¨¦rcoles a La Gazzetta dello Sport. ¡°No quer¨ªa ir al Tour para ser hombre de equipo. Ya tengo una edad y derecho a correr para divertirme, para buscar objetivos propios¡±. Y uno de ellos, evidentemente, no era ayudar a Egan a ganar su segundo Tour.
Todo era m¨¢s sencillo entonces, el pron¨®stico y la victoria, cuando el Sky-Ineos era el equipo m¨¢s fuerte, exageradamente m¨¢s fuerte, y para ganar el Tour bastaba resolver con soltura y cierta fuerza el juego de tronos interno. As¨ª, Wiggins, una vez frenado Froome, m¨¢s fuerte, en 2012; as¨ª Froome, cuatro veces, una de ellas frenando a Landa, muy fuerte; as¨ª Thomas, en 2018, compinchado con su amigo Froome, tercero, y as¨ª Egan, en 2019, con el pl¨¢cet de Thomas. Por eso, dando entonces por sentado que el Ineos y sus granaderos seguir¨ªa siendo intocablemente el patr¨®n del Tour in s¨¦cula seculorum, pues su presupuesto sigue siendo inagotable, pocos dudaban, dada la calidad y el talento de Egan, que aquel no era sino el inicio de una larga serie de victorias del ni?o maravilla de Zipaquir¨¢.
En 2020, no solo el Sky-Ineos no es tan fuerte como en la d¨¦cada en la que gan¨® siete de los ocho Tours entre 2012 y 2019, sino que a la sombra de su envejecimiento, otro equipo, el Jumbo ha ido transform¨¢ndose en banana mec¨¢nica, una fuerza colectiva terror¨ªfica que podr¨ªa hacer palidecer, incluso, al mejor Sky del Froome dorado.
Para ganar el Tour, Egan debe no solo ser el que manda en el Ineos, parte de la proposici¨®n que ya ha cumplido aunque quiz¨¢s a un precio demasiado alto, sino que tiene que abrir una brecha en el Jumbo, aislar a Roglic, el fabuloso escalador de la boca cerrada, y dejarle clavado en la monta?a. Y, vistas las dos primeras semanas del Tour, parece una tarea descomunal hasta para el ciclista con m¨¢s talento.
Con el equipo en formaci¨®n de ataque en monta?a, dirigida desde el coche por Xabier Zandio, el navarro que mejor trabajaba con Nico Portal, el fallecido director, el Ineos se lanz¨® en el N¨¦ronne, el muro anterior al gran volc¨¢n, a una aceleraci¨®n para preparar un ataque de Egan. Y sufri¨® la misma suerte que corr¨ªan quienes anta?o intentaban desmoronar la roca gran¨ªtica del mismo Ineos que el pobre Egan, quien s¨²bitamente se vio solo ante toda la fortaleza Jumbo y su aliado Pogacar. El destino es duro, asume el colombiano, que, pasado el d¨ªa del Grand Colombier, tambi¨¦n favorable, en cierta manera, a la banana mec¨¢nica y amigos ¡ª"ser¨¢ un d¨ªa de control", advierte Roglic, siempre serio¡ª, espera la llegada el mi¨¦rcoles de los grandes Alpes y sus cimas por encima de los 2.000m, la altura en la que se multiplica su fuerza: la Madeleine y, sobre todo, el final en el interminable y debutante col de La Loze por encima de M¨¦ribel (2.304 metros, 21,5 kil¨®metros al 7,8% y un muro final de cuatro kil¨®metros con pasos al 18% y al 24%), la subida m¨¢s dura del Tour, la esperanza de un hombre solo contra un equipo.